Frente al anunciado y próximo cierre de algunas explotaciones mineras en Santa Cruz, nos preguntamos una vez más de qué habla el sector minero cuando habla de sustentabilidad.
En Argentina, la información circulante y algunos hechos concretos dan cuenta del cierre de Cerro Vanguardia y Lomada de Leiva, minas metalíferas explotadas en la provincia de Santa Cruz. La vida finita de estos “emprendimientos mineros” pone en evidencia su condición efímera y nos invita a pensar nuevamente las relaciones entre los costos y beneficios que representan para los pueblos y para las empresas, sobre todo cuando se insiste tanto en el carácter sustentable de los mismos.
Lo sustentable es aquello que sobrevive por sí mismo y la idea de “sustentabilidad” es usada en economía y ecología para designar un sistema que puede mantenerse en el tiempo sin necesidad de agotar los recursos naturales ni causar daños graves al medio ambiente.
Hoy nadie pone ya en duda cuáles son las consecuencias negativas de la megaminería sobre la vida y el ambiente; consecuencias debidas a la contaminación propia de la actividad y a los tóxicos utilizados. Quizás sea por eso que el marketing del sector minero y sus cómplices en los Estados parece centrarse hoy en el concepto de sustentabilidad vinculado a la responsabilidad empresarial. Es decir que la supervivencia de un proyecto, el cuidado de los recursos y la evitación de daños graves va por cuenta de las empresas que resultarían responsables por él.
¿Es así realmente?
Como sabemos, la Ley de Inversiones Mineras N° 24.196 fue sancionada en el año 1993 a la medida de las empresas multinacionales. Les otorga y asegura grandes beneficios que se traducen en las mayores ganancias posibles. Y esta ley no está sola, hay un entramado institucional y legal que la acompaña para asegurar un mínimo riesgo económico que fue gestado prácticamente en forma simultánea a la sanción de la Ley de inversiones mineras.
Ese marco legal e institucional incluye, por ejemplo, la creación, en el año 1996 del SEGEMAR (Servicio geológico minero argentino) como entidad descentralizada y responsable de generar información geológica-minera, territorial, tecnológica y ambiental. Como reza su propia página, “…sus áreas técnicas proveen datos científicos de utilidad pública y/o privada generando valor e identidad geológica y minera a los recursos naturales con altos estándares de calidad”.
Las mineras entonces, no invierten en investigación ni exploración porque el Estado Argentino les provee la información que necesitan en forma previa, la que se obtiene a través de un servicio sostenido íntegramente por el estado.
Vemos claramente que antes y durante la explotación de un yacimiento, las multinacionales mineras tienen el negocio asegurado. Aunque ello es así y, como señalábamos en el inicio, tienen un compromiso de sustentabilidad, lo niegan y/o desconocen los “accidentes” que producen ¿O Minera Bajo La Alumbrera remedió los cursos de agua contaminados con sus sucesivos derrames? ¿ O Barrick se hizo cargo de los glaciares destruidos?
¿Y qué sucede ante un cierre de mina?
No es pregunta retórica, iniciamos este texto hablando del cierre de Cerro Vanguardia y Lomada de Leiva en Santa Cruz como evidentes hechos recientes. Pues bien, la estatal Formicruz estuvo asociada a las explotaciones y será seguramente sobre quien recaiga el peso de la remediación.
Y podemos sumar ejemplos: baste con leer la decisión tomada en otra provincia, Mendoza en este caso, en relación con la remediación del complejo minero Sierra Pintada después de 25 años.
O las remediaciones nunca realizadas como las de Mina Ángela (ver aquí también), mina Los Gigantes, mina Pirquitas entre otras. Entonces, ya sea porque las remediaciones no se realizan o porque los estados asumen su costo, las multinacionales tampoco se hacen cargo de los gastos de cierre.
¿Qué es lo que dicen cuando dicen sustentabilidad en minería? ¿Qué es lo que se nombra? ¿Qué es lo que resulta sustentable en una explotación minera?
Obviamente, las ganancias de las empresas. Sustentadas por el modelo extractivo. Sustentadas por el mercado. Sustentadas por ley. Sustentadas en el engaño que no es solo discursivo.
Sigamos con las preguntas porque de ninguna manera el tema se agota aquí: ¿Cuánta agua consume realmente una explotación minera? ¿Qué otras actividades se sacrifican al realizarla? ¿Qué otras actividades podrían realizarse de manera realmente sustentable?
Y por último ¿Alguien conoce el monto total y real de ganancias de las multinacionales mineras?