Un investigador del Conicet afirma que la actividad está agotando los ecosistemas. La década del 90 marcó el boom de la actividad minera a gran escala en Argentina. Los megaemprendimientos comenzaron a radicarse en localidades del interior del país y un par de años después comenzaron las primeras manifestaciones en contra de esta actividad.
Fuente: La Gaceta
“Las primeras resistencias en el norte se produjeron en la localidad de Belén (Catamarca) en 1999 por la escasa mano de obra que requería la explotación minera. Durante la fase de construcción, que fue de 1995 a 1999, la Minera Alumbrera empleó a 4.500 personas, pero cuando comenzó la explotación en 1999 bajó a 800”, explicó Horacio Machado Aráoz, sociólogo e investigador del Conicet y del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso). Vino a Tucumán a brindar una conferencia sobre la megaminería y a presentar su libro “Potosí: el origen. Genealogía de la minería contemporánea”.
“Entre 2002 y 2003 los agricultores de Santa María comenzaron a notar que les faltaba el agua de riego; entonces comenzaron a recurrir a bombas para extraer aguas subterráneas”, comentó. Machado Aráoz explica la causa de esto: “La Minera Alumbrera posee un permiso de extracción de 1.200 litros de agua por segundo. Eso se traduce en 103 millones de litros por día”, detalló.
De a poco -agregó el investigador- se fueron agotando los canales superficiales debido a que esa zona posee un promedio de lluvia de 150 mml anuales y ahora este megaemprendimiento está sacando agua de un acuífero de agua fósil ubicado en El Campo del Arenal, que se trata de un bolsón de origen tectónico. “Es una reserva de agua que lleva 60 millones años y que esa empresa ha obtenido el permiso para explotarla durante dos décadas”.
Silencio institucional
Machado califica al actual modelo de explotación minera como una “expropiación ecobiopolítica”. “Los minerales se fueron agotando y las técnicas extractivas son cada vez más agresivas”, indicó. Cita algunas cifras:
– Por día, la Minera Alumbrera utiliza 10.000 kilos de explosivos.
– Se obtienen 0,7 gramos de cobre por cada tonelada de montaña.
– Se extraen 0,3 gramos de oro por cada tonelada de montaña.
– Usa 880.000 megavatios de electricidad anual, mientras que toda la provincia de Catamarca precisa 180.000 megavatios por año.
“Cuando hablamos de que el modelo acarrea una expropiación ecobiopolítica es porque se destruyen ecosistemas y emprendimientos de agricultura local. Todo esto dentro de un marco legal muy laxo”.
Así como funciona en la actualidad este modelo, según Machado, no posee articulación con el territorio local y su avance estuvo favorecido por la falta de denuncia desde la instituciones. “Una de las estrategias de las mineras en todo el país fue ir colonizando a las instituciones locales. Lo vemos en Catamarca y también en Tucumán, cuya Universidad recibe fondos de la Minera Alumbrera”.
Machado menciona que en los pueblos del interior es muy normal encontrar directores de escuelas que envían cartas a las empresas mineras para pedir donaciones, al igual que las iglesias. “Es una defraudación de la democracia. Hay funcionarios que llegaron al poder con un discurso en contra de la minería y una vez arriba cambiaron de opinión, como fue el caso de Luis Beder Herrera, el gobernador de La Rioja”, dijo el investigador catamarqueño.