La minera canadiense Almaden Minerals Ltd causaría daños irreversibles al agua, medio ambiente y a la salud de los pobladores de Ixtacamaxtitlán si se le permite continuar en la perforación de barrenos en busca de oro y plata en la Sierra Norte.
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Fuente: Ángulo 7
Así lo advirtieron organizaciones civiles y académicos que durante 3 años realizaron un estudio para evaluar el impacto ambiental y en derechos humanos del proyecto que pretende extraer del subsuelo 50 millones de onzas de oro y plata en un periodo de 50 años.
El documento titulado “Por la vida, los derechos humanos y el futuro de Ixtacamaxtitlán y a cuenca del Río Apulco” señala que, al concluir la concesión otorgada por el gobierno federal en el año 2010, la empresa dejaría 165 millones de toneladas de residuos sólidos tóxicos, equivalentes al peso de 183 mil automóviles.
Esto porque se extraerían 7 mil 500 toneladas de material al día, entre rocas, metales y minerales, mientras que para separarlos se emplearían mil 95 millones cúbicos de agua por año.
En 2014 comenzó la etapa de exploración, con la que la corporación se ha dedicado a perforar la tierra para hacer barrenos, sin embargo, el documento acusa que desde entonces se han detectado una serie de irregularidades entre lo permitido por el gobierno y lo hecho por la firma.
Anomalías en exploración
Por ejemplo, el estudio asegura que el gobierno solo autorizó hacer 150 barrenos –agujeros– pero se han contabilizado más de 200; en tanto, la profundidad de las perforaciones también tiene anomalías, pues las autoridades permitieron 110 metros como máximo, pero de acuerdo con documentos consultados por las organizaciones, hay algunos con más de 500 metros.
Aunado a ello, calculan que al finalizar la vida útil de la minera –que se estima en 13 años después de la exploración, aproximadamente 2035- habría un tajo, es decir un agujero, pues la mina será a cielo abierto, de al menos mil metros de largo por mil de ancho y con cientos de profundidad, al cual sería imposible acercarse a menos de un kilómetro sin que afectara a la salud de las personas.
Con respecto a los jales –montones de piedra molida que quedan después de que los minerales de interés han sido extraídos- alcanzarían los 35 millones de toneladas, las cuales se irían dispersando con el viento contaminando, más allá del lugar en que se encuentran.
A causa de la explotación –cita el texto- los pobladores temen ser despojados del territorio, del agua y de daños irreversibles a su salud, por lo cual exigen a las autoridades que se detenga el proyecto ahora que aún está en su etapa preliminar.
Daños en flora, fauna, agua y a la salud
Advirtieron que, de no hacerlo, habría alteración del suelo, erosión y deforestación; polvo, gases, ruido, deterioro del paisaje, remoción de la vegetación, alteración del hábitat, desplazamiento de la fauna, pérdida de biodiversidad e impactos en la agricultura.
Sumado a ello, la contaminación del agua con cianuro, metales pesados y químicos derivado del drenaje ácido de roca.
Actualmente, Almaden Minerals posee 197 concesiones mineras en México, entre vigentes y canceladas, que en total ocupan 451 millones 127 mil hectáreas, lo equivalente a más de la mitad de la superficie que ocupan los 66 municipios de la Sierra Norte de Puebla.
El Instituto Mexicano para el Desarrollo comunitario, el Consejo en Defensa de la Vida y el Territorio y la Unión de Comunidades y Ejidos en Defensa del Agua, la Tierra y la Vida son algunas de las precursoras del estudio, realizado a su vez por académicos de la BUAP, la UNAM y del Colegio de Etnólogos y Antropólogos.
El estudio completo será presentado el 5 de abril en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, con entrada gratuita al público en general.