Los ecosistemas denominados paramos, proveen de agua a más de tres millones de personas en igual número de departamentos, permiten el riego de 180.000 hectáreas de cultivos a través de 28 distritos.Áreas de ocho departamentos fueron delimitadas ayer por el Ministerio de Ambiente.
Fuente: El Tiempo
Erradicar los títulos mineros que puedan estar vigentes en sus áreas, reconvertir las actividades ganaderas por otras y lograr desarrollos agropecuarios sostenibles son los tres retos que comienzan para ocho complejos de páramos que fueron delimitados ayer vía resolución del Ministerio de Ambiente y que se dieron a conocer en un evento en cabeza del presidente de la República, Juan Manuel Santos, en Belmira, municipio de Antioquia.
Estos ocho ecosistemas proveen de agua a más de tres millones de personas en igual número de departamentos, permiten el riego de 180.000 hectáreas de cultivos a través de 28 distritos, y además, son la base para la generación hidroeléctrica en centrales como Quimbo, Miel I, Miel II, El Edén, Urrá, Tasajera y Niquía.
El complejo de Frontino-Urrao, en Antioquia; el sistema de Sonsón, en ese mismo departamento y en Caldas, las áreas de Miraflores, en Huila y Caquetá, y Los Picachos, que se extiende sobre este último departamento, el Meta y Huila, son parte de este grupo de ocho. Sus delimitaciones se hicieron con base en estudios técnicos del Instituto Humboldt.
Estos cuatros páramos son zonas que no albergan mucha población (en algunos casos están completamente deshabitados) y que por varias décadas permanecieron blindadas de cualquier intervención por la presencia de las guerrillas. La expectativa, según investigadores del Humboldt, es que con esta declaratoria y en la etapa del posconflicto se logre explorar la biodiversidad que guardan.
Otro de los complejos delimitados fue Belmira, en el norte de Antioquia, del que depende el abastecimiento de agua para más de un millón de habitantes del Valle del Aburrá y otros municipios de ese departamento.
Los otros tres ecosistemas de páramo: Farallones en Valle del Cauca, Tatamá en Risaralda y Paramillo en Antioquia fueron delimitados dentro de los parques nacionales naturales que llevan el mismo nombre. Esto significa que el área de páramo quedó completamente cubierta dentro de lo que ya se tenía como parque nacional natural en cada caso.
Gabriel Vallejo, ministro de Ambiente, le explicó a este medio que en los próximos tres años las corporaciones autónomas ambientales de cada jurisdicción tienen la responsabilidad de establecer un plan de acción para lograr que las actividades económicas dentro del páramo sean sostenibles.
“En el 95 por ciento de estas zonas, no hay actividades mineras, pero sí agrícolas. En esa medida, lo que estamos revisando son cuáles actividades tienen que cambiar”, anotó.
La meta de delimitar los 2’900.000 millones de hectáreas de 36 complejos de páramos en el país, así como de los ecosistemas de humedales, se trazó para el plan de desarrollo 2010-2014, debido a que, tras el fuerte fenómeno de la Niña, que dejó más de 3’290.000 personas damnificadas, se hizo necesario revisar cómo se están gestionando estos ecosistemas.
Con recursos del Fondo Adaptación, el Gobierno priorizó la fijación de límites para 21 complejos de páramos. El Instituto Humboldt debe entregar a mediados de mayo todos los estudios técnicos de estos ecosistemas para que sea el Ministerio de Ambiente el que tome la decisión final al respecto.
A diferencia de estos ocho ecosistemas que tienen límites desde ayer, las autoridades ambientales prevén que la delimitación de otros páramos del centro del país como el de Sumapaz, Guerrero y Pisba será una tarea más complejas, porque hay mucha más población en sus suelos y existe una transformación importante de sus áreas por las actividades agrícolas.
De acuerdo con Vallejo, la expectativa es que a junio de este año el 50 por ciento de los páramos ya tenga nuevos límites que permitan blindar a estos ecosistemas, de los que depende el 70% del agua del país, de actividades como la minería y la ganadería.