Como ocurre una vez por semana desde finales de 2009, durante la noche del 17 de noviembre la población de Andalgalá hace una movilización en contra de la minería. La policía establece un vallado de seguridad para circunscribir la marcha a los alrededores de la plaza mayor e impedir el paso frente a un cobertizo perteneciente al proyecto Agua Rica —ubicado a 35 km de Bajo de la Alumbrera y con el que Xstrata PLC busca extender sus operaciones hasta el año 2041—. Al siguiente día, la Asamblea El Algarrobo denuncia la militarización de la Perla del Oeste.
Foto de archivo.
Por Observatorio de Conflictos por los Recursos Naturales
Entrevista con Leonardo Ramallo (36), miembro de la Asamblea El Algarrobo
Op.—En el mes de octubre empezaron a notar una creciente concentración de fuerzas policiales en la ciudad —cuyo nombre procede de una palabra del idioma kakán que significa “montaña de cobre”—. ¿Esa presencia se siente en el día a día o solo queda patente durante las jornadas de intensas manifestaciones?
Ramallo.—Puntualmente, la presencia de las fuerzas de seguridad se nota más los días sábado, cuando la asamblea hace sus actividades. Llegan policías de los departamentos vecinos y gente del Grupo Especial Kuntur, que actúa en la capital de la provincia. Esto arranca a comienzos de año, cuando la represión que sufrió Tinogasta (see Ruptura del cerco sobre Bajo de la Alumbrera) abrió la puerta a una política de Estado de diálogo cero. Días antes de la caminata, la gobernadora visitó por primera vez Andalgalá para hacer el anuncio de la construcción de un hospital con fondos de Alumbrera en el marco de todo este conflicto con la megaminería, el cual ella no podía desconocer. Llegaron a Andalgalá alrededor de cien policías para custodiarla. El acto no salió como ella esperaba: tuvo muy poca concurrencia de sus propios adherentes políticos y hubo una fuerte manifestación, no en número, sino en consignas. Lo que uno percibe es que la gobernadora quedó enojada con los que van a la Casa de Gobierno a decirle que en Andalgalá no pasa nada y que está todo tranquilo. Cuando ella fue a Andalgalá, se dio cuenta de que la situación es totalmente distinta.
Op.—El 28 de octubre, la Secretaria de Minería condenó el ataque con piedras llevado a cabo durante la noche anterior por grupos opuestos a la actividad minera contra la sede que tiene ese organismo en Andalgalá. El día 30, la Asamblea declaró como respuesta que la reacción de la población durante ese fin de semana se produjo a consecuencia de los quince años de “saqueo y prostitución política” al servicio de Minera Alumbrera.
Ramallo.—La gente se moviliza todos los sábados frente a las oficinas de Agua Rica, que está a una cuadra y media de la plaza 9 de Julio, y frente al edificio de los tribunales, donde está la fiscalía general, repudiada por la fuerte criminalización de la protesta que hay. Es un recorrido de cuatro cuadras que se vino desarrollando en perfecta armonía durante prácticamente dos años y medio. Luego de la visita de la gobernadora decidieron vallar esas cuadras: la rutina de todos los sábados se vio alterada sin fundamento claro y preciso. La reacción de la gente provocó que la movilización se dirigiera a otro lugar más alejado de la plaza donde funciona una delegación de la Secretaría de Minería. Ahí se pensaba hacer un escrache. Luego, por la presencia de la policía, devino en una pedrada hacia la fachada de la delegación.
Op.—Al rendirle tributo a Darío Moreno, caído el 16 de noviembre y uno de los luchadores más populares de la provincia, algunos lo describieron como un hombre “frontal y corajudo que no hacía distingos entre enfrentarse a un camión de cincuenta toneladas o a un comisario”. En la que, lamentablemente, fue la única ocasión que tuvimos de conversar con él, Moreno se dirigió con estas palabras: “De alguna manera, este bebé que hemos parido en el bloqueo de Tinogasta se lo vamos a dar a las asambleas del país para que lo sigan criando” (see Detenciones en Tinogasta).
Ramallo.—Darío era un compañero decidido y coherente. Fue una sorpresa muy dolorosa para todos el habernos enterado de la decisión que tomó. Este año comenzó con una fuerte represión en Tinogasta, y Darío fue uno de los que más padeció esa represión. De ahí en adelante se han ido desencadenando cosas que tal vez nunca vamos a conocer enteramente. Después de lo que fue el bum mediático de Famatina, en La Rioja (see Alerta por filtración de documentos), vino esta concepción del bloqueo selectivo en Tinogasta, la puerta de ingreso de materiales para Bajo de la Alumbrera. Sin duda, estos dos hechos devolvieron el empuje y la fuerza al resto de las asambleas. Siempre coincidí con Darío en que al bloqueo había que cuidarlo entre todos. Estamos permanentemente apoyando a la gente de Tinogasta, mucho más ahora con la ausencia de Darío.
Op.—Justamente, el 22 de octubre —un mes después del ataque a la posición de bloqueo dispuesta en Tinogasta — la Asamblea de Ciudadanos en Defensa de la Vida y el Agua había anunciado que se encontraba en su mejor momento, con el Paso Internacional San Francisco intervenido mediante guardias itinerantes que se mantenían con vehículos particulares en el corredor Fiambalá-Cerro Negro.
Ramallo.—Por supuesto, ante una pérdida así cuesta… retomar el ritmo, pero la intención de los compañeros es continuar con esta última estrategia de bloqueo. Golpeados, seguramente van a poder entregarse nuevamente a la lucha en memoria de Darío.
Op.—Entre tanto, desde la misma Secretaría de Minería insistieron en que el Gobierno de la provincia, lejos de excluirlos de la discusión, en varias oportunidades convocó a los grupos antiminería al diálogo. “La paz social llegará cuando las mineras se vayan”, no tardó en anticipar la Asamblea.
Ramallo–De este Gobierno no llegó invitación alguna al diálogo. Lo que sí hemos venido advirtiendo durante los últimos veinte días es la intención de hacer llegar personas, vinculadas directamente a Bajo de la Alumbrera, que se presentan como responsables de ONG que vienen a prestar colaboración en materia de seguimiento ambiental. De esa manera, tratan de infiltrarse en las asambleas y entre la gente que va a las caminatas de los sábados para generar una situación de diálogo entre la comunidad, Alumbrera y el Gobierno de la provincia. Lo que también venimos denunciando es la mayor insistencia sobre esas mesas de diálogo en el sector educativo. Pero no lo hacen abiertamente: utilizan punteros políticos dentro de las escuelas. Es lo que está pasando en dos o tres escuelas de Andalgalá, donde gente que no tiene carrera dentro de la educación ha tratado de convencer a los profesores de viajar a Bajo de la Alumbrera “para ver si es como dicen”. Cuando un profesor dice que no, porque está convencido de lo que piensa y de lo que sabe, comienzan los aprietes. Hay que decirlo, nosotros seguimos convencidos de que no va a existir paz social, ni en Andalgalá ni en Catamarca, mientras las mineras sigan en nuestra provincia.