Más de 100 personas se reunieron ayer en la casa parroquial de San Blas para hablar sobre minería y sus posibles afectaciones al agua de Cuenca. El encuentro no contó con la presencia de representantes del Ejecutivo y finalizó con un acuerdo para conformar un comité técnico que de seguimiento al tema.
Fuente: El Tiempo
La reunión inició con consignas contra la minería por parte de los asistentes, la justificación de la legitimidad del cabildo como un espacio ciudadano, así como una explicación de la importancia de los páramos en el ecosistema local por parte de técnicos ambientales.
Los concejales Iván Granda y Dora Ordóñez dirigieron el diálogo. Representantes de los jubilados, dirigentes barriales y parroquiales, catedráticos y colectivos ambientalistas como Yasunidos, se sucedieron en los discursos que coincidieron en criticar a la minería en Río Blanco y en Quimsacocha.
El exconcejal Tarquino Orellana propuso crear un modelo de desarrollo local para decidir sobre el uso del suelo en los proyectos. Federico Guzmán, representante de la Junta Parroquial de Victoria del Portete, propuso hacer mesas de diálogo con el sector rural, mientras que el catedrático Carlos Castro solicitó un trabajo conjunto de la Alcaldía y la Prefectura por la defensa del agua.
También estuvo presente el asambleísta Oswaldo Larriva quien indicó que el Concejo Cantonal tiene “la obligación” de tratar el tema y emitir un pronunciamiento, “que debe ser técnico, pero también político”.
Las impresiones del diálogo serán trasladadas al Concejo Cantonal para que este se pronuncie sobre el tema. Los concejales Granda y Ordóñez proponen una moratoria minera para cumplir con estudios a profundidad, que certifiquen que la actividad minera no provocará contaminación en la zona rural de Cuenca.