Villa Las Rosas, Córdoba, Argentina – 06/05/07. Esta villa turística se declaró esta semana, mediante una ordenanza aprobada por unanimidad, “libre de explotación minera, no tóxica y ambientalmente sana”. La decisión, surgida tras la queja de vecinos por las explosiones de minas cercanas, podría contradecir a leyes nacionales que fomentan la minería, una actividad intensa en la zonas.
Fuente: diario La Voz
Además del impacto ambiental que generarían, las explosiones alteran la vida de los vecinos y la estabilidad de sus viviendas. El municipio solicita una limitación del uso de explosivos y un sismógrafo para controlar la actividad. Una de las empresas afirma que no hay impacto ambiental y que la actividad está controlada por la Provincia.
Protección
La flamante ordenanza prohíbe la actividad minera en cualquiera de sus formas dentro del ejido municipal de Villa Las Rosas, además de cualquier tipo de actividad que incluya el uso de explosivos o de sustancias químicas a gran escala. También prohíbe la circulación de vehículos con explosivos y productos tóxicos por las calles de la localidad.
En otros artículos, la nueva ley municipal declara “protegidos” los recursos paisajísticos, arqueológicos y naturales de la localidad y su zona circundante. “La idea es invitar a otros municipios y comunas de la zona a sumarse a esta propuesta para que tenga una real validez”, señaló Daniel Brito, uno de los vecinos impulsores de la modificación.
¿Agreste y tranquila?
Villa Las Rosas tiene casi cuatro mil habitantes, y una cantidad similar de personas viven en el resto de la pedanía, la mayoría de actividades relacionadas al turismo. La localidad tiene un alto porcentaje de vecinos llegados desde ciudades grandes. “Agreste y tranquila” es el eslogan de promoción turística con el que la villa se difunde por el país, pero sus atractivos se ven amenazados con la cercanía de la actividad minera en alta escala.
El intendente Enrique Rébora señaló: “Es muy violento convivir con explosiones o con el tránsito diario de camiones con minerales, pero lo más grave es que se ahuyentará al turismo, que es nuestro medio de vida, nadie puede descansar en medio de estallidos”. Y remarcó: “Vamos a trabajar para no contaminar y para preservar este lugar. No estamos en contra de la minería de subsistencia, de las pequeñas canteras, que apuntan a la supervivencia familiar, sí del uso de explosivos y de la explotación a gran escala”, aclaró Rébora. El municipio ha solicitado a Minería de la Provincia un sismógrafo destinado a controlar las explosiones de las minas cercanas.
Según quienes reclaman, no hay controles frecuentes en la zona para regular la actividad minera. “Por día sentimos unas 15 detonaciones, son como los temblores”, relató Valeria Bucco. Y amplió: “Ahora se empeora porque quieren ingresar por nuestras propiedades privadas para terminar con la naturaleza y los recursos de este lugar”.
Gustavo Doratto dijo que su casa, ubicada a tres kilómetros de una mina, ha sufrido rajaduras que hacen peligrar su estabilidad.
Empresarios dicen que no hay impacto ambiental
Juan Andino es uno de los representantes de la firma AM SRL, que opera en una zona de cinco minas a cielo abierto de Las Tapias. El empresario afirma que su explotación, la más amplia de la zona, cumple con todos los requisitos exigidos y enfatiza: “De acuerdo a un control realizado el año pasado por la Dirección de Minería provincial nuestras detonaciones están 10 veces por abajo del límite permitido, de manera que no creo que afecte a los habitantes cercanos”.
Su hermano Julio Andino afirma que anualmente se realiza un estudio de impacto ambiental de su actividad, y destaca: “Todo lo que nosotros realizamos es atóxico, desprendemos la roca con un mínimo de dinamita, no hay un proceso de demolición de la piedra, que podría afectar a quienes trabajan, ni uso de químicos”.
Y compara: “En zonas cercanas a Córdoba capital se hacen voladuras 100 o mil veces mayores que aquí”. El empresario afirma: “Directamente le damos trabajo a unas 60 familias, e indirectamente a unas 30 más. Nuestra actividad es importante en el desarrollo de la región y no tiene un impacto anormal; no sé que pasará con otras explotaciones de la zona”.
Juan Andino señala: “Tenemos que apelar a un espíritu de convivencia. Nosotros debemos agredir lo menos posible la tranquilidad del turismo, y ellos deben entender que estamos en zona minera”. Pero además advierte, refiriéndose a la ordenanza de Villa Las Rosas: “Habrá que ver si no contradice las leyes”.
El acceso en cuestión
Desde hace ocho décadas se registra actividad minera en la zona, sobre todo en Las Tapias, localidad contigua a Villa Las Rosas, donde se extraen productos como cuarzo, feldespato y mica. Pero el reclamo de los vecinos comenzó cuando una empresaria intentó ingresar por la fuerza a la propiedad de Gustavo y Liliana Doratto para llegar hasta su mina. “Vino una mujer con la policía minera y me dijeron que yo tenía la obligación de darles paso por mi propiedad para llegar a la mina”, relató la mujer.
“La mina no está en mi campo, pero dicen que yo le tengo que dar paso por donde más le convenga”, agregó. Desde entonces, y luego de haberse registrado unas seis declaraciones de minas de oro en la zona, los lugareños solicitaron limitar la actividad.
“Aquí casi todo el pueblo vive del turismo, no de la explotación minera, eso puede enriquecer a algunos, pero aquí la mayoría quiere otra cosa”, enfatizó Marcelo Primicia, otro de los vecinos. El Código de Minería de la Nación establece que un propietario no puede impedir la explotación minera que otro realice dentro de su campo, y debe además ceder paso para la actividad. En la zona se han denunciado betas de oro, y hay vecinos que temen por la utilización de cianuro o mercurio en su explotación, como sucede en otros lugares.