Encabezando la marcha de antorchasApenas oscureció, se fueron reuniendo en una de las intersecciones más altas de Esquel, casi en le camino que va hacia la Laguna La Zeta. Desde allí se ve casi toda la ciudad a los pies. Tranquilos y entusiasmados, llegaban jóvenes, familias con sus hijos, motoqueros y los asistentes de otros lugares del país arribados a Esquel para el XII Encuentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas. Traían sus sueños y testimonios en forma de luces y fuegos: centenas de vasitos o botellas plásticas con una vela y antorchas de todos los modelos.

30/03/2010. Al poco rato, sonaban los redoblantes y se desplegaban las pancartas. Los más chiquitos ya tenían en sus manos una pequeña bandera de Lago Puelo; elevando los ojos entre la concurrencia podía verse, unos ciento cincuenta metros más abajo en la avenida, que entre esquelenses y visitantes extendían la bandera que fue a la cabeza de la movilización: “contra el saqueo y la contaminación – UAC”.

El día estaba templado y calmo, los fuegos y las luces de todos brillaban sin interferencias.

Y se inició la marcha repartiendo reflejos y cantos descendiendo la Avenida Fontana, la vista era deslumbrante. Un par de jóvenes malabareaban siguiendo al paso de la caminata. Al llegar a la Avenida Alvear -como para que no decaiga el entusiasmo- se sumó la Murga Tricolor y a lo largo de todo el recorrido se integraban más vecinos. La marea de luces se extendía por tres cuadras.

Salían a saludar desde casas y comercios, una señora agitaba su bandera argentina en la ventana de un primer piso, los automovilistas bocinaban acompañando y no quejándose por la momentánea interrupción.

El punto de arribo fue la esquina de la municipalidad. Allí, las banderas y pancartas con sus mensajes precisos pasaban de las manos a las paredes y columnas del edificio, instalando en la política institucional todos las luchas iluminadas por las centenares de antorchas. Y siguieron cantando y bailando al ritmo de la murga y saltando todos a la vez demostrando “no ser” un saqueador de los bienes naturales.

Y sonó una voz, un dungun (*) de un integrante de las comunidades originarias que desgranaba sus cálidas palabras desde la tierra y el tiempo por el megáfono. Vida, agua, unidad, cielo, resurgir y presente. Y se escucharon más voces-dungunes, de los campos y de las ciudades.

Manos y cera soldaron las velas en la vereda municipal como testimonio de todos los fuegos y luces de ese pueblo encendido.

Se agradecía y se pidía pero no era una ceremonia religiosa: era la vida protagonista y activa, la presencia luminosa de la gente en la calle, con las caras hacia un mejor y necesario futuro por hacer.

(*) dungun en mapuche: voz, lengua.


Antorchas antimineras en Esquel
Por Prensa UAC

La noche del sábado 27 de marzo de 2010 se iluminó en el centro de Esquel con cientos de antorchas que portaban manifestantes de la UAC, Unión de Asambleas Ciudadanas. Aparecieron las viejas teas y velas que alguna vez esgrimió el pueblo que el 23 de marzo de 2003 plebiscitara el rechazo a la megaminería hidroquímica, metalífera a cielo abierto. Siete años después, era otro marzo, aquellas antorchas las transportaban ahora muchas manos de regiones lejanas, del noroeste argentino, de

cuyo, centro y litoral del país: salteños, mendocinos, sanjuaninos, cordobeses y entrerrianos se mezclaban con porteños y patagónicos ávidos por repetir la historia triunfante del rotundo NO de la minería y el saqueo. Siete años después de aquella consulta popular que desplazó del Cordón Esquel la explotación transnacional del oro, el mismo pueblo reunía en una caja los aportes destinados a la Asamblea de Andalgalá, El Algarrobo, judicializada y reprimida de manera brutal por el gobierno catamarqueño, al resistir la explotación de Mina Alumbrera y Agua Rica.

La UAC, movilizada en la cordillera andina chubutense, festejó con danzas la inauguración de un mural que reproduce alegorías e imágenes humanas convertidas en palas mecánicas destructoras de toda forma de vida. Fue la despedida abierta a todos los que quisieran utilizar el pincel para conciliar el arte con el compromiso emblemático de la lucha popular.

Desde el propio valle que cobija a la ciudad de Esquel, los visitantes de otras comunidades afectadas por la minería pudieron observar la inscripción NO A LA MINA enclavada con piedras blancas en la cima de uno de los cerros; gesta de un pueblo empecinado en afirmar que el oro seguirá diseminado en la montaña que lo vio nacer.

Santiago del Estero recibirá en julio el próximo encuentro de la UAC. Continúa la esperanza, la resistencia y la rebelión de muchas otras comunidades martirizadas por las corporaciones transnacionales del despojo, impacto ambiental y destrucción territorial.