La transformación radical que ha experimentado el valle del Choapa, en Chile, en las décadas recientes muestra de manera clara cómo el proceso de globalización de la economía ejerce efectos drásticos sobre territorios rurales que son proveedores de materias primas para la exportación y/o que están articulados a la logística de la comercialización.

 

Fuente: Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural

Andrea Furnaro, asistente de investigación de Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, afirmó lo anterior al participar como ponente en el Noveno Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural (ALASRU) denominado “Sociedades rurales: diversidades, contrastes y alternativas”, que se realizó en la Ciudad de México del 6 al 11 de octubre.

Furnaro expuso la ponencia “Agricultura y Minería: transformaciones en las formas de territorialización. El caso de Salamanca, en el valle agro-minero del Choapa, Chile” y como parte de sus conclusiones afirmó que este valle –proveedor importante de productos agrícolas y mineros desde la Colonia, pero con alta inversión y presencia de empresas trasnacionales en ambos ramos en los años recientes- “resulta un buen ejemplo de cómo la globalización desde América Latina puede mostrar su radicalidad en territorios no metropolitanos”.

Comentó que es común que se analicen los efectos de la globalización en los centros urbanos, y casi no se estudia lo que ocurre en el medio rural.

Explicó que en las zonas centro-norte y centro de Chile existen varios valles –como los de Copiapó, Huasco, Elqui, limarí, de Choapa y Aconcagua- cuya geografía (superficie hondanada por montañas, y ríos) permite la convivencia de la agricultura y de la minería; son valles agromineros.

“El caso del valle del Choapa –ubicado a 200 klómetros al norte de la capital chilena, Santiago- es de especial interés. En él toman gran fuerza durante los últimos años de manera conjunta la agricultura de exportación y la gran minería del cobre. Estas actividades han generado profundas y radicales transformaciones económicas, sociales, medioambientales y paisajísticas, en niveles que difícilmente otros territorios del país han experimentado.

“Con la apertura comercial y el aumento de las exportaciones agrícolas en los años 80s, disminuye en el valle la producción tradicional de cereales, sobre todo de trigo, y también disminuye la ganadería, los cuales van a ser remplazados por la fruticultura y sobre todo por una especialización progresiva en la producción de uvas para el pisco.

“Por otro lado, el valle alberga a la Minera Los Pelambres, uno de los diez yacimientos cupríferos más grandes del mundo y el cuarto mayor de Chile, que comenzó a operar en el año 2000 (las instalaciones de la mina ocupan 120 kilómetros desde la cordillera, donde se realizan las labores extractivas, hasta llegar al océano Pacífico en el puerto de Chungo, donde se transporta el materia)”.

Furnaro afirmó que, especialmente a partir de los años 90s, con un aumento en la exportación agrícola, y desde el 2000, con el inicio de operaciones de Los Pelambres, se observa una importante disminución de las tasas de pobreza. “En 1990 Choapa era la tercera provincia del país con mayor porcentaje de población pobre e indigente, y para el el año 2009 está entre la mitad de provincias con menor tasa de pobreza (de un total de 54)”. La provincia de Choapa alberga al valle, y su población asciende a unas 84 mil personas.

Sin embargo, a nivel de los ingresos el cambio no fue tan fuerte. En 1990 Choapa era la segunda provincia con un ingreso autónomo per cápita más bajo y en 2011 se mantiene entre las diez provincias con más bajo ingreso autónomo per cápita, señaló.

Ocurre, explicó, que los habitantes del valle han venido desarrollando servicios para la minera, con la proliferación del comercio, la hotelería, los restaurantes y de empresas ligadas a la producción minera. Esto explica que en el 2011 Choapa se ubicó entre las 11 provincias con mayores índices de diversidad del empleo. Sin embargo, existe una alta predominancia de trabajo relacionado con el sector primario, altas tasas de autoempleo, bajas tasas de contratación y de afiliación a algún sistema previsional.

La especialista señaló que la llegada de la gran minería a pequeñas localidades como las que componen el valle del Choapa, con realidades sobre todo rurales y agrarias, “genera un fuerte impacto en las formas de habitar y dar uso al territorio”. La gran minería implica una estructura productiva nueva en estas localidades, con el traslado de grandes camiones, la construcción de nuevos caminos, la llegada de trabajadores, todo lo cual genera tensiones, y una fundamental tiene que ver con la contaminación del medio ambiente, específicamente del agua.

Se observa carencia de agua relacionada con la contaminación que generan las mineras por medio de múltiples incidentes operacionales, que han generado derrames tóxicos sobre las cuencas del río Choapa. Además se han generado conflictos con Los Pelambres por las grandes cantidades de agua que requiere para su proceso productivo. Esta situación ha motivado conflictos con la actividad agrícola, la cual, junto a la población de la zona, pide la priorización de esta actividad por medio de la construcción de embalses.

También se observa que la destrucción del paisaje natural que propicia la minería, es vivido como una violencia a la comunidad del valle y su identidad”. La población dice “vamos a terminar como Calama”, refiriéndose a una ciudad minera del extremo norte, desértico y árido de Chile, y lo señala así tanto por la menor disponibilidad del agua, como por situaciones tales como la llegada de trabajadores hombres ajenos a la zona, que provocan aumento en el número de prostíbulos y delincuencia.