Finalizó hoy el Seminario sobre “Megaminería: resistencias y alternativas en Sudamerica” con la concurrencia de diversos activistas y académicos que confluyeron en San Pablo, Brasil, de la mano de la Fundación Rosa Luxemburgo, para debatir la realidad que atraviesan distintas comunidades a lo largo de la región.
Por Pablo Quintana desde San Pablo
Figuras como la del economista e intelectual ecuatoriano, Alberto Acosta; la académica Mirta Antonelli de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina y el Promotor de Justicia del Ministerio Público del Estado do Pará, Brasil, Raimundo Moraes, entre otros, fueron los participes de la iniciativa.
El cierre se llevó a cabo en el Sindicato de Ingenieros de San Pablo y fue propicio para realizar en primera instancia una breve reseña de cada una de las comunidades afectadas o amenazadas, según el caso y culminó con un debate del que participaron el escritor y político diplomático brasileño, Samuel Pinheiro Guimarães Neto y Alberto Acosta.
El evento, de una intensa actividad durante las tres jornadas, permitió trazar un mapa de conflictos que se extiende a lo largo del continente permitiendo conocer detalles brindado por los protagonistas. Casos como el de Totoral en Chile; Río Tinto en Paraguay; los impactos de Vale en la Amazonia, Brasil; los pretendidos avances mineros en Uruguay; el caso Esquel en Argentina, son sólo algunos de los hechos testigos de resistencia frente a la avanzada extractiva.
Las jornadas se vieron contextualizadas por las masivas movilizaciones y el clima de rebelión que se vive en Brasil desde hace una semana.
“El desarrollo forma parte del imaginario progresista”, fue una de las frases que esgrimieron en más de una oportunidad los participantes tratando de explicar la profundización del modelo extractivos en tiempos donde gobiernos como el de Evo Morales, Cristina Fernández de Kirchner, Eduardo Correa o la propia Dilma Rousseff, por citar sólo algunos ejemplos, apuestan por el plan orquestado durante los años de furor neoliberal.
Como radiografía social frente a los modelos productivos que se generan, se habla de un ADN extractivista que encima cuenta con un chip consumista. Ante el agotamiento del petróleo, el fenómeno de explotación de los bienes naturales, se reinventa a través del fracking o recurso no convencional. Por ello, Carlos Bittencourt, de la ONG IBASE de Río de Janeiro, se preguntó si acaso el nuevo desarrollismo está o no en continuidad con el viejo desarrollismo.
Parafraseando un análisis de la socióloga argentina, Maristella Svampa, Acosta añadió que se está saliendo del consenso de Washington para arribar al Consenso de Beijing, al hacer mención al desembarco de los capitales chinos a lo largo del continente latinoamericano. Estos, juntos con los provenientes desde Alemania, irrumpen como nuevos capitales extranjeros que intentan arrebatar los patrimonios terrenales de la región.
El intelectual ecuatoriano se preguntó: “¿Quién y cómo se decide?. ¿Para qué se explotan?. ¿También tenemos que preguntarnos de dónde sale esa plata, para actividades que tienen muchos costos? ¿Quiénes se benefician de todo esto?, ¿Quizás las élites rentistas de nuestros países?”. Quién fuera ministro en los primeros meses de la gestión el actual presidente ecuatoriano, Rafael Correa, agregó: “Pero también debemos tener en cuenta quienes se perjudican”, tras lo cual añadió: “ustedes han hablado en nombre de los perjudicados”.
En líneas generales se puso énfasis en la producción de iniquidades sociales que se terminan gestando en medio de la explotación de los bienes naturales y las resistencias que se han multiplicado a lo largo y ancho del continente.
El panorama es complejo. Pero las épicas resistencias comunitarias a lo largo de la región sudamericana alimentan esperanzas en un continente que se empecina en escribir su propia historia a través de los habitantes de estas tierras.