Hace apenas unos meses, la gobernación de Mendoza otorgó a la firma La Sifrina la concesión provisoria de un área de 51.110 kilómetros cuadrados en la zona de El Nihuil, para la exploración de hierro y titanio.
Fuente: Diario de San Rafael
La empresa tiene sede en la ciudad de Buenos Aires y, dentro de su plan de trabajo, promete respetar las condiciones de operación que se establecen en la Ley 7722, que protege el suelo mendocino de la minería con elementos químicos contaminantes. Esto fue fundamental para que se diera visto bueno a las exploraciones.
Se trabajará en más de 5 mil hectáreas, con el principal objetivo de hallar y poner en valor recursos de hierro y titanio, teniendo en cuenta que son materiales muy demandados en el mundo entero. En la actualidad, en Argentina prácticamente no se explota este tipo de minerales.
Como habíamos mencionado anteriormente en estas páginas, la firma tiene 20 sectores a lo largo del territorio nihuilino, donde el Estado provincial autorizó la “concesión provisoria del yacimiento de mineral de arenas metalíferas con contenido suficiente de hierro y titanio, entre otros metales”, como lo plantea el Boletín Oficial de la provincia.
La primera propuesta es la realización de estudios exploratorios para conocer el potencial que existe en la zona. Si se confirma la viabilidad del proyecto, habrá que ver si es rentable económicamente, y luego ver la posibilidad de abrir una empresa dedicada a su explotación.
TITANIO
En forma de polvo, el titanio es utilizado comúnmente como un pigmento blanco para darle brillo a productos cotidianos como pintura, papel, plásticos, alimentos, medicinas, cerámica, cosméticos e, incluso, pasta de dientes. En su forma de metal es resistente y ligero, de manera que puede utilizarse en los sectores aeroespacial y electrónico, así como para reforzar palos de golf y cañas de pescar. Además es inerte y biocompatible, lo que lo hace perfecto para dispositivos médicos e implantes artificiales. Sin embargo, a pesar de su abundancia relativa en la naturaleza, su composición natural nunca es pura, ya que se mezcla con metales contaminantes como hierro, aluminio y elementos radiactivos.
Entre los principales países que extraen titanio se encuentran Sudáfrica, Australia, Canadá, Mozambique, Noruega, Kazakhstán, Japón, China, Ucrania, y Rusia. En América hay extracciones en México y Guatemala, y proyectos en Paraguay y Chile.