Al decidir rediseñar el sistema de recaudación de regalías del sector de minería, el gobierno definió cuatro grupos de bienes minerales que, según la evaluación oficial, desempeñan un papel importante en la economía, por lo cual, precisan un tratamiento diferenciado en la nueva legislación. La idea es tasar menos los minerales utilizados en la construcción civil y más a los que actualmente se exportan con poco agregado de valor.
Fuente: El Cronista.com
01/08/2011. Además, el plan gubernamental incluye la preparación de medidas complementarias para disminuir la carga de impuestos de los ítems usados en la industria manufacturera.
Los cuatro grupos que recibirán un tratamiento diferenciado son: bienes que concentran la mayor parte del valor de producción mineral brasileña y se exportan en forma bruta o semi elaborada, como mineral de hierro, bauxita e niobio; los insumos minerales esenciales para el desarrollo de la industria nacional, como cobre y níquel; los minerales no metálicos de fácil extracción, que abastecen básicamente la construcción civil, como arena, brita, arcilla y caliza; y las sustancias escasas en el suelo brasileño utilizadas en la producción de fertilizantes, como potasio, fósforo y fosfato.
Parte de los cambios se realizarán a partir de la formulación de la Compensación Financiera por Exploración de Recursos Minerales (CFEM), mecanismo usado en el cobro de los royalties. El resto dependerá de nuevas políticas de incentivo fiscal. Las principales novedades integran el nuevo marco regulatorio, en etapa final de discusión en la Presidencia de la República.
La profesora Maria Amelia Enríquez, de la Universidad Federal de Pará (UFPA), llamó la atención sobre un conjunto de distorsiones en el tratamiento tributario dado a las sustancias minerales de Brasil. Citó el hecho de que la arena usada en la construcción civil. Que no llega a costar R$ 40 la tonelada en el local de extracción, se tase de la misma forma que el níquel, cuya tonelada llega a costar R$ 40.000. “Eso no tiene sentido. Analizamos códigos de diferentes países y no encontramos nada semejante”, dijo Enríquez.
La profesora trabajó hasta julio como asesora de la Secretaría de Geología, Minería y Transformación Mineral, del Ministerio de Mineas y Energía, participando activamente de la formulación de los cambios en la forma de cálculo de la CFEM. El cambio en las reglas de los royalties constituye sólo uno de los tres proyectos de ley que elabora el gobierno para reformular el marco regulatorio del sector.
Los otros dos tratan sobre la institución del nuevo Código de Minería, con las nuevas reglas de concesión y labra, y de la creación de la Agencia Nacional de Minería (ANM), que realizará la fiscalización y el recogimiento de la CFEM. El gobierno definirá un margen de variación de las alícuotas de entre 0,5% y 8%. Hoy, cada mineral tiene una tasación fija, que puede alterarse a través de una ley -la facturación líquida obtenida en la tasación del mineral de hierro paga 2% de la CFEM. Con los cambios, las alícuotas podrán variar, dentro del margen establecido en la nueva ley, a través de un decreto presidencial. En el caso del mineral de hierro, la alícuota puede duplicarse.
La categoría de los bienes minerales exportados de forma bruta o semi elaborada -que integran mineral de hierro, bauxita y niobio- deberían sufrir una tasa más alta inmediatamente, según Enríquez. Ese segmento responde por 80% de la producción minera brasileña y se beneficia con incentivos fiscales dedicados a la exportación.
Esos incentivos desestimulan en la práctica, el agregado de valor dentro del territorio nacional. La profesora sugiere que el gobierno suba las alícuotas de royalties, en ese caso, a 4%. Además, el ministerio de Hacienda pretende aplicar el Impuesto de Exportación, con el objetivo de desestimular la venta de productos primarios y/o semi elaborados.
El segundo grupo, compuesto por una variedad de sustancias minerales, como cobre y níquel, es fundamental para el desarrollo de la industria nacional. Esos minerales también sufrirán una suba de royalties. Como son relevantes para los costos de producción de la industria de transformación, Enríquez recomienda que el gobierno adopte una medida compensatoria: la reducción de la carga de impuestos.
“Es preciso darles un trato distinto, porque alimentan los diferentes ejes de la cadena productiva, lo que multiplica las oportunidades de negocios dentro del territorio nacional. Y eso contribuye a los avances tecnológicos, la generación y multiplicación de renta y empleo en el país”, dijo.
Para el grupo formado por minerales de uso directo en la construcción civil -como arena, brita, arcilla y caliza–, el gobierno prepara una reducción significativa de la alícuota, pasando de 2% a 0,5%. Además de mover las economías locales, ese segmento de la minería ayuda a sostener la expansión del mercado inmobiliario, sector importante para la generación de empleo y renta.
La insatisfacción del gobierno como los llamados productos “agregados” de construcción civil (arena y brita) está relacionada al alto grado de informalidad en la producción de esos minerales. La actividad es dominada por empresas de pequeños y mediano porte, que exploran áreas próximas a los centros urbanos, considerando que la logística es el principal factor de aumento de precio en el punto de entrega.
La expectativa es que, con menores tasas de royalties y un proceso de otorga menos burocrático, el mercado tiene estímulos para buscar la formalización.
En el caso del cuarto grupo de minerales -agro minerales, utilizados como insumo en la fabricación de fertilizantes–, el gobierno planea reducir el royalty. Algunos de esos elementos, como potasio y fósforo, tienen baja disponibilidad en Brasil, el proceso de exploración es complejo, pero son fundamentales para la producción agrícola. La mayor parte del consumo interno es atendido por la importación. Fósforo y potasio se mezclan al nitrógeno en la fabricación de fertilizantes NPK.
La regla actual de la CFEM para los agro-minerales es, según Enríquez, “ambigua” y tiene trampas que generan embates constantes de los equipos de fiscalización con las mineras. “El potasio, por ejemplo, está tasado con una alícuota de 3%. Ocurre que los fertilizantes pagan royalty de 2%. Pero 99% de ese potasio se utiliza en la producción de los fertilizantes”.
Fuera de esos cuatro grupos, que recibirán tratamiento diferenciado, están el oro extraído por mineras y otros metales especiales. Después de ser beneficiado por más de 20 años con una alícuota considerada baja, de 1%, el oro producido en el país, con excepción de la exploración artesanal en minas, debe sufrir el aumento más alto de la CFEM. El nuevo porcentaje para el segmento debe superar 4%. En torno de 80% del oro producido en Brasil se exporta.