El programa minero -compartido por Gobierno, Corporación-PLD y Cámara Minera- incluye cuatro nuevas iniciativas contaminantes-destructivas de fuentes de agua, flora y fauna: Falcondo-Miranda, Uni Gold-Dajabón, Gold Quest-San Juan y Everton-Yamasá (Sierra Siete Picos).
Fuente: El Nacional
Esto se está fraguando mientras avanza la devastación de Falcondo y Barrick Gold en el territorio comprendido entre La Vega-Bonao-Cotuí; provocando una verdadera tragedia humana-ambiental.
Recientemente el talentoso comunicador Ricardo Nieves alertó sobre inminentes amenazas contra Loma Miranda y el Distrito de Romero de SJM, ubicado este último en las proximidades de la Presa de Sabaneta y del río San Juan, afluente del Yaque del Norte.
El campamento Loma Miranda, todavía en pié de lucha, y el formidable movimiento político-social que lo acompaña, demostró capacidad no solo para salvar ese tesoro natural, sino también el mérito de frenar hasta hoy la ampliación de ese programa más allá de los terribles daños ya provocados y que siguen haciendo Falcondo y Barrick en el centro del país, y del enorme daño que hizo la Alcoa en Pedernales.
Miranda es un hueso duro de roer y yo aseguro que ni con un baño de sangre Falcondo y el Gobierno podrían materializar sus pérfidas intenciones, que más que el valor de sus limitadas reservas de níquel, persigue tres objetivos fundamentales: entrar a otros yacimientos mineros de la Cordillera Central, provocar más escasez de agua para ampliar el negocio privado y facilitar operaciones bursátiles mafiosas a cargo del capital minero y financiero transnacional.
La amenaza existe, pero la inclusión de Loma Miranda en los nuevos planes, podría también ser usada como maniobra para decir después: Miranda no, pero acepten que San Juan y Dajabón sí; calificado el rechazo en esos casos a una “absurda intransigencia”.
Lo de UNI-GOLD en Dajabón fue frenado por una resistencia social que el ejemplo de Miranda estimuló, por lo que no será fácil materializar allí esa agresión que afectaría gravemente importantes fuentes de vida aquí y en Haití. Y lo de Yamasá, con graves impactos sobre los ríos Isabela y Ozama, sigue en carpeta.
Estoy seguro, además, que lo del Gold Quest-San Juan –amenaza inminente-, al augurar dramáticos daños a las principales fuentes y reservas de agua y a la agropecuaria del suroeste (desde Azua hasta Barahona, incluido el Valle de San Juan o “granero del sur”), podría generar una indignación y movilización superior a Miranda, inspiradas también en su valioso ejemplo; resistencia que debería orquestarse desde ya ahí y demás puntos de agresión.