Tratamiento mediático del proyecto San Jorge. Tendencioso, vergonzoso, mentiroso y dañino o dañino y vergonzoso por mentiroso y tendencioso. ¿No se enteraron o pretenden ocultarlo?

Revisen su propia documentación y verán:

 

La minería y específicamente el tratamiento de la Declaración de Impacto Ambiental de San Jorge es el tema más tratado y participado  de Mendoza, a excepción de la ley de ordenamiento territorial, que entre otras cosas  se demoró porque también incluyó con fuerza la minería y el agua.

La discusión se inició y se mantiene en las calles y en asambleas de vecinos desde el 2003, pero arrastrados por estas involucró a los partidos políticos,  agrupaciones barriales, sectores académicos, a las universidades, los ámbitos científicos, gremios, grupos  estudiantiles, círculos empresariales,  la Dirección General de Escuelas,  la Iglesia Católica, las comunidades originarias y hasta en la cultura  mendocina, ese lugar profundo donde solo prenden y echan raíces los temas que hacen vibrar el alma.

Pasó por muchísimas etapas de participación y evaluación: petitorios y reclamos  vecinales con miles y miles de firmas, manifestaciones en ruta, ayunos, acampes; denuncias e investigaciones administrativas y judiciales ( vergonzosas porque nunca se resolvió el tema de fondo), foros y charlas en toda la provincia,  por la evaluación de organismos independientes involucrados según lo dispuesto por la ley 7722 y por la municipalidad de Las Heras en sus informes sectoriales, por el cuestionamiento de otros municipios  que debieron y no fueron consultados, por la evaluación de la Comisión Interdisciplinaria de Evaluación Ambiental Minera (representada mayoritariamente  por funcionarios subordinados al sector pro minero),  por la evaluación y crítica del Consejo Provincial del Ambiente (con dos dictámenes contradictorios), paso la etapas de consulta pública con una cantidad de opiniones y objeciones no contestadas jamás vista  en Mendoza, por  una audiencia pública histórica y multitudinaria con cientos de oradores.

Aunque se sostenga  que se rechaza solo por cuestiones ambientales, la verdad es que el proyecto se logró poner en debate desde lo formal y administrativo, pasando por  lo social, lo económico, lo técnico, lo ideológico, lo político, lo ético religioso y el marco legal y regulatorio.
¿Poca participación y discusión? Después de este proceso de tres años, una vez redactada la DIA,  ya en la legislatura,  pasaron  casi seis meses más de debate en un plenario de cinco comisiones legislativas  (histórico, jamás visto, jamás soñado)   en los que con toda la documentación en la mano, se permitió la expresión los sectores pro  y contra mineros ante el permanente seguimiento de la comunidad.

¿Poco debate, poca seriedad, rechazo sin razones?

Más de 140 objeciones formales,  técnicas, ambientales y éticas graves, muchas de las cuales  rayan lo delictivo, y masivas, sucesivas y crecientes (en cantidad y rigurosidad) manifestaciones populares son evaluadas por periodistas y empresarios claramente interesados en la actividad como  tema resuelto con poca participación y evaluación seria.

Señores, revisen la historia,  verán que nunca un tema mantuvo mayor debate y por tanto tiempo como el tema minero y nunca la legislatura mantuvo, por la vigilia de la comunidad, tan cuidadoso debate como en este caso.  El proceso ha sido histórico y marca un hito sin antecedentes de participación y compromiso en los que la sociedad, especialmente los jóvenes,  obligaron a los sectores mediáticos y  políticos a mantener en agenda permanente un tema  que se prefería tratar entre pasillos, sillones y sospechas de billeteras.

El proyecto San Jorge y la minería metalífera han sido debatidos y rechazados por la comunidad mendocina y la legislatura se vió forzada a ratificar la voluntad popular largamente expresada. Los sectores afines a la actividad y algunos funcionarios no pudieron  justificar sus mediocres razones y deberían responder judicialmente por su falsedad y mediocridad  en documentación pública presentada.  Ciudadanos comunes y  aportes académicos y científicos desbarataron todo un proceso seudo científico y comunicacional  con el que se pretendió justificar socialmente un proyecto y una actividad dañina cada vez más cuestionada y  rechazada en todo el mundo.

Los sectores pro mineros perdieron la pulseada por su propia incapacidad, por menospreciar a la comunidad y porque sus argumentos  son falsos.

¿Poca seriedad?

Poco serio seria aprobar una actividad  tan largamente cuestionada por los dueños de los recursos que se pretende explotar y  con tantas objeciones. Se rechazó porque es  malo, porque no sirve, porque no conviene a Mendoza.

Y el debate debe continuar, no solo porque  hay que terminar de tirar las leyes  mineras  que permiten y fomentan  el despojo sino porque es verdad que existe una enorme e invaluable riqueza común  en nuestra cordillera que debe ser inteligente y responsablemente administrada y nos debemos el debate y el compromiso social. Falta mucho por hacer. Y no me refiero al mineral. Me refiero al agua.

Daniel Funes – Orgullosamente: un vecino de a pie.