Acuerdo fue el que viabilizó el proyecto Pascua Lama en la región de Atacama en Chile y en la Provincia de San Juan en Argentina. Firmado por los presidentes Eduardo Frei y Carlos Menem en 1997, el tratado crea un área virtual entre ambos países que lo administra la transnacional interesada en explotar el yacimiento minero, lo que en la práctica significa que se entregan las altas cumbres de Los Andes para el aprovechamiento minero.Fuente: El Ciudadano
Hace 20 años atrás, Eduardo Frei y Carlos Menem se daban la mano tras la firma del Tratado de Integración y Complementación Minera, generando altas expectativas en el rubro minero, ya que se habilitaba un territorio antes intocado, pues antes estaba protegido por las leyes nacionales de ambos países.
Pese a la actual evaluación que hacen las autoridades, en realidad el tratado ha sido un completo fracaso, pues de todos los proyectos que estaban en carpeta solo uno inició faenas de construcción y al poco tiempo fue paralizado por las reiteradas denuncias de las comunidades. Hasta hoy ninguna transnacional ha explotado la Cordillera en el marco del tratado binacional. Pero para el Gobierno, este tratado en un “éxito”.
Así lo expresa este 6 de diciembre en el Diario Financiero el subsecretario de Minería, Erich Schnake, quien además lidera la Comisión Binacional del Tratado Minero. Para la autoridad “la evaluación es positiva, aunque a la fecha no existan proyectos en explotación (…) porque a las empresas les da certeza jurídica, les facilita el desarrollo de sus trabajos y labores, y no ha perdido vigencia”. En ese sentido, agregó que “si bien en los últimos años la comisión no se reunió, ha habido un contacto permanente entre ambos países a efecto de facilitar estos desarrollos. Si no existiera el tratado, cualquier riqueza que existiera en la frontera de ambos países sería imposible de explotar”. Pese a la positiva evaluación, se comunicó a la Comisión “la necesidad de realizar algunos ajustes al protocolo aprobado”.
Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), dice que “lo mínimo de seriedad y coherencia que habría que pedirle a los gobiernos es que den explicaciones y que muestren cuáles son las evaluaciones que ellos tienen para decir que el Tratado Minero ha sido exitoso hasta ahora”. No se saben cuáles son los fundamentos de las autoridades para establecer que es un éxito, pues -agrega- “no hay una evaluación pública de qué ha sucedido con este tratado en estos 20 años”. Junto con ello expone que el único proyecto que alcanzó mayor desarrollo en el marco del tratado minero es Pascua Lama. “Todo el mundo sabe lo que ha implicado este proyecto y en qué circunstancias está hoy día: paralizado debido a los grandes impactos a los glaciares y al agua en ambos lados de la frontera”, apunta. De hecho, tiene acciones judiciales y administrativas en ambos lados de la Cordillera que lo tienen paralizado. “Esos son antecedentes contundentes que lo que hacen es hablar en contra del Tratado Minero”, espeta Cuenca.
“Sin duda hay pérdidas temporales y definitivas para nuestro país”, explica Cuenca, quien agrega que el Tratado Minero no hace más que establecer beneficios de migración, tributarios y fronterizos a las transnacionales. Además, se crea lo que el economista y jurista Julián Alcayaga llamó como Tercer País, pues cuando se ingresa a esta área binacional lo que se hace es salir de alguno de los países, pero no entrar al otro, por lo que jurídicamente se está en un “tercer país” que es administrado por la transnacional dueña del proyecto minero.
Sin embargo, son los Estados los que deben implementar el control migratorio, fronterizo, tributario y de infraestructura, entre otras cosas, porque podría constituirse en un tránsito ilegal entre ambos países si es que no existieran esos controles. En definitiva, sostiene el ambientalista, “las empresas tienen libertad de tránsito a ambos lados de la frontera, creando una especie de limbo”.
La reactivación minera
Después de casi cuatro años sin noticias respecto al Tratado, recién en noviembre de 2017 se reunió lo que se conoce como Comisión Administradora del Tratado Minero, donde las autoridades de ambos lados de la Cordillera reciben las solicitudes de las transnacionales para darles curso. Lo que estaría reactivando la agenda binacional de minería sería el precio de los metales y las reformas que ha impulsado para el sector minero el actual Presidente de Argentina, Mauricio Macri.
Sin embargo, Lucio Cuenca insiste en que “no hay ningún fundamento ni antecedente nuevo que diga que el Tratado Minero es beneficioso para nuestros países. Al contrario, lo que nosotros consignamos es que son solo impactos y pérdidas para nuestros países”.
Según informa el portal Minería chilena, habrían tres nuevos proyectos que están buscando ampararse en el Tratado Binacional Minero. Uno sería Los Azules, un proyecto de pórfidos de cobre que se calcula es uno de los más grandes del mundo y que tiene su fase de exploración avanzada. Está a cargo de la canadiense McEwen Mining, pero es operada por la subsidiaria Andes Corporacion Minera. Además, habrían dos proyectos en el área de Vicuña, en Atacama, de los que no entregaron detalles.
También el subsecretario de Minería, Erich Schnake, anunció que pese a que Río Tinto desistirá del protocolo que tiene a su nombre por el proyecto Amos Andrés, hará ingreso de una nueva solicitud que llevará el nombre de Fénix.
Las solicitudes se presentan a la Comisión Administradora, que es liderada por Schnake, quien hace las recomendaciones a la Presidencia de la República para que apruebe las autorizaciones.
Sin embargo, Lucio Cuenca alerta que serían más de 30 los proyectos que están a la espera para la explotación en la cima de la Cordillera, ya que el Tratado Minero contempla el territorio entre las regiones de Antofagasta y Magallanes.