Dos magnates rusos resolvieron una batalla judicial en torno a la mayor productora mundial de níquel y paladio dándole la mayor participación con derecho a voto a Abramovich. La compañía minera Norilsk Nickel, que explota los ricos yacimientos minerales del norte de Rusia, fue uno de los mayores premios entregados a “amigos del poder” durante la repartición de la industria rusa tras la era soviética.

 

Fuente: Infobae
Vladimir Putin, que volvió a la presidencia de Rusia en mayo, dijo que quería poner fin a una disputa entre dos de los hombres más ricos de Rusia, Vladimir Potanin y Oleg Deripaska, sobre el control del directorio y el pago a los accionistas de la firma.

El acuerdo del martes parece llevar el sello del Kremlin, con Abramovich -propietario del club inglés de fútbol Chelsea- a cargo de hacer que se cumpla para acabar con la pelea.

Potanin y Deripaska acordaron que Abramovich podría obtener una participación del 7,3% a través de acciones recompradas por la empresa a precio de mercado. Esa participación tiene un valor actualmente de casi US$ 2.000 millones.

Cada una de las partes contribuirá a una cuenta en custodia que tendrá el equivalente a un 22% de las acciones de Norilsk y será controlada por la firma de inversión Millhouse de Abramovich, lo que le otorga al ejecutivo la última palabra sobre el control de la compañía.

El acuerdo reduce el poder de voto de la compañía de inversión de Potanin, Interros, que ahora cuenta con un 28% de participación, y el del gigante de aluminio RUSAL, de Deripaska, que actualmente posee el 25 por ciento.

A cambio, Deripaska obtendrá los fuertes dividendos que había buscado por mucho tiempo, mientras que Potanin -que ha controlado Norilsk a partir de un esquema de privatización de “préstamos por acciones”- será el presidente ejecutivo.

Potanin y Deripaska han estado enfrascados en una disputa de accionistas desde que RUSAL adquirió una participación en Norilsk justo antes de la crisis global de 2008, en una operación de alrededor de US$ 14.000 millones.

La adquisición buscaba conformar un gigante ruso que fuera capaz de competir con mineras globales como BHP, pero ese plan fracasó por la crisis financiera.