Un grupo de vecinos, entre ellos científicos, salieron a medir la acidez y los metales pesados que ha dejado la explotación minera en el río San Sebastián, en el municipio de Santa Rosa de Lima, departamento de La Unión. Mide unos 50 kilómetros de largo, y pasa por Santa Rosa de Lima para desembocar en el Golfo de Fonseca, dejando tras su paso destrucción y contaminación. Este río servía para los regadíos de cultivos, para albergar especies en sus aguas, ahora parece una enorme cloaca, con sedimentos y de color amarillo. La explicación es sencilla, en este río desembocan las aguas de la mina de San Sebastián abierta allá por los años 40 por compañías canadienses. Hace 25 años fue cerrada, pero sus desechos han permanecido siempre sobre todo el cianuro. El cauce NO tiene vida. Los peces han desaparecido y ni las vacas o gallinas beben de sus aguas. El agua tiene la acidez similar al líquido de las baterías de los automotores. Algunas de las mediciones definieron que el agua está saturada de metales pesados. Fuente: Diario COLATINO – Patricia Meza

Viernes 25 de enero de 2008
El Salvador – En busca de la pepita de oro
Diario COLATINO http://www.diariocolatino.com/es/20080124/nacionales/51485/

El grupo salió con los instrumentos necesarios para la búsqueda de 'la pepita de oro' rumbo a San Sebastián, La Unión.

Solo que no era el oro que los mineros canadienses han explotado durante años, el producto a buscar era medir la acidez y los metales pesados que ha dejado la explotación minera en el río.

El 'material precioso' que antes era un río lleno de vida, árboles y una mejor calidad de vida en la zona, se ha convertido en contaminación, pobreza, enfermedades y en la muerte, que lentamente acechan a los pobladores y a lo poco de verde del lugar.

'Hoy mediremos el ph (acidez), la continuidad y la temperatura del río San Sebastián', esta frase dio el banderillazo de salida al acercamiento de una realidad de la cual se había hablado durante meses por diferentes expositores, la contaminación que producen las minas de oro.

En El Salvador la explotación de las minas de oro siempre ha estado. En la actualidad las empresas que están en este proceso son: Breth resources Inn, Canadá, Commerce Group Corp, Estados Unidos, Condor Resources Ltd. Australia, Gold Ore Resources Ltd., Intrepid Minerals Corp. Canadá, Pacific Mining Corp, Canadá; Silver Crest Mines Inc. Canadá entre otras.

Esta realidad altamente nociva pasa desapercibida en los medios de comunicación, radio, televisión y prensa que se dedican a diario a dar sendos espacios para notas de muertos, violencia o campañas electorales.

David Pereira es un experto ecologista, el viene haciendo conciencia sobre los daños que causan las minas, desde hace años. De piel curtida por el sol, Pereira señala que es necesario conocer de cerca los alcances negativos de la minería y, sobre todo, darlos a conocer.

El río San Sebastián, en el municipio de Santa Rosa de Lima, departamento de La Unión, es solo uno de los contaminados. Su afluente nace entre la quebrada 'El Taladrón', el cerro San Sebastián y el municipio de Sociedad, departamento de Morazán.

Sus aguas pasan por muchas poblaciones y en el caso específico del río San Sebastián que mide unos 50 kilómetros de largo, este pasa por Santa Rosa de Lima para desembocar en el Golfo de Fonseca, dejando tras su paso destrucción y contaminación.

Pero, porqué un río que antes era fuente de vida, que servía para los regadíos de cultivos, para albergar especies en sus aguas, ahora parece una enorme cloaca, con sedimentos y de color amarillo.

La explicación es sencilla, en este río desembocan las aguas de la mina de San Sebastián abierta allá por los años 40 por compañías canadienses. Hace 25 años fue cerrada por la guerra, pero sus desechos han permanecido siempre sobre todo el cianuro.

A esto se le conoce como drenaje ácido, según destacó en una de sus exposiciones Juan Almendarez, un hondureño que también abandera en su país la lucha contra las minas.

Este ácido se forma por la explotación minera, ya sea por excavaciones subterráneas o a cielo abierto, por la acción del cianuro, liberando los metales pesados de las rocas fragmentadas y el resultado es que contamina el agua, el suelo y el aire.

En San Sebastián la empresa Comert Group Company, de origen canadiense, empezó a explotarla allá por 1940, hoy la quieren volver a abrir.

La explotación minera deja un proceso perpetuo de contaminación que puede durar años y hasta siglos, ésta puede ser superficial o profunda, de alta acidez saturada en sulfatos y con elevados niveles de hierro, manganeso, cadmio, aluminio y otros metales.

Debido a la alta cantidad de hierro oxidado el color del drenaje es rojizo y es por eso que los campesinos dicen que el agua tiene 'sarro'.

Este río ha sido medido en su acidez en otras ocasiones para llegar a los vertederos de la mina sobre el agua del afluente y recorre de Santa Rosa de Lima unos 10 kilómetros, por una calle polvosa y empedrada en cuya orilla han sembrado matas de piña.

En la quebrada 'El Comercio' dos enormes desagües dejan caer un líquido amarillento que forma una espesa capa sobre el agua. La zona luce desértica.

Humberto Cruz, Armando Benítez y Antonio Hernández pertenecen al Comité Regional de Oriente frente a las minerías de Morazán.

Según cuentan en el lugar los habitantes han padecido de enfermedades pulmonares y de la piel, muchos han muerto a consecuencia a consecuencia de éstas.

Los estudios para determinar si la causa fue la contaminación no se han realizado.

Este río no puede servir para los anuncios de la minería verde, por que sus aguas están oscuras y llenas de 'costras', nada que ver con lo que anuncian las compañías que hablan de sostenibilidad y desarrollo.

'Esa minería debería llamarse amarilla o roja porque así queda el agua', comentó un habitante de pies descalzos, quien dice que desde que los mineros llegaron al lugar la vida ya no es la misma.

Mientras, don 'Armando' exhorta al grupo que escucha las recomendaciones, de que hay que ser cautelosos con las preguntas, porque hay personas que están a favor de las minerías, ya que según ellos están generando empleo y otras que están conscientes de que las minas generan muerte y destrucción.

Y es que al solo observar el río, la vista no puede evitar tanta desolación. El cauce de por lo menos 40 metros de ancho no tiene vida. Los peces han desaparecido y ni las vacas o gallinas beben de sus aguas.

Don Toño explicó que todo se ha ido muriendo lentamente y ahora otra amenaza se cierne sobre el desolado San Sebastián, es que de reabrir la mina las excavaciones las harán a cielo abierto, lo que significa desaparecer el cerro definitivamente.

Esto traería como consecuencia que los pobladores emigren de la zona.

'Los que están a favor no saben de todo esto que tendrán que dejar sus casas y sus pocas pertenencias, no saben de la gravedad del asunto', agregó.

Los males que actualmente padecen en el lugar es en primer lugar la falta de agua, ya que el líquido no puede extraerse de pozos, porque estos están contaminados.

El polvo se levanta como una espesa nube aumentando el riesgo de las enfermedades respiratorias.

Como la que presentó Don Faustino que murió hace meses de una tos incesante llamada 'silicosis'.

En el lugar, la gente sobrevive de algunos cultivos que aún se dan, de la cría de cerdos y gallinas, otros se arriesgan a explotar la mina en forma artesanal a ellos se les llama 'guiceros' y utilizan como químico el cianuro.

Pereira inició las mediciones en la quebrada 'El Comercio', un grueso chorro colocado a un costado del río dejaba ver el color amarillo chiltota que despedía el agua, para que este se diluyera en el resto del río.

En este punto, el agua, según la medición definía 2.5 grados de ph, la conductividad de 2.7 que detalla altos grados de metales pesados y la temperatura 28.7. Estos resultados revelan que el agua está saturada de metales pesados aunque no se puede definir cuales son.

Otro punto de medición fue en otro desagüe arriba de la quebrada El Comercio, aquí el agua sale directamente de la mina la apariencia del agua es transparente, pero el color rojizo de las piedras delata altos grados de cianuro que ocasiona acidez.

Las mediciones se hicieron con el Padecímetro, según explicó Pereira el agua que no tiene tanta acidez oscila entre los 7 microsiemens, sin embargo, si llega a seis tiene 10 veces más de acidez, un 5 es 100 veces más y un 4 es mil veces más de ácido.

En esta quebrada los niveles oscilaban entre los 2.33 de acidez, 3.9 elementos de conductividad y 30.6 de temperatura. Este proceso de contaminación permanece en el lugar miles y miles de años, según explicó Don Toño.

El tercer punto a visitar fue 'La Presa', en el camino hacia este lugar se pudo observar una pequeña montaña de piedras apiñadas, los lugareños dijeron que es allí donde se extrae artesanalmente el oro.

Al llegar a 'La Presa', la gente observa al grupo de mujeres y hombres que participaban del diplomado sobre minerías y que realizaban su práctica de medición de contaminación del río.

Todos y Todas bajaron de la coster que lo conducía, la cual tenía inscrito en letras grandes 'La Sonora Explosiva', en alusión a un grupo de música de San Vicente.

Este lugar está lleno de niños que juegan descalzos y mujeres que lavan ropa, de cerdos que corren de un lugar para otro enterrando sus trompas en el lodo.

Aquí los mineros hacían el proceso de lixividación, por lo que también en un lugar contaminado.

Un estudio hecho por un italiano de apellido Faviani encontró residuos de cianuro en el agua.

'Con el agua lluvia se cimentaba', dijo Don Toño. A escasos metros de la zona se hiergue el cerro de San Sebastián a la espera de que las leyes no aprueben de nuevo la apertura de la mina, aunque el daño ya está hecho y sigue acechando la poca vida que queda.