La coordinadora de investigación del Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, responsable del estudio editado en junio “Las rentas mineras y financiación de la política social”, dialogó con El País sobre sus hallazgos en base a estudios de caso, en vista de que este sector tomará más impulso en Uruguay. Hujo señaló que la minería acentúa la desigualdad del ingreso y que los Estados deben procurar que las rentas mineras se destinen al financiamiento de políticas sociales. También afirmó que la minería afecta a la industria manufacturera dado que aprecia la moneda local, lo que hace menos competitivos a los bienes de exportación con valor agregado.
Fuente: diario El Pais
-Usted ha realizado estudios sobre la distribución del ingreso en países con minería desarrollada, ¿qué muestra la evidencia empírica?
– Los países ricos en recursos naturales y especialmente en productos mineros tienen una tendencia a mayor desigualdad que otros. La desigualdad siempre se produce a través de dos procesos. Por un lado está la distribución de riqueza primaria, que es resultado de procesos de mercado, y después una distribución secundaria que es resultado de políticas estatales. A través del mercado vemos que países ricos en minerales se caracterizan por economías de enclave con sectores dinámicos mineros concentrados en ciertas áreas geográficas y que muchas veces no tienen otros vínculos con el resto de la economía. Eso lleva automáticamente a una concentración de ingresos en el sector. En Chile es claro que el Norte, donde está la producción de cobre, cuenta con ingresos más altos que otras provincias. También en Nigeria hay una desigualdad regional que se explica en gran medida por la producción petrolera. Por otra parte, la distribución de ingresos a través del Estado depende mucho del régimen político y de la capacidad de captar parte de la renta de esas industrias extractivas y distribuirla a sectores más amplios de la sociedad.
– ¿Cómo afecta el desarrollo de la minería a otros sectores, como la industria?
– Cuando se habla de minería muchas veces se habla de una maldición de los recursos naturales y esa hipótesis se fundamenta mucho en los efectos macroeconómicos que produce la extracción. La problemática reside en que países que exportan productos primarios, como petróleo, reciben muchos flujos de divisas que después tienen un efecto sobre el nivel de precios y el tipo de cambio, que llevan a la apreciación, lo que se llama “enfermedad holandesa”. Esa apreciación del tipo de cambio la sufren las demás industrias en el país. Lo que observamos es que lentamente el sector manufacturero pierde competitividad y el país se hace cada vez más dependiente del sector extractivo y de servicios, que no compite con el exterior.
– Cuando habla de apreciación del tipo de cambio ¿es la moneda local frente al dólar?
– Exacto. Por eso la producción doméstica se vuelve más cara comparándola con los precios en el exterior y todo lo que se produce domésticamente es más caro y quita competitividad. Solo el sector extractivo que se calcula en dólares sigue siendo competitivo, entonces crece y el resto no.
– ¿La minería genera obstáculos para el comercio de materias primas procesadas?
– Normalmente lo que forma parte de una estrategia de desarrollo de largo plazo para una economía que explota recursos primarios es, a lo largo del tiempo, diversificar la economía y darle mayor valor agregado. Muchas veces estos objetivos encuentran obstáculos, no en los países mismos sino en la estructura de comercio exterior global, porque es más fácil exportar productos mineros que procesados. A veces no es necesariamente que haya una protección de los países ricos vis a vis de productos procesados del tercer mundo, sino que para los países de bajos ingresos hay ciertos privilegios en el comercio exterior de materias primas pero cuando producen productos más sofisticados se quitan estos privilegios. Eso actúa como un obstáculo proteccionista.
– ¿Evitar la maldición de los recursos depende de cómo el Estado trabaja sobre ellos?
– No en todos los casos la extracción de minerales o la producción de productos minerales significa una maldición, sino que hay muchos casos que demuestran que países que basan su producción en materias primas pueden ser exitosos. El éxito de una estrategia de desarrollo que se basa en productos primarios, mineros, depende por un lado del contexto internacional pero en gran parte de las políticas y de la calidad institucional y administrativa del país. También depende de quiénes son los actores activos en esas industrias; si son empresas nacionales o multinacionales, si el Estado mismo participa en la extracción de los recursos. Lo que es importante es tratar de minimizar el efecto inflacionario y la apreciación cambiaria.
– En cuanto a la calidad institucional ¿qué hay que mejorar?, ¿el control de empresas?
– Por un lado es la calidad de las instituciones. Por otro lado es importante la reglamentación del sector, los contratos que tienen los gobiernos con los inversores extranjeros, la cantidad de renta que capta el Estado para redistribuir.
-¿Qué relación existe entre la minería y la política fiscal?
– En muchos países que muestran una dependencia fuerte de las industrias extractivas vemos que una gran parte del ingreso público depende de ese sector. Como el sector de los commodities, el de minerales se caracteriza por una gran volatilidad de precios que se traduce en una volatilidad de los ingresos públicos. Eso lo hemos visto claramente con la crisis de 2008. No siempre están todos los minerales afectados, pero suelen caer los ingresos fiscales. Normalmente la reacción del Estado es cortar el gasto, hacer un ajuste de política fiscal que en un contexto de crisis es una reacción procíclica que lleva a un deterioro de la situación.
– ¿Cómo pueden las rentas de minerales financiar las políticas sociales?
– En muchos países de bajos ingresos y especialmente con el contexto internacional actual hay un potencial de extraer más renta de ese sector (por producción propia, por regalías o por impuestos) y canalizar parte de estos fondos al presupuesto público. Usar parte de este dinero para financiar políticas sociales tiene muchas ventajas para el crecimiento y para la estabilidad política y social. Un gran desafío es crear un consenso social sobre el uso de la renta pública, pero si no hay una fuente de financiamiento estable no se pueden discutir políticas sociales o introducir nuevos beneficios.
– Pero si los ingresos mineros son procíclicos, ¿qué pasa si baja el precio internacional?
– Ése es un gran riesgo, por eso es muy importante tener una estrategia de largo plazo con fondos de estabilización y de alguna manera hacer un cálculo serio sobre los recursos que se tienen bajo distintos escenarios.