El historiador y ecologista canadiense Daviken Studnicki-Gizbert denunció hoy en Panamá que las crecientes actividades mineras de Canadá se han convertido en una amenaza ambiental en Latinoamérica.
Fuente: El Sol on line
17/10/2011. Studnicki-Gizbert, ganador del Premio Leopold Hidy Award 2011, otorgado por The Forest History Society for Enviromental History, disertó sobre los conflictos generados por la extracción mineral a cielo abierto y el uso de territorios por las multinacionales.
Reseñó que “existen más de 1.500 empresas mineras canadienses, que operan en todo los continentes, a tal punto que la minería ha pasado a ser el enlace más importante entre Canadá y la región”.
El analista, quien trabaja en la Universidad McGill, en Montreal, admitió que hace 20 años había una docena de proyectos canadienses en Latinoamérica.
Sin embargo, en la década de 1990 la crisis de la deuda soberana obligó a los países a reactivar la minería.
Studnicki-Gizbert destacó que cada proyecto forma un “arco”, desde la obtención de una concesión hasta la producción, que luego pasa por el abandono de la actividad, a través de un sistema de concesiones que permite la entrada de firmas mineras, pero hace difícil deshacerse de ellas.
En ese sentido, mencionó como casos documentados de fallas en los sistemas de retención de la actividad a México, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, la Guyana Francesa, Panamá, Perú y Argentina.
Subrayó que entre los problemas de manejo figuran los compuestos de azufre utilizados en la industria, los cuales son generados a través del drenaje ácido de la actividad minera.
“Hay, además, asimetrías en recursos materiales, en recursos políticos”, aseveró Studnicki-Gizbert, al explicar que generalmente las comunidades enclavadas en lugares en donde se desarrollan los proyectos mineros, carecen de recursos políticos para tomar decisiones sobre la realidad que les compete.
Recordó que debido a los conflictos sociales, ambientales y económicos causados por la minería, un equipo técnico de la Universidad McGill fue creado para monitorear y recopilar información de los 1.246 proyectos mineros canadienses activos en Latinoamérica.