Han sido muchas las denuncias que hemos manifestado medios de comunicación y organizaciones ambientalistas de Sudamérica en relación a la contaminación y deterioro del Río Pilcomayo. Los afectados por la contaminación minera de la cuenca del Pilcomayo se declararon en estado de emergencia, debido a que las autoridades departamentales de Potosí (Bolivia), no solucionan el problema de la contaminación de las aguas de ese afluente.
Por Gustavo Carrasquel
14/07/2012.Compartido por Bolivia (31 por ciento), Argentina (25 por ciento) y Paraguay (44 por ciento) ninguno se hace responsable de los gravísimos problemas que enfrenta, como la contaminación por minería, dragados y deforestación. Los pobladores aborígenes son los más perjudicados.
Precisamente estas comunidades emplean las aguas del río Pilcomayo para riego, sin ningún tratamiento previo, ocasionando que sus productos tengan niveles de metales pesados por encima de los que indica las Normas Internacionales.
De acuerdo a un estudio realizado en 2011, autoridades bolivianas detectaron que los rangos de la presencia de zinc en los cultivos de hortalizas alcanzaron hasta 50.31, es decir, nueve veces más de lo permitido en tanto que el límite permisible por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) es 5.
A la contaminación urbana y minera, que disminuye la fertilidad de los suelos y, en consecuencia, reduce la de los medios de vida y afecta a la economía de muchas comunidades indígenas y campesinas, se suma la falta de una políticas de manejo integral de la cuenca, en la parte boliviana, que ocasiona la acumulación de sedimentos en la cuenca baja, perjudicando la única fuente de vida para algunas comunidades indígenas, como es la actividad de la pesca.
Los afectados por la contaminación minera de la cuenca del Pilcomayo se declararon en estado de emergencia, debido a que las autoridades departamentales de Potosí (Bolivia), no solucionan el problema de la contaminación de las aguas de ese afluente.
La concentración de metales pesados en los depósitos de los cauces de aguas bajas y altas del Río Pilcomayo desde Potosí hasta la frontera con la Argentina y Paraguay merece la atención de estos países, de manera que no solo el gobierno boliviano debe tomar medidas frente a este grave problema ambiental.