Elsector de la minería artesanal, dedicada sobre todo a la extracción del coltán, afecta de forma especialmente negativa a mujeres en el este de la República Democrática del Congo (RDC), según se desprende del estudio ‘Mujeres y minería artesanal. El impacto de los sistemas de trazabilidad en las comunidades de Rubaya/Masisi, en la República Democrática del Congo‘.

Fuente: Europa Press

La investigación de 2016 ha sido realizada por Synergie des Femmes pour les Victimes des Violences Sexuelles (SFVS), una organización de mujeres del este de la República Democrática del Congo (RDC), a petición de ALBOAN, la organización no gubernamental de los jesuitas en País Vasco y Navarra.

La mayoría de explotaciones mineras en estas comunidades están dedicadas a la extracción de coltán y han sido de las primeras en obtener la certificación. Es por este motivo que los investigadores han tenido interés en analizar sus efectos sobre la comunidad en general y sobre las mujeres en particular.

El informe señala que se ha constatado un importante incremento demográfico en la región, especialmente en la cuidad de Rubaya. Sin embargo, los autores del estudio sostienen que ello no ha ido acompañado de una ampliación de los servicios básicos en educación infantil y atención sanitaria.

Bajada de precios, mejora mínima de las infraestructuras de transporte, escasez de beneficios económicos para las comunidades locales, presión por el acceso a las tierras y un desplazamiento de la mano de obra del campo a la mina, son algunos de los cambios que han detectado los investigadores en estas comunidades a consecuencia de la explosión del sector de la minería.

En este sentido, los autores del informe aseguran que este conjunto de estos cambios ha afectado “de manera especialmente negativa” a las mujeres de la comunidad, cuyas oportunidades económicas, “hasta ahora ligadas a la agricultura, se han visto perjudicadas por la disminución de tierras de cultivo”. Así, las escasas concesiones de títulos de cultivo están en manos de hombres.

SIN ACCESO A LOS BENEFICIOS GENERADOS POR LA MINERÍA

Asimismo, el estudio concluye que las mujeres apenas han tenido acceso a los beneficios generados por el sector de la minería artesanal. “Si bien participan en la cadena de valor realizando diferentes tareas, no están en pie de igualdad con los hombres”, subrayan.

En estos casos, la investigación sostiene que a las mujeres no se les conceden licencias (‘carte de creuseur’) para trabajar legalmente en la mina certificada y, por consiguiente tampoco participan en cooperativas de mineros, como la Sociedad Minera de Bisunzu.

A juicio de los autores del estudio, esta discriminación se atribuye al desconocimiento por parte de la población local de las normativas internacionales que son interpretadas de manera interesada por los propietarios de las minas para excluir a las mujeres. Por ejemplo, según señalan, la prohibición del trabajo en las minas para las mujeres embarazadas se ha extendido a todas las mujeres.

Otro de los efectos negativos detectados sobre el colectivo de mujeres es el aumento “notable” de la prostitución infantil y de los embarazos precoces entre las niñas de la comunidad, así como de la violencia sexual contra las mujeres.

Además, el informe subraya que las víctimas de la violencia sexual pueden acudir a los centros sanitarios de la región, pero estos no cuentan con programas de atención específicos. “Por esos motivos acaban siendo derivadas a las organizaciones sociales como Synergie des Femmes pour les Victimes des Violences Sexuelles”, agrega.

Para contrarrestar los efectos de estas desigualdades de género, los autores del estudio aconsejan a las autoridades locales elaborar un plan de desarrollo local orientado a mejorar la gobernanza del sector minero artesanal, en el que se incluya la voz de las mujeres de la región. “Es necesario que se cuente con su participación en todas las fases del proyecto, desde el diseño a su implementación y seguimiento”, insisten.

A la sociedad civil se le recomienda apoyar la creación de asociaciones de mujeres en el sector minero en particular y en los recursos naturales en general, mientras que a la comunidad internacional se le insta a apoyar las iniciativas de la sociedad civil en favor de proyectos alternativos a las minas y apoyar a las cooperativas y organizaciones locales y de mujeres en las zonas de explotación minera.

“Las mujeres congoleñas deben ser tomadas en serio para que la República Democrática del Congo finalmente pueda ser testigo del futuro pacífico que todos hemos soñado durante muchos años. Una parte de eso está en nuestras manos”, defiende la coordinadora de Synergie des Femmes pour les Victimes des Violences Sexuelles (SFVS), Justine Masika.