Hoy día, y a propósito del Arco Minero, Venezuela sigue entregando sus recursos al capital trasnacional y, a la fecha, ya se han firmado cuatro acuerdos, con empresas trasnacionales chinas, canadienses, congolesas e inglesas, en trámite esperan empresas norteamericanas y rusas -entre otras- con contratos leoninos a favor de las mismas, donde hasta el momento han sido beneficiadas compañías como la Yakuan Group de China, la Camc Engineering Co.Ltd (China), Afridiam de la República del Congo y la canadiense Gold Reserve. Esta última demandó a Venezuela, donde la Corte de Apelaciones de París falló a favor de dicha empresa y le ordenó a Venezuela pagarle 730 millones de dólares por la expropiación de sus activos en la región de Guayana.

Fuente:  La Nación
Históricamente, Venezuela es un país al igual que el resto de países de América Latina, que ha sido penetrado, invadido, asaltado por gobiernos de distintas naciones con vocación imperialista. Desde la colonia, hasta nuestros días, este contexto no ha cambiado, salvo la forma y la manera de hacerlo -en términos más concretos-, somos un país que en el ayer y en el hoy, hemos sido sometidos por  Estados que por su fortaleza económica, científica, tecnológica  y militar nos han subordinado a sus intereses desde todos los puntos de vista, con la complacencia de los gobiernos de turno que hemos tenido, salvo algunas y escasa excepciones, como las asumidas en su tiempo histórico por Cipriano Castro, cuando enfrentó el bloqueo que hicieran en nuestras costas Gran Bretaña y Alemania, con la complicidad de Francia, Italia y España.

Hoy día, y a propósito del Arco Minero, Venezuela sigue entregando sus recursos al capital trasnacional y, a la fecha, ya se han firmado cuatro acuerdos, con empresas trasnacionales chinas, canadienses, congolesas e inglesas, en trámite esperan  empresas norteamericanas y rusas -entre otras- con contratos leoninos a favor de las mismas, donde hasta el momento han sido beneficiadas compañías como la Yakuan Group de China, la Camc Engineering Co.Ltd (China), Afridiam de la República del Congo y la canadiense Gold Reserve. Esta última demandó a Venezuela, donde la Corte de Apelaciones de París falló a favor de dicha empresa y le ordenó a Venezuela pagarle 730 millones de dólares por la expropiación de sus activos en la región de Guayana.

James Coleman, presidente de la junta directiva de Gold Reserve, declaró que aunque ha prevalecido la posición de ellos en este juicio, siguen considerando a Venezuela como un socio y esperan que sea satisfecha la compensación. Pero, además, quieren continuar avanzando en el desarrollo del proyecto “Siembra Minera” en las minas Brisas Cristinas.
Geográficamente, la mencionada mina está ubicada en el municipio Sifontes del estado Bolívar, entre los parques nacionales Imataca y Gran Sabana. Aunque la certificación estará lista entre ocho meses y un año, desde ya se le considera la mina de oro más grande del mundo. Políticamente está en el centro de la diatriba. Por un lado, gravitan las acusaciones sobre el daño ambiental que podría causar en la zona la explotación de los minerales. Y, por el otro, que se convierta en el soporte financiero del Gobierno que, urgido de dinero, es acusado de regalar, no solo las riquezas mineras sino también las petroleras.

En medio de este panorama, valdría la pena preguntarse de cuál invasión nos habla el señor Maduro, cuando se entregan nuestros recursos al capital imperial, a no ser que muchos venezolanos estemos equivocados, y el presidente de este país se refiera a una invasión extraterrestre. Lo cierto de esto, es que históricamente esta nación no había sido vendida y entregada al imperio del capital, como lo está haciendo el llamado gobierno revolucionario, a nombre incluso de Bolívar.