El estudio sobre el impacto de la minería en San Sebastián fue presentado ayer oficialmente por la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, entidad que impulsó la investigación. La comunidad se enfrenta al dilema de seguir sacando oro a pesar del riesgo.
Fuente: La Prensa
Miembros de diferentes organizaciones ambientalistas y un equipo de investigadores canadienses y de El Salvador presentaron los resultados de un estudio que se realizó en el cantón San Sebastián, de Santa Rosa de Lima, La Unión.

La investigación pretendía evidenciar el impacto que ha ocasionado en la comunidad la explotación minera que se llevó a cabo por diferentes compañías, y que ahora ha sido retomada por la comunidad pero de una manera artesanal.

Se señala en el estudio que la principal afectación por la explotación de la mina San Sebastián está en el recurso hídrico, causando que todos los afluentes de agua estén contaminados con metales pesados, como hierro, manganeso, aluminio y selenio. “Lamentablemente a esa agua no se le puede dar ningún uso”, afirmó el hidrólogo Julio César Quiñónez.

El canton San Sebastián es cruzado por un río en cuyas aguas se puede observar un color rojizo y amarillento, lo que denota concentración de metales que según los investigadores sobrepasan los límites que permite la norma, que es de 0.05 miligramos de metal por litro de agua.

A pesar que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) ordenó el cierre total de la mina, la extracción de oro se sigue haciendo por personas de la comunidad, quienes han encontrado en ello una forma de sobrevivir, con la diferencia que sacan el material de manera artesanal y al momento de procesarlo usan mercurio, que de acuerdo a expertos también genera problemas de salud.

Pero el cierre total de la mina San Sebastián no es avalado por la comunidad. Aseguran que en este lugar trabajan más de 300 personas, quienes salen todas las mañanas hacia las cuevas que se extienden por todo el cerro.