Por Marcelo Scanu *
La cantidad de oro en el Valle del Cura es impresionante. La ley (gramos de oro por tonelada) es fuera de serie. Sin embargo, para extraerlo, se debe utilizar cianuro, un metal pesado, el cual arrastrado por el agua, produce daño a cultivos, animales y humanos.
“Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés. Es necesario que vengan tropas y un jefe plenamente autorizado que empiece a dar al país las formas que sean del beneplácito del rey y de la nación. A cuyos efectos espero que V.E. me dará sus avisos con la reserva y prontitud que conviene para preparar oportunamente la ejecución. Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver, que de un modo indudable, que este país no está en edad ni en estado de gobernarse por sí mismo y que necesita una mano exterior que lo dirija. Cualquier gobierno es mejor, aún el más tirano, que la voluntad desordenada del populacho.”
Carta de Carlos Maria de Alvear a Lord Strangford.
“Sería cosa de nunca acabar si se enumeran las locuras de aquel visionario que creyó improvisar en Buenos Aires la civilización europea con sólo los decretos que diariamente llenaba lo que se llamaba Archivo Oficial”.
Carta de San Martín.
En Noviembre de 2003 tuve una difícil experiencia con la empresa Barrick, de capitales canadienses, la cual me motivó a escribir el presente artículo. Me encontraba en ese momento solo, a 4000 msnm, en un campamento abandonado del Valle del Cura (San Juan) llamado Rincón del Río. Muy cerca tenía el límite con Chile. Trece días en aquel remoto pero maravilloso paraje me hizo reflexionar sobre esa canción que dice que la Patria está alambrada. Pareciera ser así.
Días antes, con un compañero de montañismo, deseamos llegar al excepcional Valle del Cura, una región rica en oro, explotada desde antes de los incas, luego por ellos, los españoles y por último la Barrick. Como esta empresa reconstruyó el camino, de increíble traza, hecho a pico y pala hace décadas por empleados públicos (vialidad) se arrogaba el derecho de paso por “su” camino. Incontables idas y venidas, reuniones y llamados telefónicos hicieron desistir a mi compañero. Por fin logré el permiso, no sin antes firmar un contrato de paso. Hasta último momento trataron de detenernos incluso con el papel rubricado. Sin embargo, el Unimog de Gendarmería Nacional logró transportarme al campamento, el cual se encontraba sucio, contaminado, hasta con un depósito subterráneo de combustible. Todos estos datos y la forma de restricción al valle, incluso a una zona actualmente inexplotada, cuya concesión había sido terminada, me llevó a pensar que estaban ocultando algo. Luego de una investigación, logré entender la situación.
El Río Valle del Cura forma luego el Río Jáchal. Sus aguas alimentan los secos desiertos y el oasis de Iglesia, donde se cultiva desde hace cientos de años. Estos cultivos, junto al turismo, permiten subsistir a la población. Existía un equilibrio con el entorno incontaminado. Aquí hace su aparición la minera Barrick. Aunque canadiense, sus accionistas principales parecen ser británicos y norteamericanos (incluso se habla de conocidos funcionarios de EEUU). Luego de explorar yacimientos en Chile y Perú además de Tanzania, posaron sus ojos en la Argentina. Por años fuimos un “país de reserva”, ocultándose nuestros múltiples recursos mineros. Por cánones irrisorios, estas compañías retuvieron para sí las concesiones esperando el momento oportuno para explotarlas.
La cantidad de oro en el Valle del Cura es impresionante. La ley (gramos de oro por tonelada) es fuera de serie. Sin embargo, para extraerlo, se debe utilizar cianuro, un metal pesado, el cual arrastrado por el agua, produce daño a cultivos, animales y humanos. Esto pondría en peligro el equilibrio ecológico de la región, destruyendo la tradicional forma de vida y economía sustentable en el tiempo a cambio de unos pocos años de extracción del áureo metal, el cual no deja prácticamente ningún beneficio en la región ni en el país.
“Barrick se compromete a desarrollar al máximo la capacidad de sus empleados. Respeta y valora la capacidad de sus empleados. Respeta y valora a cada uno de ellos y mantiene los principios fundamentales en cuanto a los derechos humanos, la seguridad y la no discriminación en el lugar de trabajo”.
Extraído de la página oficial de Barrick en Internet .
“Se prohíbe dejar los jabones en el piso del baño. Se prohíbe arrojar papel higiénico en el inodoro. La persona que sea sorprendida será severamente sancionada.”
Cartel de la empresa en el campamento Rincón del Río.
Las reservas de oro ubicadas representan miles de millones de dólares (no es un error de imprenta) pero por regalías pagan un 3%. Si tenemos en cuenta las exenciones logradas por el lobby minero (no paga el impuesto al gasoil, ni a la importación de bienes, se le reintegra el IVA y un largo etcétera), les estamos subsidiando la explotación con el dinero público a una empresa privada extranjera. Resuenan las palabras de Carlos María de Alvear y su decreto de salida de metales preciosos sin restricción alguna, textualmente: “no queda otro recurso del Estado que el dejar estos artículos librados a la codicia del extranjero”.
Los pobladores de Iglesia protestaron como los de Esquél por el uso del cianuro. La minera presentó informes, luego donó computadoras y ambulancias pero ante la férrea oposición de los lugareños optó por distanciarse de la comunidad como ya lo hiciera en otros países. En Perú debieron pagar una millonaria suma como resarcimiento por la contaminación y efectos colaterales en la población. Obviamente el dinero no suple la vida humana ni las discapacidades. En Chile, agotados los yacimientos, dejaron contaminación y desempleo. En Iglesia se dieron varios hechos, incluso de violencia y amedrentamiento, hacia los manifestantes. Aun no se encontraron los culpables. Existe una campaña de desinformación y censura.
Los trabajadores de la Barrick son casi exclusivamente residentes de otras provincias y países, no se les permite sindicalizar y se los hace trabajar en un ambiente hostil todo el año, incluso en el frío invierno. Hace poco, 1200 de ellos quedaron varados en el yacimiento. Muchos accidentes han ocurrido, sumándose varias víctimas fatales.
En cuanto a la ecología y el cuidado del medio ambiente, se muestran gráficos e informes sobre la seguridad en lo concerniente al uso de cianuro. En realidad, la Barrick debió pagar una multa por contaminación, tienen varias denuncias (aunque ninguna de la probritánica Greenpeace), quieren avanzar sobre un Parque Provincial, del lado chileno van a trasladar miles de toneladas de hielo de unos glaciares de la zona de explotación y existiría aparentemente un túnel trasandino desconociéndose su utilidad, aunque esta se infiere.
El mineral será refinado en el exterior.
Quizás todos estos hechos, por lo menos dudosos y oscuros, son los que hacen que la Barrick restrinja el acceso a “su” yacimiento, al cual maneja de forma feudal. Las acciones de la Barrick cotizan con el símbolo ABX en las bolsas de Nueva York, Toronto, Londres y París, en cambio los pobladores de Iglesia y su tierra no interesan a la empresa ni a los accionistas de dicha empresa. Ante la situación, debemos reflexionar sobre las citas al comienzo de este artículo, si es que queremos ser una colonia tal cual planteaba Alvear o ponemos las cosas en su lugar y construimos una Patria digna como deseaba el gran San Martín. www.EcoPortal.net
* MARCELO SCANU
Secretario de Cultura de UPCN (unión personal civil de la nación) delegación ANSES
Texto extraído de http://mineria.ecoportal.net