República de Malaui. Descubrieron que las comunidades de la región están desprotegidas ante los efectos sobre la salud y los ecosistemas. Aseguran que los efectos nocivos de la explotación de carbón y uranio en la región contaminan el agua, la comida e incluso las viviendas de las familias residentes.
Fuente: HRW Human Rights Watch
La creciente actividad minera en el entorno del lago Malaui está poniendo en riesgo la salud y los medios de vida de las comunidades que viven en sus orillas, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).
La organización advirtió, a través de un comunicado, de los efectos nocivos de la explotación de carbón y uranio en la región, donde está contaminando el agua, la comida e incluso las viviendas de las familias residentes.
En su informe, titulado “Lo destruyeron todo: Minería y derechos Humanos en Malaui”, HRW estudia el impacto de la industria extractiva en una de las principales regiones mineras del país africano, Karonga, en la orilla norte del lago.
El Gobierno de ha promovido la inversión privada en el sector minero para diversificar su economía, pero sin garantizar la protección de la población ante los riesgos medioambientales y sanitarios de estas actividades, sostienen los activistas.
“Malaui no debería repetir los errores cometidos en la extracción de recursos en países como Sudáfrica”, dijo la investigadora de HRW Katharina Rall.
En su investigación, ha descubierto que las comunidades de la región están desprotegidas ante los efectos sobre la salud y los ecosistemas que tienen la extracción de uranio y carbón por la empresas malauí Eland Coal Mining Company (Malcoal) y la australiana Paladin Africa Limited (Paladin).
Aunque la extracción de estos minerales puede provocar enfermedades respiratorias, las familias carecen de acceso a información sobre estos efectos ni servicios sanitarios a los que puedan acudir en el lugar donde viven.
“Desde que empezaron a funcionar las minas hemos tenido muchos problemas. El carbón está en nuestros jardines y campos. Parece que los cultivos han sido cubiertos por petróleo por el aspecto que tienen”, dijo una residente de Mwabulambo a los investigadores.
Los residentes también están preocupados por la contaminación del agua que utilizan para beber y regar sus campos.
“La falta de una infraestructura sanitaria inadecuada y el secretismo en torno a los resultados crea una gran incertidumbre en torno a lo que está ocurriendo”, dijo Rall.
Además, el inicio de actividades mineras ha obligado a reubicar a varias familias, que fueron desalojadas sin tiempo a buscar una nueva vivienda.
La minería es una industria todavía en sus primeras fases en Malaui, que ha encontrado en este sector una prometedora fuente de desarrollo económico, pese a que todavía se muestra incapaz de aplicar las leyes que protegen las comunidades y ecosistemas afectadas por estas actividades.
HRW pide a la autoridades malauíes que informen a las poblaciones cercanas sobre los riesgos de la minería y realice mediciones para controlar sus efectos.