Oxfam aprovechó la oportunidad del Forum Económico Mundial de Davos (Suiza) para hacer público el documento “Gobernar para las Élites – Secuestro democrático y desigualdad económica”, en el que revela los números y los efectos de la desigualdad social extrema. El forum de Davos no fue elegido al azar para divulgar este documento. En ese encuentro estaban reunidos algunos de los mayores dueños de las riquezas del mundo. Oxfam quiso llamar la atención e invitar a la reflexión. Leer el informe completo.

Fuente: Adital

La organización destaca que la desigualdad económica extrema es perjudicial y preocupante, pues además de ser moralmente cuestionable, impide la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y multiplica los problemas sociales. Oxfam teme que si este problema no fuere controlado podrá tener consecuencias irreversibles y generar un “monopolio de oportunidades” por parte de los más ricos, cuyos hijos tendrán la mejor educación, la mejor atención sanitaria y las mejores oportunidades, generando así un círculo vicioso de privilegios.

La desigualdad social extrema puede ser comprendida a través de algunos números: casi la mitad de la riqueza mundial está en las manos de sólo el 1% de la población; la riqueza de este 1% es superior a 110.000 millones de dólares, cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial; la mitad más pobre de la población mundial tiene la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo; 1.000 millones de personas no saben leer ni escribir su nombre. Oxfam revela además que si sólo 10 de las personas más ricas del mundo renunciaran a sus propiedades las 1.000 millones de personas que pasan hambre podrían ser alimentadas con ese dinero durante los próximos 250 años.

Durante los últimos 30 años, las desigualdades crecieron en por lo menos cinco países de ingreso promedio: Indonesia, China, India, Pakistán y Nigeria. Además, el 10% más rico de la población acumularon una participación en el ingreso nacional mayor que el 40% de los más pobres, y todo indica que esa tendencia va a continuar.

La buena noticia es que esa realidad puede ser transformada. Prueba de ello es que Estados Unidos y Europa redujeron la desigualdad durante las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En la última década, los números de la desigualdad también cayeron en América Latina, gracias al empleo digno, oferta de servicios públicos, protección social y una política más ciudadana.

Al presentar el documento en Davos, Oxfam hizo un llamado con la certidumbre de que muchos de los cambios están en las manos de los participantes del Forum. La organización pidió que no se utilicen los paraísos fiscales para evadir impuestos, no se usen riquezas económicas para conseguir favores políticos, que se exija de los gobiernos que usen la recaudación de impuestos para proporcionar a la población educación, protección social y asistencia sanitaria, y se reclame a las empresas que ofrezcan un salario digno a sus trabajadores.

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