Movimientos sociales crecen en articulación y trabajo conjunto. A lo largo de tres días de exposiciones y debates, militantes referentes de movimientos sociales, funcionarios, intelectuales e investigadores de Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Venezuela, México, Perú, Cuba y Nicaragua intercambiaron opiniones y propuestas relativas al impacto de la crisis del capitalismo sobre la región, la necesidad de resistir a los esquemas o proyectos colonialistas todavía vigentes, y el análisis de las alternativas superadoras en marcha o por venir. Expresaron repudio unánime al golpe en Honduras y apoyo al pueblo peruano.

Bolivia. Seminario “Crisis del capitalismo, recolonización y alternativas populares” refleja la complejidad del momento histórico del continentes.

Por Juan Nicastro para Prensa Sur
La Paz, Bolivia – 05/07/09. En cuanto al momento político actual que vive el continente, se coincidió en que es vital lograr recomponer la democracia en Honduras, aunando para ello las fuerzas de los procesos de cambio y movimientos sociales de los distintos países. Por otra parte, se asumió que es el momento de apoyar intensamente el proceso de liberación del pueblo peruano, sobre todo teniendo en cuenta el rol de Alan García como delegado regional del imperialimo. Perú aparece claramente como el país con mayores posibilidades cercanas de cambios políticos. En ambos casos, hubo acuerdo en que los movimientos sociales deben crecer en compromiso y organización para accionar con efectividad, solidaridad y plena potencia.

Los testimonios de los representantes de movimientos de Brasil, Argentina, Chile, Perú, México y Colombia alertaron sobre un tema clave: las líneas centrales de desarrollo planteadas para América Latina en los 90, funcionales al capitalismo, siguen en marcha, avasallando los territorios y los derechos de las comunidades, principalmente de campesinos y pueblos originarios. En ese sentido se destaca el avance silencioso del IIRSA, Iniciativa para la Infraestructura Regional Sud Americana, plan pensado para facilitar el saqueo de los bienes comunes del Cono Sur, con terribles consecuencias sociales y ecológicas. Lamentablemente, el IIRSA avanza principalmente de la mano de Brasil, que con sus actuales políticas tiende a ejercer formas de imperialismo regional que deben ser profundamente analizadas. Pero lo más grave es que en general, en América Latina se sigue fomentando un modelo económico y de “progreso” ajeno a las necesidades de los pueblos que la habitan, modelo no elegido por estas comunidades, modelo que destruye el medio ambiente, no tiene en cuenta a las generaciones futuras y sostiene al capitalismo global, sin aportar todavía alternativas serias en materia de esquemas de producción y consumo que terminen con la desigualdad en armonía con la naturaleza.

Operando en conjunto con los citados megaproyectos de represas, yacimientos mineros, agronegocios, plantas nucleares, grandes carreteras, pasteras, etc, la militarización del continente por parte de EEUU no sólo no se reduce sino que avanza y se fortifica. Además, crece la implementación de leyes represivas luego sostenidas por gobiernos y fuerzas de seguridad, incluso en aquellos países con líderes aparentemente progresistas. Se vive un proceso violento de desterritorialización, no se detienen la concentración de capitales, se pierden soberanías alimentarias y biodiversidad, siguen aumentando las áreas contaminadas o desertificadas. Paralelamente, en la mayoría de los países sigue dominando la cultura hegemónica global.

Sobre los debates compartidos, podemos citar que se puso en duda que el capitalismo andino amazónico sea la única o mejor respuesta al capitalismo occidental. Según varios participantes, hoy más que nunca está planteada la disyuntiva “socialismo o barbarie”, pero las características de ese socialismo están lejos de escribirse, y la transición a ese nuevo sistema también se ve compleja y lenta. En ese marco, el rol de los movimientos sociales, mayormente desde afuera del estado, es vital para ampliar los marcos de debate, garantizar la democracia, sostener la participación popular. Se planteó además que la alternativa al capitalismo requiere la construcción de un nuevo sujeto histórico latinoamericano, un sujeto construido desde abajo, una tarea que no debe dejarse sólo a los gobiernos. Así, la alternativa a la crisis del capitalismo sería construir una objetividad que trascienda y se universalice por lo menos a nivel continental. Un socialismo de acuerdo a la especificad de cada pueblo, y con emancipación no sólo económica, sino de conciencia. Otro de los modelos sugeridos fue el de socialismo comunitario, propuesta que podría ser liderada por Bolivia. Pero el acuerdo general es que cada pueblo debe autodeterminar sus propias nuevas formas de producción y consumo.

Se hizo incapié en la necesidad de iniciar o profundizar procesos de descolonización, atendiendo a que las cadenas de dominación cultivadas desde 1492 no están totalmente cortadas, y en muchos casos están internalizadas en instituciones o elementos culturales de los propios pueblos en etapas de liberación. También hubo espacio para pedir una autocrítica de la izquierda, pidiendo esfuerzos reales tendientes a la unidad, algo que sigue sin lograrse y genera importantes problemas hacia el interior de gobiernos y organizaciones. Se coincidió en que el capitalismo está ahora trascendiendo las formas clásicas de explotación, está poniendo en peligro la propia fuente de la vida, la fuente de la propia humanidad, y eso genera una resistencia mundial, pero esa resistencia está todavía fragmentada, lo que debe interpelar a lo grupos y movimientos a profundizar sus vínculos y acciones conjuntas.

A continuación, la declaración final:

Seminario Internacional
Crisis del Capitalismo, Recolonización y Alternativas Populares

DECLARACIÓN FINAL

“DE LA RESISTENCIA A LA TRANSFORMACIÓN”

Las fuerzas del capitalismo han colocado al mundo ante una catástrofe ecológica y social sin precedentes. Depredación de la naturaleza, extinción de especies, saqueo, desplazamiento forzoso, precarización de la vida, avasallamiento cultural, violencia, impunidad, exclusión, mutilación y muerte son los signos de un sistema que niega la dignidad y la vida. Son los signos de un sistema que ha entrado en crisis y que golpeará fuerte para evitar su caída. Son las señales de la insustentabilidad de un modelo civilizatorio que proclama la democracia sofocándola en donde florece; que proclama la libertad reprimiendo sus más pálidas manifestaciones; que en nombre de la ciencia discrimina y depreda.El capitalismo está en crisis pero no ha sido derrotado. Se recompone y se reinventa buscando salidas. Organiza su furia contra los pueblos indisciplinados, rebeldes e insumisos. Intenta incesantemente recolonizarlos, someterlos, controlarlos. Usa para ello el mercado, el sistema financiero, los proyectos económicos, los medios de comunicación masivos y las armas; busca el reordenamiento territorial como instrumento de control político; y despliega su poderío militar, con toda la brutalidad posible, para disciplinar e impedir la liberación de los pueblos.

El capitalismo hoy, hegemonizado por Estados Unidos, vive un proceso de decaimiento e ilegitimidad pero sigue siendo poderoso, no sólo en el terreno económico y militar sino en el ideológico. Para eso está la industria cultural que convierte la visión capitalista del mundo en sentido común universal.Nuestra América es el espacio vital de la recomposición de la hegemonía estadounidense. Con megaproyectos geoestratégicos como el IIRSA, el Proyecto Mesoamericano (antes PPP), el ASPAN, el Plan México y el Plan Colombia, ha ido conformando un bloque contrainsurgente, a manera de dique de contención frente al avance de los procesos de transformación en camino hoy en Nuestra América. Chile, como paradigma del modelo neoliberal y México, Colombia y Perú se han constituido en los pilares del bloque contrainsurgente y sus pueblos sufren los rigores de la guerra sucia y la criminalización de toda forma de organización o protesta social. El avance del proyecto emancipador nuestroamericano siempre topará con límites mientras Estados Unidos y sus socios en el Continente continúen fungiendo como la vanguardia de la contrarrevolución continental.Nosotros, intelectuales, luchadores populares y militantes de la vida de Nuestra América reunidos en el seminario Crisis del capitalismo, recolonización y alternativas populares, estamos convencidos de que el capitalismo no ofrece salidas para los pueblos de los que formamos parte, de que es necesario trabajar en la construcción de caminos bifurcados, no contrarios sino distintos al que ofrece este sistema perverso, que es necesario descolonizar los territorios y las mentes.

Será necesario, asimismo:

• Irnos conformando como sujeto nuestroamericano rompiendo cercos y fronteras que nos separan, recuperando y desarrollando el pensamiento crítico latinoamericano.
• Construir una estrategia continental de emancipación (resistencia – transformación) desde los pueblos.
• Enfrentar al bloque contrainsurgente organizándonos para impedir los golpes, las injerencias y las imposiciones.
• Entender que nuestras luchas deben ser desnacionalizadas, continentalizadas y mundializadas.
• Crear nuevos paradigmas de organización social, económica y cultural, nuevos proyectos de vida basados en los valores del vivir bien, del respeto a la Pachamama y del respeto entre los seres humanos. Esa es la verdadera esencia de la liberación.Estos son los desafíos que luchadores sociales e intelectuales críticos de Nuestra América, comprometidos con la emancipación liberadora, tendremos que encaminar en nuestras prácticas específicas y en nuestros próximos encuentros.

La Paz, Bolivia3 de Julio del 2009
Informe: Juan Nicastro / Prensa Surhttp://prensasurbolivia.blogspot.com