Ante la necesidad de derribar los discursos del poder que circulan a través de medios de comunicación,  y de políticos y   empresarios ligados a los intereses mineros, la Cátedra Abierta de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Nacional de la Patagonia, sede Trelew, ha elaborado el material que compartimos y que  contrarresta   la idea de que la meseta central del Chubut es un desierto y por lo tanto un territorio sin alternativas.

En un estilo que favorece la comprensión de problemas y relaciones complejos, el trabajo nos invita a pensar que hay  dos  cuestiones  que  deben  ser  discutidas:  primero,  la  dinámica  poblacional  de  la  meseta    que en  términos  demográficos  tiene  un  comportamiento  mucho  más  complejo  que  aquel  que se describe ligeramente a  través  de  los  medios   hegemónicos  (gente  escapando  despavorida  hacia  las  ciudades).  De  hecho,  desde  hace  30  años, muchos  de  los  departamentos  en  cuestión  mantienen  prácticamente  la misma  cantidad  de  población. Segundo,  la  población  que  tiende  a  migrar  es  aquella  que  vive  en  los  campos  (es decir,  la  que  vive   directamente  de  la  tierra  y  la  ganadería),  no  así  la  de  los  pueblos   importantes  de  meseta,  que  han  crecido  década  tras  década.  Pero  el  campo  no  ha  dejado  de  ser  rentable,  sino  todo  lo  contrario,  su  gran  rentabilidad  ha  generado  un  modelo  que  concentra  la  tierra  en  pocas  manos,  mediante  la  expropiación  y  la expulsión  de  pequeños  productores.

Sin  negar  que  existe,  este  artículo  pretende  relativizar  la  migración  como  problema  terminal.  Se  pone  en  debate,  por  medio  de  datos  estadísticos  oficiales,  la  utilización  política  que se  hace  de  las  migraciones,  que  tiene  como  objetivo imponer  una  matriz  productiva  que,  lejos  de  revertir  estos  procesos,  podría  significar  la  destrucción  definitiva  del  territorio.

“La falsa preocupación sobre el despoblamiento de la meseta oculta un doble discurso, ya que el modelo extractivo exige generar desiertos y desalojar a la población.”
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