A la espera de la decisión de la Corte para ver si el emprendimiento se queda acá o se va a San Juan, prometen invertir U$S 200 millones. Coro Mining vendió el 70% de sus acciones. El proyecto de explotación es rechazada por la población y el poder legislativo. Actualmente se evaluava que el mineral extraído sea procesado en la provincia de San Juan.
Fuente: Los Andes
Es la primera llegada de capitales privados de Rusia la Argentina. Esperan que la Corte defina si la ley que prohíbe la actividad minera metalífera es constitucional. Si queda como está, invertirán U$S 200 millones en el proyecto biprovincial con San Juan y crearán unos 2.000 puestos de trabajo.
Si bien en nuestra provincia el proyecto no avanza, los miembros de Coro Mining comenzaron a realizar operaciones para ir saliendo del emprendimiento minero San Jorge en Uspallata y desde 2010, a cuatro años de haber llegado a la provincia, comenzaron a buscar nuevos inversores. Así fue como en ese año ingresó al proyecto el grupo ruso Solway Investiment y en diciembre de 2013 lo hizo Aterra Capital, también de Rusia.
Ambas firmas se juntaron y se quedaron con el 70% de las acciones que Coro Mining tenía en el proyecto San Jorge y, por lo tanto, están a cargo del gerenciamiento. Así lo explicó a Los Andes, Taras Nechiporenko, quien es CEO del proyecto San Jorge desde febrero. También confirmó que tienen pensado invertir U$S 200 millones y darles trabajo a unas 5 mil personas entre empleos directos e indirectos. De esta forma, San Jorge se convierte en la primera inversión privada rusa en Argentina.
El grupo formado por ambas empresas rusas tiene inversiones en distintos lugares del mundo: en Indonesia, en el Kongo y en Guatemala tienen una planta de níquel en la que han invertido U$S 600 millones de dólares.
Los planes
Los nuevos directivos tienen pensado esperar la decisión de la Corte Suprema de Justicia sobre la constitucionalidad de la ley 7722 que impide la explotación metalífera. Si los miembros del máximo tribunal provincial entienden que contradice la Carta Magna local, avanzarán con el proyecto biprovincial. Así, entonces se realizará la extracción primaria de cobre en Uspallata, desde ahí la materia prima recorrerá 22 kilómetros en tren hasta llegar al departamento de Calingasta de San Juan donde se realizará el tratamiento con ácido sulfúrico. En Mendoza entonces, solo quedaría una cantera por la que deberán pagar regalías.
Nechiporenko tiene claro que “si nosotros comenzamos a producir 25 mil toneladas de cobre fino por año en San Jorge, abastecemos la demanda interna de Argentina porque en 2012 este país importó esa cantidad de cobre fino”, un material muy utilizado en la metalmecánica. Con la inversión de 200 millones entre ambas provincias, deberá aumentar los 27 millones que la minería no metalífera le aportó al PBG el año pasado.
Las trabas
Los rusos conocen el derrotero por el que pasó el proyecto San Jorge. Una vez más, como otras veces, a fines de agosto de 2011 la Legislatura paralizó la aprobación final de la Declaración de Impacto Ambienta (DIA). Por esos días el actual gobernador Francisco Pérez, ya estaba en campaña para ocupar el sillón de San Martín y le ordenó a los diputados de su partido no aprobar la DIA. “A partir del rechazo social vengo a pedir a mis diputados que rechacen de plano del proyecto San Jorge”, fueron las palabras que pronunció Pérez aquel 25 de agosto del 2011.
Nechiporenko ya se juntó con el gobernador Francisco Pérez y cuenta que está a la espera de un próximo encuentro. Ya fue pedida la audiencia pero todavía no ha tenido respuesta. También han invitado a funcionarios locales y nacionales a conocer la mina de níquel que están explotando en Guatemala.
Los problemas ambientales
Los empresarios rusos están al tanto del cuestionamiento social que tiene la actividad minera metalífera en Mendoza. Pero Nechiporenko insiste en que en muchos países se desarrollan proyectos mineros metalíferos y no hacen daño. Pero es que aquí, los cuestionamientos sociales pasan también por si el Estado podrá controlar los emprendimientos que se lleven a cabo sin contaminar. El empresario ruso indicó que en Nueva Zelanda y en Chile, ambos países con producción vitivinícola, las explotaciones mineras conviven con otras actividades.
El negocio que los seduce
Los rusos tiene claro qué vienen a buscar y, por eso, es que están dispuestos a invertir. Además, Nechiporenko se desempeñó como agregado comercial en la embajada de Chile y dice que la experiencia de haber pasado por el cuerpo diplomático es importante tenerla para el mundo de los negocios.
A la hora de explicar la decisión de la inversión, Nechiporenko indica: “Vemos el proyecto de Mendoza y Argentina en el contexto de las perspectivas enormes que tiene este país en desarrollo minero” Y agrega convencido que “las reservas de cobre en Argentina le permiten al país entrar en la lista del Top 5 de países productores de cobre. Nosotros vemos el proyecto en el contexto de estos datos y de estas perspectivas. Entiendo que hay que analizar la inversión de esta manera. Visto así, considero que tomamos una buena decisión al invertir”.