El 25 de abril pasado, más de 3.000 personas marcharon en el municipio de Rancho Grande, Matagalpa (norte de Nicaragua) para gritarle, una vez más, un NO rotundo a las pretensiones de explotación de la empresa transnacional minera canadiense B2Gold. Denunciaron las grandes mentiras sobre el supuesto desarrollo y beneficios de la explotación minera. La marcha demandó al gobierno central una verdadera reforma agraria, otorgando tierras a los campesinos para la producción agrícola y ganadera, y contribuir a una verdadera soberanía alimentaria. Igualmente se exigió que suspenda los permisos y las concesiones de exploraciones y explotaciones mineras ya otorgadas.

Por: Otro Mundo es Posible publicado en Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero M4

La marcha fue convocada por el movimiento local Guardianes de Yaoska, en torno al cual la población del municipio se ha organizado mayoritariamente para resistir las pretensiones de la transnacional canadiense. La población organizada cuenta con el total apoyo y respaldo del Grupo estratégico contra la minería de Matagalpa, un espacio de coordinación de varios movimientos y organizaciones sociales (ecologistas, feministas, comunales, defensoras de DDHH, de desarrollo…), iglesias (evangélicas y católica) y otras expresiones populares del departamento de Matagalpa y algunas de nivel nacional.

También el Movimiento Mesoamericano contra el Modelo extractivo Minero (M4) hizo presente su solidaridad y total apoyo a través de la participación en la marcha de integrantes del Movimiento Social Nicaraguense Otro Mundo es Posible, referente del M4 en Nicaragua.

La población, que caminó más de tres kilómetros dentro del municipio bajo un fuerte sol, expresó con voz alta y clara un NO a la minería en el municipio de Rancho Grande, “porque este tipo de explotaciones son un atentado contra la soberanía nacional y contra la seguridad y soberanía alimentaria”.

Participantes de la marcha denunciaron las grandes mentiras sobre el supuesto desarrollo y beneficios que traería la explotación minera a las comunidades, “pues cada día son más las evidencias y experiencias en más países de como la minería en realidad termina destruyendo los recursos naturales de las comunidades, contamina y seca las fuentes de agua, hace desaparecer montañas y bosques, afecta gravemente los cultivos y la biodiversidad y aumenta las enfermedades de las poblaciones aledañas”.

La marcha demandó al gobierno central acciones alternativas frente a la minería, como desarrollar una verdadera reforma agraria, otorgando tierras para incentivar a los campesinos para la producción agrícola y la ganadería, y con ello además contribuir a una verdadera y necesaria soberanía alimentaria para Nicaragua. Igualmente exigió al gobierno central que suspenda los permisos y las concesiones de exploraciones y explotaciones mineras ya otorgadas, “pues la minería solo trae y deja pobreza, destrucción y muerte”.

Por último se hizo un llamado a la población para que no se deje engañar con regalías mal intencionadas por parte de la empresa, y para que continúe unida, organizada y firme en contra de la minería, como un compromiso para la conservación y protección de los recursos y vidas de las comunidades.