En agosto de 2014 el complejo minero Buenavista del Cobre, derramó 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchi y Sonora. Más de 24 mil personas tuvieron afectaciones directas que buscaron resarcirse con la creación de un fideicomiso, pero los recursos se manejaron con opacidad, de manera discrecional y el dinero se terminó sin haber cubierto una larga lista de necesidades entre la población. Calificado como uno de los peores desastres medioambientales de los últimos años, el derrame provocó contaminación, daños al medio ambiente, a la salud de los habitantes y al sector económico.Fuente: Aristegui Noticias
El fideicomiso destinado a resarcir las afectaciones causadas por el derrame en los ríos Bacanuchi y Sonora, ubicados en la región centro-norte del estado de Sonora, se acabó, según un reportaje de Fundar.
En agosto de 2014, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente presentó una denuncia penal contra el complejo minero Buenavista del Cobre, del Grupo México, luego de derramar 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchi y Sonora.
Más de 24 mil personas tuvieron afectaciones directas que buscaron resarcirse con la creación de un fideicomiso, pero los recursos se manejaron con opacidad, de manera discrecional y el dinero se terminó sin haber cubierto una larga lista de necesidades entre la población.
Calificado como uno de los peores desastres medioambientales de los últimos años en México, el derrame provocó contaminación, daños al medio ambiente, a la salud de los habitantes y al sector económico.
Los habitantes de Baviácora y de los otros seis municipios perjudicados por la tragedia ambiental recibieron apoyo del Fideicomiso Río Sonora. Sin embargo, este recurso se extinguió en febrero de 2017, el cual estaba destinado a resarcir las afectaciones causadas por el derrame y funcionaba con dinero proveniente de las empresas responsables del daño: Buenavista del Cobre y Operadora de Minas e Instalaciones Mineras S.A de C.V.
El dinero -2 mil millones de pesos– también serviría para instalar plantas potabilizadoras de agua, reparar daños ambientales y atender, con una clínica, a los pobladores que presentaran padecimientos que pudieran derivarse de la contaminación.
María Silvia García, habitante de la localidad de Baviácora, señala que el apoyo se tradujo en un tinaco de la marca Rotoplas y 15 mil pesos. “Decía tercero y último pago, pero nada más me dieron uno”, comentó en julio de 2017, días antes Nacional Financiera informó que el Fideicomiso desaparecería ya que se daba por finalizada al quedar finalizada la reparación del daño.