Bucaramanga marchó. Miles de ciudadanos se movilizaron en defensa de la vida, en defensa de la pureza del agua proveniente de Santurbán. La ciudad manifestó la plena comprensión de un hecho indiscutible: Allá detrás de los cerros, en aquello que llamamos Santurbán y su región, hay mucho más que oro y plata. Reposa una riqueza infinita que no necesita de una sola gota de cianuro para ser explotada. 

Por Manolo Azuero

04/03/2011. No se trata de un romanticismo banal. No es un rechazo emocional a la intervención extranjera. Es un llamado a la razón, para entender que no podemos correr el riesgo de que las fuentes hídricas se contaminen con un proyecto de la escala de Angostura. La marcha fue una gran invitación para asumir con plenitud la riqueza natural de Santurbán, sin la necesidad de toneladas de explosivos.

No desconozco la preocupación de los pobladores de la zona. El apoyo de los municipios aledaños al proyecto es aceptable. Lo que es rebatible es la causa de esa dependencia a la acción industrial de la Greystar. Es refutable el abandono al que se ha sometido una región que permanece en la edad de piedra por la falta de una inclusión contundente a los avances económicos y sociales del departamento. La obligada negación de la licencia, que hoy debemos exigir en la audiencia pública, tiene que estar acompañada de una gran apuesta del estado por generar dinámicas de desarrollo e infraestructura en aquella zona. Construcción de vías no para el cianuro y la dinamita, sino para miles de santandereanos, colombianos y extranjeros que podrían convertir Santurbán y su periferia en un gran epicentro del ecoturismo en Colombia.

Con presupuesto nacional y departamental, compensando el abandono de tantos años, se debe construir un gran corredor vial que conecte al área metropolitana de Bucaramanga con Matanza (a medias hasta ahora), Toná, Suratá, California, Vetas, y Berlín, llegando hasta la que será en unos años la doble calzada nacional entre Cúcuta y Bucaramanga. Un recorrido complementado por senderos turísticos que recorran las lagunas y quebradas de la zona, los paisajes hermosos que ofrece el páramo de Santurbán y sus alrededores, las montañas que encima del cielo resguardan santuarios de especies únicas. Cerca a los municipios de California y Vetas hay una riqueza que esas poblaciones pueden aprovechar sin poner en riesgo de contaminación sus propias fuentes hídricas que suplen el acueducto de Bucaramanga. No hacen falta lagunas de agua cianurada, vulnerables a accidentes fatales, para convertir dicho sector de Santander en un motor de nuestra economía, generador de empleo y prosperidad.

El potencial para lograr un desarrollo sostenible es infinito. Se requiere de voluntad política y responsabilidad estatal para adecuar la zona, en términos de seguridad e infraestructura, y elegir el turismo como una gran locomotora del bienestar general. Santurbán y su región son más, mucho más que oro y plata. Hablemos: manoloazuero@hotmail.com