El sábado 7 de septiembre el Vaticano, mediante el Pontificio Consejo Justicia y Paz, desarrolló una Jornada de reflexión sobre la industria minera, para encontrar un modelo con el que no se repitan los “graves errores del pasado”. Las argumentaciones vaticanas van en línea con los intereses y discursos del sector: armonía entre empresas y sociedad, asociación para el desarrollo, responsabilidad ambiental y riqueza compartida. En una carta dirigida a los participantes Francisco propuso que se asuman “principios morales que persigan el bien de todas las partes involucradas”. El cardenal Peter Kodwo Turkson, presidente del Pontificio Consejo, dijo a los presentes que la industria minera es la primera que aparece en la Biblia y nada de nuestro mundo podría existir sin ella.
Fuente: Urgente24 y El Inversor Energético y Minero
El sábado 7 de septiembre se reunió el Pontificio Consejo Justicia y Paz, y también participaron directivos de empresas mineras tales como Anglo American, Areva, BHP Billiton, China Minmetals Corporation y Río Tinto, además de un delegado de la Secretaría de Estado vaticano, el International Council on Mining and Metals, el World Gold Council, Caritas Internationalis y Oxfam América. El Papa expresó su preocupación por muchas situaciones que provoca la extracción minera.
El punto de partida, según explicó el Pontificio Consejo Justicia y Paz en el documento preparado para la Jornada, es la certeza de que en el sector minero se necesita un “nuevo modelo de asociación y desarrollo, que se funde en la certidumbre de que la ectividad de extracción tiene éxito solo si va acompañado por un ambiente limpio, por comunidades locales vivas y con la fructificación de la riqueza minera de las naciones”.
Hay mucha tensión a causa de la depredadora explotación de las empresas mineras, aún cuando los grandes protagonistas de la industria extractiva mundial están conscientes de que es insostenible el conflicto permanente entre industria, poblaciones y organizaciones no gubernamentales.
Por ello el Vaticano organizó una Jornada de reflexión sobre la industria minera, con el objetivo de encontrar un modelo con el que no se repitan los “graves errores del pasado” y que no pretenda únicamente el mayor provecho para los accionistas de los gigantes de la industria minera.
El Vaticano publicó el mensaje del Papa Francisco sobre la la Jornada de reflexión sobre la industria minera mundial, organizada por el Pontificio Consejo Justicia y Paz: fue la 1ra. vez que los dirigentes de la industria minera se encontraron “cerca del sucesor de Pedro para reflexionar sobre la importancia de su responsabilidad ante el ser humano y el ambiente”.
El cardenal Peter Kodwo Turkson, presidente del Pontificio Consejo, dijo a los presentes que la industria minera es la primera que aparece en la Biblia y nada de nuestro mundo podría existir sin ella: “Tomen por ejemplo su casa: ¡quiten lo que deriva de la extracción minera y les queda solo el préstamo que tienen que pagar!”.
El purpurado concluye afirmando que las Iglesias locales “harán ciertamente suya la solicitud del Pontificio Consejo colaborando con los dirigentes de las empresas mineras, para ayudarles a desarrollar un enfoque cada vez más completo de la cuestión”.
El Papa, mediante Bertone, envió un mensaje a los participantes del encuentro, indicó la “complejidad de las cuestiones éticas” que plantea la industria minera, y explicó que es difícil resolverlas con “una respuesta única”.
En el pasado (e incluso hoy, en muchos casos) la actividad de la industria minera ha sido considerada, y no “sin motivo”, como una “explotación injusta de los recursos naturales y de las poblaciones locales, a veces reducidas incluso a la esclavitud y obligadas a mudarse, abandonando sus lugares de origen… La actividad extractora, como tantas otras actividades industriales, tiene repercusiones ecológicas y sociales que pasan de una generación a otra”, sostuvo el mensaje del Papa.
Francisco admitió que la Jornada organizada por el Vaticano no será suficiente para delinear un nuevo rumbo. Sin embargo, sirvió para ayudar a elaborar un proceso de decisiones en el sector “más consciente” y que “tome en consideración la complejidad de los problemas… en un contexto de solidaridad”, y que esté impulsado por “principios morales que persigan el bien de todas las partes involucradas”.
En una entrevista con la Radio Vaticana, Tebaldo Vinciguerra, responsable de las cuestiones ambientales del Pontificio Consejo, subrayó la poca coordinación entre las industrias mineras, los gobiernos (nacionales y locales) y las comunidades que viven en el territorio: “Una gran parte de lo que una compañía minera deja como dinero va directamente al gobierno, como impuestos, y a menudo la empresa, los responsables de la empresa luego no se ocupan de ese dinero”.
Por ello, explicó, “hay una responsabilidad de los gobiernos sobre cómo recibir estos ingresos y cómo lograr invertirlos de la mejor manera para las poblaciones locales… Lo importante es pasar a una óptica en la que la riqueza generada por las mineras sea compartida por todos los actores involucrados”.