A tres años de la contaminación del río Sonora, considerado por las autoridades medioambientales de México como el más grave en la historia de la minería nacional, los pobladores, organizaciones civiles y la Organización Mundial para la Salud (OMS), advierten que la contaminación en la zona subsiste.

Fuente: Notiamerica

El 6 de agosto de 2014, una fuga de un depósito de la mina Buenavista del Cobre provocó el esparcimiento de 40.000 metros cúbicos de sustancias tóxicas como cobre, arsénico, aluminio, cadmio, cromo, fierro, manganeso y plomo. La empresa Southern Copper Corporation, filial de Grupo México, fue señalada como responsable del suceso.

Grupo México se comprometió con el gobierno mexicano a crear un fideicomiso de 2,000 millones de pesos para garantizar la remediación, reparación y compensación por los daños económicos y ambientales y los problemas de salud causados en las comunidades afectadas por el derrame. Con los recursos del fideicomiso se realizaron pagos de 15.000 y 35.000 pesos a los afectados por la contaminación.

Los alimentos con altas concentraciones de sustancias cancerígenas y la fauna silvestre contaminada son algunos de los daños ocasionados por el derrame, detectados en un estudio para la población de zonas aledañas, elaborado por la Universidad Autónoma de México (UNAM), con la colaboración de instituciones educativas de Sonora.

 

SECUELAS DEL SUCESO

El informe ‘Las evidencias de las afectaciones a la integridad funcional de los ecosistemas del río Bacanuchi y el río Sonora por el derrame de la mina Buenavista del Cobre: avances del diagnóstico ambiental’ realizado por la UNAM, señala que existe un riesgo elevado en la salud de los pobladores por la exposición al plomo en la zona de San Felipe de Jesús.

De acuerdo al estudio, más del 70 por ciento de la población infantil podría tener niveles de plomo en sangre superiores a 10 microgramos por decilitro, lo que representa un alto riesgo para su salud y al menos 381 habitantes del río Sonora han presentado desechos tóxicos en sangre y orina, según datos de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental (Uveas).

Como consecuencia del derrame, la mezcla de metales pesados acabó con la población de peces en el río. También afectó a la fauna silvestre de la zona: coyotes, zorrillos, mapaches y zorros; en el hígado y los músculos de cinco especies de roedores y de dos tipos diferentes de aves.

ACCIONES FRENTE AL PROBLEMA

Los Comités de Cuenca Río Sonora (CCRS) y la ONG PODER –una organización que busca fomentar la transparencia de las empresas en América Latina– siguen buscando soluciones ante los problemas que se presentan en la zona, pero reconocen que el avance se ha ralentizado.

A pesar de los 12 amparos y acciones legales en contra de la empresa y las instancias de Gobierno involucradas, la ONG no ha logrado el acceso pleno a la justicia y la reparación del daño. “El gobierno mexicano ha mostrado poco o nulo interés en que Grupo México cumpla el compromiso de reparar los daños causados, y dejó en el abandono las acciones legales que se intentaron contra la empresa”, señaló la organización en un comunicado.

Recientemente, tras una batalla jurídica, PODER ganó un juicio de amparo para acceder al informe elaborado por los institutos de Geología y Ecología de la UNAM, así como la Universidad y el Tecnológico de Sonora, entre 2015 y 2016.

Por otro lado, el CCRS consiguió un juicio de amparo por la contaminación de dos pozos que obtienen agua del Río Sonora: los de Sinoquipe y La Labor. En el proceso se demostró que los pozos presentaban contaminación por arsénico y manganeso en niveles superiores a los establecidos en las Guías para la calidad del agua potable de la Organización Mundial de la Salud.

Además, los grupos han interpuesto una demanda de amparo contra el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Sonora (ISSSTESON), la Secretaría de Salud (que opera el Programa de Seguro Popular) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por no haber respondido a diversas solicitudes de información para conocer el estado de salud de los habitantes de río Sonora, y no haber atendido su salud, en primer lugar, tal y como menciona ‘Animal Político’.

UNA COMUNIDAD EN CRISIS

La crisis del río Sonora ha dejado secuelas entre los habitantes del lugar. Tras tres años, sus pobladores siguen a la espera de la restitución de sus Derechos Humanos al agua, a la salud y a un medio ambiente sano.

La tristeza se refleja en los rostros de los habitantes del río Sonora, quienes afirman que siguen brotando problemas de salud ocasionados por las contaminaciones en el agua y en el ambiente. Incluso en la zona se pueden ver muchas viviendas abandonadas por familias que fueron desplazadas por el desastre ecológico, recoge el diario local ‘El Universal’.