Entre febrero y abril pasado, la comisión gubernamental de Minas y Geología de Guyana ofertó nueves grandes bloques en dos departamentos mineros fronterizos con Venezuela (identificados con los números cuatro y cinco) y dentro de la zona que Venezuela reclama como suya desde el siglo antepasado. El Gobierno guyanés le ha tomado la palabra al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, y está efectuando grandes subastas públicas para la explotación de diversos minerales en el territorio en reclamación.
Fuente: diario El Universal
Caracas, Venezuela – 08/06/09. Gobierno venezolano no se opone al trabajo de las trasnacionales en el Esequibo.
De acuerdo con la referida Comisión, para fines de 2009 se prevé que habrá mil mineros trabajando en la zona, número que creen llegará a 5 mil el año que viene. La zona es rica en oro, diamantes y granito, entre otros minerales.
Los nueve bloques ofertados forman parte de dos grandes proyectos mineros, denominados Amamury y Oko, llamados así por la zona donde están ubicados.
De acuerdo con el portal de la Oficina gubernamental de Investigación de Guyana, el gobierno de ese país está interesado en asegurar inversiones en gran escala (en espacios de hasta 32 kilómetros cuadrados) en la industria minera, sobre todo en oro y bauxita.
En plena explotación Grandes espacios del territorio Esequibo se encuentran ya en plena fase de explotación de oro y diamantes por parte de empresas trasnacionales. Es el caso de siete proyectos que desarrolla la Sacre Coeur Minerals, LTD y de tres más a cargo de la Guyana Goldfields Inc., ambas empresas de origen canadiense.
Tan solo la Guyana Goldfields Inc. actualmente está explotando -de acuerdo con su página web- 1.014 kilómetros cuadrados de la zona en reclamación (más que la extensión de la isla de Margarita que tiene poco más de 900 kilómetros cuadrados).
Guyana también ordenó estudios de factibilidad para la construcción de centrales generadoras de electricidad en el territorio que Venezuela ha reclamado históricamente como suyo. Estas son: la Hidroeléctrica de Turtruba, en el río Mazaruni, asignado a la empresa Enman de Trinidad y Tobago, la planta de Devil´s Hole en el río Cuyuní, para lo que se suscribió un memorando de entendimiento con la Guyana Goldfields Inc, y una gran planta en el Alto Mazaruni, cuyo concepto fue desarrollado por dos empresas japonesas, mientras el estudio recayó en la Compañía Rusa de Aluminio.
Las contradicciones En el año 2005, en el marco del proyecto de gas Rafael Urdaneta, el Gobierno venezolano adjudicó a una compañía nacional, la Vinccler Oil & Gas, el llamado Bloque Castilletes NE II en el golfo de Venezuela. La empresa pagó un bono para el inicio de los trabajos de exploración de 7,38 millones de dólares, pero una protesta de la Cancillería colombiana -que alegó que la zona estaba en disputa-, hizo que la parte venezolana decidiera abortar la exploración en el área y le devolvió el dinero a Vinccler.
Aquel hecho contrasta con la inacción del Gobierno venezolano frente a las masivas concesiones que están otorgando las autoridades guyanesas en la zona en reclamación.
Pero esa actitud no siempre fue la misma. El 19 de marzo y el 1 de abril de 2000, el presidente Chávez expresó su enérgica oposición al otorgamiento de una concesión a la empresa estadounidense Beal Aerospace Technologies, para construir una plataforma de lanzamiento de satélites en el Esequibo.
No obstante, en marzo de 2004, unas históricas declaraciones cambiaron lo que había sido la política tradicional venezolana frente a su reclamación. Chávez dijo que Venezuela no se oponía a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos a compañías trasnacionales en el Esequibo.
El embajador Sadio Garavini, autor de publicaciones sobre el tema y ex jefe de la representación diplomática venezolana en Georgetown, explica que los anteriores gobiernos, en forma constante, se anclaban en el artículo V del Acuerdo de Ginebra, para no aceptar inversiones de multinacionales en el territorio Esequibo. Destaca que eso inhibía a los grandes inversionistas, por la inseguridad jurídica y porque pensaban que eso les iba afectar en las inversiones que podían hacer en Venezuela.
“Era una forma de presión, para que Guyana aceptara entrar en negociaciones, pero cuando Chávez dice que no tiene ningún inconveniente -sobre el otorgamiento de concesiones- todo cambia”, señala Garavini.
Según el diplomático, con toda esta ola de concesiones en la zona en reclamación “Estamos frente a los efectos de una misma causa, que fue la declaración del presidente de la República”.
En la Casa Amarilla no desconocen las múltiples concesiones que Guyana ha entregado en el Esequibo. De hecho, la oficina técnica que hace seguimiento al reclamo venezolano ha enviado varios oficios a la oficina del canciller Nicolás Maduro, pero han sido “engavetados”.