El vertido de petróleo está afectando a dos reservas naturales del país sudamericano y repercutiendo en los medios de subsistencia de la vida terrestre y submarina en la región afectada. El gobierno acusa a la empresa y reclama reparación y es lógico que así sea. Un hecho concreto que obliga a replantear el extractivismo sin límites impuesto a latinoamérica; un modelo de devastación que sumerge a la región en la pobreza.

El gobierno de Perú sigue investigando el derrame de unos 6.000 barriles de crudo que ocurrió el sábado pasado y afectó más de 174 hectáreas de playa -superficie que equivale a 270 canchas de fútbol- y 118 hectáreas de mar. El petróleo provocó la muerte de aves, lobos marinos y pingüinos. Las autoridades convocaron a voluntarios para limpiar las playas y prohibieron la salida del buque tanque en cuestión.

“Se han dispuesto algunas medidas, por ejemplo, el impedimento de zarpar del buque que ha estado involucrado en este hecho, es decir que en este momento hay un impedimento para que este buque pueda movilizarse”, explicó jefa de gabinete peruana, Mirtha Vásquez.

La funcionaria dijo que también que se solicitó una fianza de 150 millones de soles (38 millones de dólares) al buque de bandera italiana “Mare Dorium” llegado el caso de que quiera abandonar la costa peruana.

El derrame ocurrió el sábado en la Refinería La Pampilla, ubicada en Ventanilla, 30 kilómetros al norte de Lima, durante el proceso de descarga del “Mare Dorium”. Perú exigió a Repsol “resarcir” los daños por el derrame de crudo, atribuido por la empresa al oleaje causado por la erupción en Tonga, hecho que sigue en investigación.

Según la Marina de Guerra del Perú, el buque se encuentra fondeado en la bahía de puerto del Callao, vecino a Lima, hasta que terminen las investigaciones.

Daños

El Ministerio del Ambiente confirmó que fueron afectadas más de 174 hectáreas, equivalentes a unos 270 canchas de fútbol, en la franja de playa-litoral, y 118 de superficie en el mar.

“Este Estado no dejará impune un hecho tan grave”, prometió Vásquez.

Por las corrientes marinas el crudo se expandió a las playas de Ventanilla y Ancón, Santa Rosa y Chancay, donde se encontraron aves, lobos marinos y pingüinos muertos.

La Pampilla tiene una capacidad de procesamiento de 117.000 barriles diarios, más de la mitad del volumen total de refinación de Perú.

Pedido de voluntarios


Desde el gobierno peruano convocaron voluntarios para limpiar las playas afectadas por el derrame. “Pedimos a todas las personas que quieren voluntariamente colaborar que tengan un contacto con el Ministerio del Ambiente, quien organizará los equipos de voluntarios para que intervengan con seguridad, con protección, y para darles los mecanismos adecuados para que puedan trabajar”, explicó la jefa de Gabinete.

Según dijeron las autoridades, un equipo de expertos de la ONU llegará al país para asesorar al gobierno en las medidas necesarias a fin de enfrentar el derrame de crudo. “El día de hoy se ha logrado un acuerdo muy importante con la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, que está enviado un equipo de expertos en desastres ambientales, para asumir una labor de asesoramiento gratuito al Estado peruano”, indicó.

Por su parte, el presidente, Pedro Castillo, calificó el derrame como el “desastre ecológico más preocupante registrado en la costa peruana en los últimos tiempos” y prometió que trabajará para mitigar los daños causados por el crudo.

Expertos en camino

Un grupo de expertos de expertos de la ONU llegará al Perú en los próximos días y asesorará a las autoridades en la gestión y coordinación de la respuesta. Asimismo, realizará un planteamiento de acciones efectivas para reducir el riesgo de futuros desastres en el país.

La asistencia estará coordinada por la Oficina de Coordinación Residente de ONU Perú y liderada por la Unidad Conjunta de Medio Ambiente (JEU por sus siglas en inglés), conformada por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entidades encargadas de coordinar los esfuerzos internacionales para responder a los desastres ambientales y sus impactos humanitarios.

El Sistema de las Naciones Unidas en el Perú reitera su compromiso de seguir apoyando al Gobierno y al pueblo del Perú en esta situación de emergencia ambiental.

El coordinador residente de la ONU, Igor Garafulic, se reunió el jueves con las autoridades y garantizó el apoyo de todo su equipo en la lucha contra el desastre ecológico.

Las transnacionales saquean y contaminan. Los organismos internaciones asesoran. Es el pueblo quien además de limpiar el desastre sufre las consecuencias en carne propia.

Fuentes: Página12 – Noticias ONU