Hasta el año pasado, el carrusel de la vendimia mendocina constaba casi exclusivamente del paso de carrozas diseñadas por cada uno de los Municipios de la provincia. Como siempre, en cada carro la reina del departamento saluda y sonríe al público, arroja a la gente racimos de uva, manzanas o la fruta que es propia de su región. Reinas rubias de ojos claros, morochas curvilíneas generan diversas adhesiones del público a su paso por las calles de la ciudad.
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Por Coordinadora por el Agua y los Bienes Comunes
05/03/2011. Pero este año las “reinas” que precedieron al carrusel fueron muy diferentes: dos enormes muñecas, de casi dos metros de alto, presidieron la manifestación (eran cargadas sobre los hombros de varios portantes, lo que les deba una altura de casi 4 metros). Una representaba a la “reina” de la megaminería contaminante: su cabeza era una calavera, su vestimenta era negra y de sus orejas y de su cuello colgaban gruesas joyas de oro. Ella encarnaba la Muerte que trae consigo la minería a cielo abierto (esta vez representada por la Minera San Jorge, que se quiere establecer en Uspallata en plena cordillera mendocina).
La otra “reina” era una enorme muñeca de rostro bondadoso, vestida de alegres colores: ella encarnaba la Vida. Era la Pachamama, la Madre Tierra que brinda los frutos, el agua, todo lo que la buena Naturaleza le da a los hombres para su sustento y buen uso.
Es que esta vez el Carrusel de la Vendimia tuvo una característica muy diferente. Porque inmediatamente antes del carrusel, se manifestó el pueblo mendocino en contra de la minería contaminante: asambleas ciudadanas venidas hasta de los departamentos más alejados de la provincia, centros de estudiantes, organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos, además de gente que no pertenecía a ninguno de los anteriores colectivos pero que se sintió convocada a manifestarse en ese verdadero clamor popular. Es que la gente ya ha probado todas las formas de expresar su rechazo: en la Audiencia Pública de Uspallata (donde casi el 80 % manifestó que no quiere ni a esta megaminera ni a ninguna otra), cartas al lector, manifestaciones, innumerables cortes de ruta en toda la provincia, notas, entrevistas y toda forma que se presente para manifestar siempre lo mismo: no queremos ser otro Andalgalá, no queremos copiar el modelo extractivista y contaminante de nuestro vecino San Juan.
Los medios de comunicación calculan que entre 7.000 y 8.000 personas desfilaron en la multitudinaria Marcha, haciendo sentir su rechazo a la entrada en Mendoza de la minería contaminante. Esto representaría el doble de gente de la movida anterior, cuando la gente tomó la Legislatura el 22 de febrero.
Los cánticos se repetían: “el agua de Mendoza/ no se negocia”, “sí a la vida/ no a la minería”. Y un párrafo aparte merece el público, que coreaba las consignas, aplaudía a los manifestantes o a una pancarta en particular. Con los pulgares para arriba en señal de aprobación, jóvenes, viejos, niños, se sentían parte de esos miles de personas que en esa soleada mañana caminaban cuadras y cuadras expresando el sentir de un pueblo. Y el pueblo fue uno solo, público y manifestantes, fundiéndose en un solo latir, aunándose en un solo grito, fundiéndose en esos cánticos, en esa Pachamama que precedía el carrusel con sus manos pródigas y su rostro bondadoso. Y ese grito era: NO A SAN JORGE, no a la megaminería saqueante, secante, contaminante; no a la megaminería transnacional que compra conciencias, funcionarios, jueces, periodistas y medios de comunicación.
Casi hacia el final de los manifestantes, el cineasta y diputado nacional “Pino” Solanas sorprendía con su presencia tanto al público como a los periodistas, que se disputaban su opinión sobre la Marcha por el Agua. Es que Solanas, cineasta de profesión, ha hecho varias películas sobre la megaminería contaminante y sobre la defensa de los bienes comunes, documentales que han sido usados por decenas de docentes para enseñarles a sus alumnos sobre los peligros de la minería a cielo abierto y para generar conciencia sobre la necesidad del cuidado de los recursos naturales.
Raquel Blas, titular de ATE y reciente Secretaria General de la CTA, también marchó junto a los mendocinos en su clamor contra la minera.
El gobernador Jaque también estuvo “presente”, aunque esta vez encarnado en un actor. Éste, que tenía una enorme máscara que caricaturizaba al titular del Ejecutivo, era seguido por un séquito de seguidores que se encargaba de hacerle la venia a cada instante. Es de aclarar que este gobernador está violando la ley al aprobar la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) y al haberla mandando para su aprobación definitiva a la Legislatura Provincial. Esto es una clara violación a la Ley 7722, que prohibe el uso de sustancias contaminantes en la minería (para sacar cobre, San Jorge usará xantato, elemento que genera constantemente un poderosísimo neurotóxico casi igual de peligroso que el cianuro). También debemos informar que hasta ahora ningún juez ha manifestado su intención de castigar estas acciones del gobernador, e incluso el presidente de la Suprema Corte de Justicia se ha mostrado “sumamente molesto” por los muy promocionados pero nunca existentes “destrozos” que los manifestantes habrían hecho el día que tomaron la Legislatura. (De los destrozos y daños que San Jorge sí haría en nuestra cordillera y en nuestra salud, por supuesto ni una palabra).
En el palco oficial, donde debía estar el gobernador, además de la presidenta de la Nación, funcionarios provinciales e invitados varios, no asomó nadie: los políticos brillaron por su ausencia. Es que ninguno se animaba a dar la cara ante el reclamo y las pancartas que “cantaban” tantas verdades.
La Marcha zigzagueó por las principales calles de la ciudad, siempre coreada y aplaudida por la gente, hasta llegar a Plaza España, donde se procedió a la desconcentración en completo orden. No obstante, cuando casi todos ya se habían marchado, un grupo de jóvenes continuó un rato bailando al son de los sikuris y a una murga que seguía batiendo los parches con entusiasmo. Es que era demasiada la alegría y lo que había para festejar al ver la creciente toma de conciencia que el pueblo mendocino va demostrando ante este verdadero peligro que se yergue sobre nuestra salud y sobre nuestra soberanía sobre la cordillera.
Recién cuando se habían desconcentrado los últimos sikuris y los entusiastas bailarines, el cielo de golpe se oscureció y una torrencial tormenta se descargó sobre la ciudad. Es como si la Pachamama, la que todo lo cuida, la que todo lo brinda, hubiera esperado hasta que el último de sus hijos estuviera a buen resguardo para dejar caer la buena lluvia, esa que riega los campos y los sembradíos, esa hermosa agua pura sin contaminar, como debieran serlo todas las aguas que bajan hasta Mendoza.
COORDINADORA POR EL AGUA Y LOS BIENES COMUNES