Fuente: Oro y Finanzas – No pasa un día sin que los medios financieros crucifiquen al oro como opción de inversión y alaben como superhéroes a los burócratas que encabezan las agencias monopolistas de planificación central monetaria del mundo.
Antes de la reciente y brusca caída del precio del oro en abril, fueron difundidos informes pesimistas sobre el oro de Credit Suisse y Goldman Sachs, entre otros. Poco importa que la mayor parte de sus argumentos podían ser fácilmente descritos como espurios.
Desde entonces el precio del oro no sólo se ha reducido drásticamente, sino que se ha convertido en “el activo más odiado” y con la “peor perspectiva entre las materias primas”, según una reciente encuesta entre inversores institucionales del Credit Suisse.
La institución bancaria suiza elaboró una encuesta entre 185 inversores elegidos entre fondos de cobertura, fondos de pensiones y family offices el pasado 15 de mayo en Londres. El sesenta por ciento de los encuestados considera que el oro de inversión tiene las peores perspectivas, el 18 por ciento eligió el cobre y el 16 por ciento seleccionó el maíz.
Cincuenta y uno por ciento de los encuestados predijo que el oro de inversión caería por debajo de los 1.400 en 12 meses. El aumento de la cotización del oro era una prueba palpable de que la confianza en la banca central se estaba socavado lentamente pero sin pausa.
El cartel de la banca depende de que el sistema de dinero fiduciario permanezca intacto, el privilegio legal de la banca de reserva fraccionaria les proporciona un núcleo de beneficios esencialmente fraudulento y inigualable por ningún otro en el mundo. Es fraudulento en términos de principios legales, pero no en términos de las leyes actuales. No en vano, desde que comenzó a funcionar sin restricciones a principios de 1970 el sistema de dinero fiduciario, los beneficios de las compañías del sector financiero han aumentado tanto han eclipsado todos los demás sectores de la economía.
Los bancos tienen una importante franquicia que proteger. Si el oro de inversión continuaba aumentando como respuesta a la exponencial impresión de dinero en todo el mundo, se hubiera acelerado el proceso inevitable de pérdida de fe en los bancos centrales que por otro lado terminará sucediendo, solo se está ganando tiempo.
Finalmente sucederá lo inevitable, el sistema monetario moderno está condenado a auto destruirse desde el momento de ser concebido. La planificación centralizada y el control de precios no pueden funcionar a largo plazo. Es un sistema que está condenado a fallar en algún momento y por desgracia, con graves consecuencias para la economía en general.
Un gran número de personas cree en la viabilidad de este sistema pero eso no prueba de que sea viable. La mayoría de los que defienden el monopolio del dinero que tienen los bancos centrales se suelen beneficiar directamente de su existencia. Los bancos comerciales por ejemplo pretenden proteger una fuente de grandes beneficios y un respaldo invaluable en caso de que sus especulaciones vayan mal, pero lo mismo puede decirse de la mayoría de los académicos de la profesión económica. La gran mayoría de ellos obtiene sus ingresos del Estado