Alfonso X (“el Sabio”) decía que los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen. Es la mejor introducción para responder la nota de un señor llamado Martín Cisneros, miembro de la Asociación de Profesionales de la Actividad Nuclear. Lo que no decía Alfonso en Castilla es que los cántaros vacíos suelen estar llenos de ignorancia. La consigna, por lo tanto, es cambiar el contenido.

Por Raúl A. Montenegro
03/02/2010. El peor momento ambiental de Córdoba es ahora, algo más que en 2009, algo menos que en 2011. Simplemente porque aumentan el desmonte, la destrucción de cuencas hídricas y la contaminación. El año pasado, sólo nos quedaba cinco por ciento de bosque nativo cerrado. Hoy es menos. El año que viene, menos aún.

Minera Alumbrera no es la única megaminera funcionando en Argentina: hay 12 metalíferas (entre ellas Veladero y Gualcamayo) y cinco no metalíferas. Existen, además, 403 proyectos mineros (2008). Están liderados mayoritariamente por unas 50 empresas extranjeras, entre ellas Barrick, Anglogold, Xstrata, Yamiri, Río Tinto, Yamana y Magauranium.

No es cierto que el ser humano haya podido convivir con el uranio. Cuanto más distancia exista entre ambos, mejor, porque fue clasificado como cancerígeno humano cierto por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (Iarc). Dos de sus derivados -radio 226 y radón 222- también son cancerígenos. Si Cisneros cree en sus propios errores, que conviva con un tambor lleno de dióxido de uranio. Debería saber, además, que las minas tienen que concentrar el uranio porque en la naturaleza está a bajas concentraciones.

La lucha contra las megamineras es liderada por comunidades enteras, hartas de contaminación y espejitos de colores. Basta recorrer Esquel, Andalgalá, Famatina.

Rechazo, además, el ataque discriminatorio de Cisneros contra las “facultades de ciencias humanas”. No hace falta ser ingeniero nuclear para saber que la gente sufre y que Minera Alumbrera vacía los acuíferos de Campo del Arenal.

La sabiduría se logra uniendo todos los conocimientos humanos, por eso, sabiamente, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) rechazó los fondos de Alumbrera. Si hubieran existido humanistas controlando el proyecto Manhattan, nunca se habrían construido bombas atómicas para destruir las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.

También ignora que ninguna de las ocho minas de uranio que operaron en Argentina está remediada (Sierra Pintada, Malargüe, Huemul, Pichiñán, Los Gigantes, La Estela, Los Colorados y Tonco). Solamente empezó a remediarse Malargüe.

La radiactividad. Cisneros debería saber que la radiactividad total -alfa, beta y gamma- deriva de todos los materiales radiactivos presentes en un lugar, y que compararla con la radiación del radón 222 en agua es confundir mariposas con tenedores.

Ratifico que en la mina de uranio de Los Gigantes la radiación media de fondo, 71 conteos por minuto junto al dique auxiliar, es tres veces más alta que la media medida a cuatro kilómetros de la mina: 22,5 cpm (2009). Seguí, además, su sugerencia y medí en mi casa: 23,4 cpm. Un tercio a lo medido en Los Gigantes.

Efectivamente expuse -junto a Daniel Sabsay- ante la Corte Suprema de Justicia contra la importación ilegal de residuos radiactivos procedentes de Australia. Pero me limité a confirmar que el combustible nuclear agotado de Australia era residuo y que la Constitución prohibía su ingreso.

Finalmente, Cisneros habla del Premio Right Livelihood (catalogado como el “Premio Nobel alternativo”) y el Premio Nobel, y dice que sólo tienen en común el país donde se entregan: Suecia.

En esto tiene razón. Por eso se llama “Premio Nobel alternativo”. No quiere parecerse al otro, todo lo contrario. Leonardo Boff, Vandana Shiva y Wangari Maathai son algunos de los luchadores impecables y humanos que recibieron el “Nobel alternativo” en la cálida ceremonia del Parlamento sueco.

Ataca, además, al creador de ese premio, Jakob von Uexkull, y lo acusa de extremista, antidesarrollista y antiindustrial. Absurdo. Uexkull es un ser humano excepcional que cree en la paz y el compromiso. No inventó la dinamita (como Nobel), pero vendió su colección de estampillas para crear un premio diferente.

Como dijo Arturo Graf: “El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan”.
Biólogo, profesor titular de la UNC y presidente de Funam