La Dirección General de Minería de Guatemala otorgó una licencia de reconocimiento a Firecreek Resources para hacer pruebas en un área de 2 mil 492 kilómetros.
Fuente: diario El Periódico
Foto las playas de la Costa Sur son lugar de distracción y refugio de especies como la tortuga marina.
17/05/2010. Los vastos depósitos de hierro (iron sand) de las playas de la Costa Sur han despertado la ambición de varias mineras australianas y canadienses que exploran las costas del Pacífico con el objetivo de explotar comercialmente el mineral.
La empresa Tikal Minerals, propiedad del grupo sino-australiano Mayan Iron Corp., no es la única que ha obtenido licencias para explorar hierro en las playas; la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas (MEM) también le concedió una licencia de reconocimiento a la empresa Firecreek Resources, Sociedad Anónima para hace prospecciones en un área de 2 mil 492 kilómetros.
Según la Dirección, Firecreek Resources es representada por el empresario estadounidense Michael Realini, quien dirige otras empresas como Quetzal Energy, que opera una concesión petrolera en Alta Verapa, además de haber desarrollado proyectos mineros como El Cóndor y El Pato.
A pesar de que el presidente Álvaro Colom ha declarado que el MEM tiene instrucciones de no otorgar una sola licencia hasta que exista un consenso sobre las reformas a la legislación sobre la industria extractiva, Selvyn Morales, director general de Minería, explicó que se le emitió una licencia de reconocimiento por seis meses a Firecreek Resources después de Semana Santa, luego de que esta empresa presentó un memorial obligándolos a otorgar el derecho minero, ya que habían cumplido con los requisitos que establece la Ley, entre ellos un estudio de mitigación ambiental.
“Si la Dirección General de Minería se hubiera negado a otorgarles la licencia, hubiera caído en incumplimiento de funciones, abuso de autoridad, retardo malicioso, delitos que contempla el Código Penal”, afirmó Morales.
Firecreek está negociando la venta del 50 por ciento de sus acciones a las firmas canadienses G4G Resources e Iron Sands Americas, quienes anunciaron el lunes pasado que habían obtenido una licencia en Guatemala.
Basil Botha, presidente de G4G Resources, declaró que “los depósitos de hierro en las playas guatemaltecas han demostrado un potencial para ser fuentes prolíficas de hierro de bajo costo para abastecer los mercados y la creciente demanda de China”.
Se trató de entrevistar a Michael Realini, pero dijo que estaba en una reunión de negocios.
El MARN se opone
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) indicó que, según sus archivos, ninguna de las empresas ha presentado un instrumento ambiental que ampare esa supuesta exploración.
Luis Zurita, viceministro de Ambiente, declaró que el MEM no tiene la facultad de otorgar licencias de exploración sin una previa resolución positiva del instrumento ambiental a cargo de la Dirección de Gestión Ambiental y Recursos Naturales.
“En caso de que empezaran a hacer trabajos de exploración sin contar con la resolución del MARN, se puede proceder precautoriamente, interrumpiendo el proceso y multando a la empresa e incluso deduciendo responsabilidades penales, económicas o administrativas”, declaró.
Morales dijo que de acuerdo con la Ley de Minería, para otorgar una licencia de reconocimiento o exploración solo se exige un estudio de mitigación, el cual ya presentaron las mineras.
¿Vale la pena explotar las playas?
Gianni Frosutto, experto italiano en siderurgia, señaló que hace 25 años descubrieron por casualidad hierro en las playas de Guatemala. Enviaron un contenedor con 20 toneladas de arena a Italia, donde, tras realizar varios ensayos, determinaron que el hierro tenía cristales de magnesio, que se derretían cuando trataban de fundir el metal. Tras determinar que era imposible separar el magnesio del hierro desecharon la idea. “No sé si ahora es posible”, señaló. Para Frosutto, la idea de excavar las playas de la Costa Sur es una locura, ecológicamente, no se sabe qué va a pasar, cuánto tiempo tomará el mar en recuperar la playa, y qué pasará con las tortugas y otras especies que viven en ella. Existen muchas dudas sobre el proyecto, desde el punto de vista ecológico no me parece correcto, concluyó.