Un informe de la Organización de las Naciones Unidas halló cianuro y metales en la zona del derrame, pero indica que no hay peligro para el consumo humano. La Asamblea reclama la remediación del Valle y plantea definir la continuación de la megaminería con una consulta popular.
Fuente: Revista MU
“Nosotros no queríamos tener razón”, afirma Domingo Jofré, integrante de la Asamblea Jáchal No Se Toca, a contramano de cómo los medios comerciales de comunicación dieron a conocer los resultados del informe de la ONU sobre el derrame de 1 millón de litros de agua cianurada en el campamento minero Veladero de Barrick Gold. “Todos haces hincapié en las zonas 2, 3 y 4, pero no hablan de las zonas 0 y 1”, dice Jofré en la clave que han puesto los especialistas en el análisis, siendo la zona 0 la más cercana al punto de descarga y la zona 4 el punto más distante. La Asamblea pone la lupa sobre lo que dice el informe de esa área caliente:
Se han advertido impactos asociados al incidente ambiental en las zonas 0 y 1. Estos son de naturaleza física, asociados a la presencia de una significativa cantidad de sedimentos en la zona 0 (aproximadamente 1000 m3), así como de naturaleza química en cuanto a la presencia de trazas de cianuro y sus productos de degradación (cianatos y tiocianatos), y también de ciertos metales (aluminio, arsénico, cadmio, cobre, hierro, manganeso, plomo y cinc).
El informe fue remitido a la prensa el día miércoles 9 de diciembre por la oficina local de la ONU, la UNOPS, que desde 2013 fue contratada dos veces por el gobierno sanjuanino para monitorear el “desempeño ambiental de grandes proyectos mineros”, entre ellos Veladero de Barrick Gold. Hasta hoy la UNOPS no publicó oficialmente ningún resultado de esos trabajos y lo que ahora comunica son los hallazgos “preliminares” de un estudio de urgencia que presentó como reacción al accidente del 13 de septiembre.
La entrevista que le realizamos al asesor ambiental de UNOPS, Alejandro Rossi, se puede leer en la Mu 93.
Los hallazgos más alarmantes del informe de UNOPS se centran en la zona más cercana a la mina, sobre la que se vertieron directamente el contenido cianurado, es decir sobre el Río Potrerillos y la zona de desembocadura con el Río Las Taguas. Se dice:
-En las aguas superficiales se han determinado valores anómalos de cianuros totales que se encuentran por encima de los niveles de guía para preservación de la vida acuática en agua dulce, pero se mantienen por debajo del valor guía de agua para bebida humana. Asimismo, se han presentado valores anómalos de metales (aluminio, arsénico, cadmio, cobre, hierro, manganeso, plomo y cinc).
-En las aguas subterráneas se han determinado anomalías en los valores de cianuros en las capas superiores del acuífero libre, pero sus concentraciones se mantienen por debajo del valor guía de agua para bebida humana.
-En cuanto a los sedimentos, se reconocieron depósitos de un volumen estimado de unos 100 m3 habiéndose identificado la presencia anómala de cianuros totales y tiocianatos. Las anomalías geoquímicas detectadas, y particularmente el gran incremento de la turbidez de la columna líquida por el aporte de sedimento, representan un impacto sobre la vida acuática. En relación a los metales, se han encontrado valores anómalos de arsénico, cinc, plomo y mercurio).
Los impactos
¿Cómo se leen estos resultados? “El informe confirma lo que veníamos diciendo: que la contaminación existió”, dice el periodista Jofré, de la Asamblea de Jáchal. “Tenemos que evitar que eso llegue más abajo”, dice en relación a la pendiente que caracteriza a la cordillera y que ubica a la mina Veladero en el punto más alto, y en el llano a las poblaciones de Iglesia y Jáchal.
Según el informe, en la zona del Dique Cuesta del Viento, desde donde proviene el agua potable para estas localidades, “no se han registrado evidencias de variaciones en la calidad de sus aguas ni presencia de cianuro”. En este punto el informe no detalla los valores encontrados ni la fecha en que fueron tomadas las muestras. “La empresa y la justicia dilatan el tiempo, de eso se trata. Mientras más tiempo pasa, es más difícil encontrarlo al bicho. Pero con el informe de la UNOPS es inapelable: el bicho está ahí, pasó y dejó secuelas”, dice Jofré, que aporta otra frase inquietante: “Rompieron el equilibrio”.
La Asamblea Jáchal No Se Toca sigue reuniéndose todos los días, se está encargando de la distribución del agua potable que la Justicia obligó a proveer a Barrick Gold y por estos días, cuenta Jofré, se encuentra haciendo un trabajo casa por casa. “Ayer estuvimos con 20 vecinos de un barrio de las afueras, que estaban muy preocupados por saber qué va a pasar con sus plantas, qué va a pasar con sus huertas. Porque una cosa es el agua potable y otra son las actividades productivas”, dice Jofré, en relación a la agricultura y el turismo, dos de las actividades más golpeadas en Jáchal. “Ya nadie quiere comprar cultivos de Jáchal y las reservas de todos los hoteles se cayeron después del derrame”, aseguran los vecinos. Jofré dice que hay que “limpiar el nombre de Jáchal” y su sentido no es metafórico: la Asamblea reclama un plan de remediación inmediato. Domingo: “Se van a tener que hacer cargo de la reparación histórica a este pueblo que se va a levantar. Y la Barrick no se va a ir así como así. Queremos que cierren y se pongan a controlar”.
Gobierno minero
Los últimos movimientos ministeriales reubicaron a Daniel Melián, subsecretario de Minería de la Nación de Menem, al frente de la Secretaría de Minería, y al ingeniero Mario Cappello como subsecretario de Desarrollo Minero. Para la Asamblea las designaciones confirman el perfil extractivista y particularmente minero del nuevo gabinete.
Domingo Jofré describe como una “bofetada” a la Asamblea la designación de Capello, el mismo que como secretario del Colegio Argentino de Ingeniero de Minas se encargó de desmentir todos los informes que encontraban contaminación en las aguas de Jáchal. Primero, firmó una solicitada que apareció en distintos diario minimizando el derrame de cianuro; luego salió a cruzar a los hallazgos del informe de la Universidad Nacional de Cuyo. Más atrás, Capello se caracteriza por desacreditar las movilizaciones de vecinos en contra de la megaminería y se plantó en contra de la Ley de Glaciares. En ocasiones escribe en el portal minero MiningPress, donde en 2012 encabezó una columna con la siguiente frase: “La naicente minería metalífera argentina comenzó a ser atacada hace una década por la ignorancia política y por la demagogia hecha espada de ideologías apátridas. Y encontró un chivo expiatorio a su incoducta colectiva y personal. Se llama ley de protección de Glaciares”.
Al enterarse de su nombramiento, la Asamblea Jáchal No Se Toca emitió un comunicado en el que afirmaba: “Nos avergüenza y nos parece denigrante esta nueva designación en la que claramente se ampliará el abismo entre el sector socio ambiental y el sistema extractivista que se ha impuesto en nuestro territorio”.
Otro de los cargos que inquietan a la Asamblea es el flamante Secretario de Seguridad de San Juan, Gustavo Enrique Fariña, un licenciado en Ciencias Políticas de la UBA especializado en conflictos sociales. Según su CV, Fariña se capacitó en Israel y en USA y fue ejecutivo de las mineras Gold Corp, Yamana Gold y de la propia Barrick Gold.
Por último, el gobernador electo Sergio Uñac (FPV) se apresuró a destacar el rol “preponderante” de la minería en el desarrollo de la provincia y aseguró que la discusión de “minería sí, minería no” es obsoleta. “Nosotros no somos antimineros”, aclaran desde la Asamblea. “Tampoco ambientalistas, como nos dicen despectivamente. Somos vecinos que queremos el derecho a decidir”, plantea Jofré.
Antes de fin de año la Asamblea Jáchal No Se Toca planea llevar al Concejo Deliberante local un proyecto de ordenanza para realizar una consulta popular en la que el pueblo defina si quiere o no megaminería contaminante. En año electoral, dice Domingo: “Queremos votar por las cosas que realmente nos cambian la vida”.