El día 15 abril, Alemania paró sus últimos 3 reactores nucleares. Ese un día, marcó un “fin de ciclo” después de más de 60 años de utilizar la energía nuclear como fuente de electricidad. La decisión de hace 2 décadas fue tomada por una combinación de factores históricos y medioambientales que no fue revertida pese a la crisis que generó en Europa el veto a las importaciones de gas ruso por la guerra en Ucrania. Actualmente, la energía nuclear sólo generaba entre el 3% y el 5% de la electricidad. Aunque todavía queda mucho por andar, para evitar seguir liberando dióxido de carbono a la atmósfera incrementando el cambio climático, porque para el 2038 un tercio de la energía total que es producida por carbón debe reemplazarse por energías renovables. Sin embargo, para nosotros es una gran noticia, porque evita la necesidad de una actividad tan contaminante como la minería de uranio y la construcción de centrales que nunca son suficientemente seguras
Fuente: Ambito.com
Alemania abandona definitivamente la energía nuclear al desconectar sus últimas tres centrales activas, en una decisión tomada por una combinación de factores históricos y medioambientales que no fue revertida pese a la crisis que generó en Europa el veto a las importaciones de gas ruso por la guerra en Ucrania.
A 62 años de la entrada en funcionamiento de la primera planta nuclear comercial, la principal economía del continente desconecta hoy de la red eléctrica los rectores en Isar 2, Neckarswestheim y Emsland, en una medida que generó reacciones encontradas.
Otro factor que indicó la académica está vinculado al fuerte sentimiento antinuclear que surgió del temor a un conflicto de este tipo durante la Guerra Fría, en un país que por esa época estuvo partido en dos: “A muchos ciudadanos les preocupaba que una guerra nueva y realmente catastrófica pudiera desarrollarse en Europa y que Alemania fuera la zona cero”.
El partido Los Verdes y los socialdemócratas que hoy se enfrentan por la desconexión atómica ya fueron socios en 2002, cuando el entonces canciller Gerhard Schröder firmó la ley para abandonar progresivamente la energía nuclear (desde entonces se cerraron 16 de los 19 reactores que estaban activos) y que su sucesora, Angela Merkel, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), decidió acelerar en 2011 tras la catástrofe de Fukushima en Japón.
“Luego de Chernobil se nos aseguró que ese tipo de accidente solamente ocurrió porque era en una central de la era soviética, pero se produjo Fukushima. Y con cada nuevo accidente, la sociedad pierde confianza”, indicó Schreurs, que formó parte del equipo designado por Merkel para avanzar con una energía más segura.
El corte al suministro de gas ruso como consecuencia de la guerra en Ucrania postergó levemente los planes sobre el fin de las centrales nucleares, previsto originalmente para el 31 de diciembre pasado, y obligó a tener que esperar los resultados de la prueba piloto del primer invierno boreal sin ese hidrocarburo del cual Alemania era muy dependiente para calefaccionar las casas y mover la maquinaría de sus poderosas industrias.
“El sistema energético europeo podrá hacer frente al próximo invierno, pero sin las centrales alemanas el colchón es más pequeño”, comentó a esta agencia Georg Zachmann, experto en política energética, al analizar el impacto que podrá tener la decisión de Berlín en reducir la venta de excedente eléctrico a sus socios de la región.
Otras fuentes de energía de Alemania
Aunque las organizaciones medioambientales respaldan el abandono a la energía nuclear, el país todavía está lejos de rectificar su rumbo de cara a lograr sus ambiciosos objetivos climáticos: el carbón representa aún un tercio de la producción eléctrica, con un alza de 8% el año pasado para compensar la ausencia de gas ruso.
Existe una previsión de detener todas las centrales del país que funcionan con carbón en 2038 a más tardar, con una primera ola de cierres en 2030, pero para lograr esto necesita acelerar el incentivo de la energía renovable.
“Alemania tiene planes para su sistema eléctrico que permitirían deshacerse de las centrales eléctricas de carbón, sustituyéndolas por enormes inversiones en generación eólica y solar integradas en una infraestructura de almacenamiento y transmisión masivamente mejoradas”, explicó Zachmann, analista de Brugel, un think tank con sede en Bruselas que se especializa en economía europea.
Energía nuclear en el mundo
Esta política va contra la corriente respecto al de otras potencias que todavía apuestan a la energía nuclear bajo los argumentos de no producir emisiones de carbono (aunque sí desechos radioactivos) y de su bajo costo una vez realizada la inversión inicial: Estados Unidos con 92 reactores y China con 57 encabezan la lista de los 32 países (entre los que está la Argentina) que tienen centrales activas.
Dentro de Europa, Francia tiene 56 reactores, lo que lo convierte en el país con más energía de origen nuclear por habitante en el mundo, y el presidente Emmanuel Macron anunció la construcción de al menos seis más en las próximas décadas.
Reino Unido, en tanto, tiene nueve reactores en funcionamiento, la mayoría en ciclo final, y hasta 2050 planea construir ocho.
“Mientras Alemania desconecta centrales existentes que podrían seguir suministrando energía a un costo relativamente bajo, otros países están construyendo nuevas centrales nucleares extremadamente caras, cuando parece haber alternativas más baratas como la energía eólica marina”, apuntó Zachmann.
“Por tanto, tanto los países europeos más favorables a la energía nuclear como los más contrarios a ella no parecen guiarse por una racionalidad puramente económica”, concluyó.