El grupo de protección de animales FAPAS se convierte en asesor del proyecto para explotar el yacimiento de oro en Tapia de Casariego, en Salave, Asturias.
Fuente: La Nueva España
31/05/2012. «Es perfectamente compatible la preservación de los valores medioambientales del territorio con la puesta en marcha de una instalación minera». Es la opinión del presidente del Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), Roberto Hartasánchez, que ayer firmó un convenio de colaboración con Astur Gold, la empresa propietaria del yacimiento aurífero de Salave (Tapia). La noticia sorprende porque es el primer colectivo ecologista asturiano que hace público su apoyo al proyecto -en trámites- para explotar mediante una galería subterránea uno de los mayores yacimientos de oro de Europa.
El convenio convierte al FAPAS en asesor del proyecto minero en materia medioambiental «con especial dedicación a la preservación y potenciación de los valores del ecosistema del área en la que está previsto desarrollar el proyecto», según precisa la empresa minera, que no descarta nuevos acuerdos en el mismo sentido con otras organizaciones.
El FAPAS se plantea la colaboración con Astur Gold como un reto. En este sentido, Hartasánchez argumenta que Asturias tiene «una enorme carencia en la puesta en marcha de medidas medioambientales que hagan compatibles las actividades mineras con la preservación de la biodiversidad». Y defiende que la minería «no tiene por qué ser una actividad degradada y rechazada socialmente; tiene una parte importante de generación de recursos económicos y nuestra región no está para perder oportunidades».
Por eso, marcó distancias con los modelos de conservación «radicales» que defienden otros colectivos en Asturias y que «impiden el desarrollo de una actividad que genere beneficios a la sociedad». Hartasánchez criticó el «ecologismo radical y con sesgo político» que, a su juicio, se practica en Asturias y aseguró que las previsibles críticas por su apoyo al plan le importan «un rábano».
De todas formas, no es la primera vez que la política de trabajo del FAPAS recibe la crítica de otros colectivos. Hace unos años se le reprochó su apoyo a la línea eléctrica Lada-Velilla lo que le valió a Hartasánchez la declaración de «persona non grata» en el concejo de Aller.
En el caso concreto de Salave, el reto que se fija el FAPAS es conseguir que todo el entorno minero tenga medioambientalmente un valor «interesante». Para ello considera fundamental que el proyecto minero esté inédito: «Como no hay nada en la zona, nos permite tomar la referencia de todos los parámetros».
El FAPAS prevé crear los denominados «nichos ecológicos» para potenciar la preservación de las especies que vivan en el entorno de la mina. Es decir, tomando referencias de determinadas especies animales y vegetales podrán conocer en todo momento las afecciones que produce el proyecto para, en tal caso, evitarlas.