Los discursos de “minería responsable y sustentable”, de trabajo para los pueblerinos, de conciencia ambiental y progreso para Andacollo formaron parte – y siguen siéndolo- del panorama discursivo del gobierno para ganarse el apoyo de la sociedad respecto a la actividad minera. Sin embargo, muchas cosas no cierran. La “Barrick Gold Corp.”, a traves de su subsidiaria “MAGSA” -”Andacollo Gold”- , diariamente extrae “oro” de cinco minas- Sofía, Erika, Julia, Roasario y El Peludo- enviándolo a Chile. El proyecto de la minera que opera en Andacollo hace 11 años es de tipo subterránea y de características polimetálicas, extrae oro y plata principalmente.
Si bien desde el Gobierno Nacional, Provincial y, obviamente, desde la propia empresa los discursos que invocan a la actividad minera como algo positivo se repiten, hay muchas cosas que no cierran.
El discurso del progreso
La incidencia económica que la firma -de capitales chilenos y canadienses- tiene en el lugar es muy fuerte: 280 trabajadores contratados. Incide en forma indirecta en diversas actividades económicas como estaciones de servicio, alquileres, hoteles, proveedores de alimentos, servicios mecánicos, entre otros. Además, la falta de trabajo en el pueblo origina la ansiedad de los jóvenes por tener una entrada económica, y es allí donde la minera ofrece un trabajo.
Esto produce que muchos jóvenes deserten de la escuela o incluso- los que ya egresaron de secundario- no planifiquen irse a estudiar, porque los tienta un sueldo de $ 2000 que los inserta en un mundo laboral transitorio y esclavizante. Son numerosos los jóvenes que son despedidos y contratados una y otra vez, sin denunciar ni reclamar la falta de estabilidad laboral.
La gente de Andacollo se ha vuelto en cierto modo dependiente de la firma, no la cuestiona y, en algunos casos, la defiende.
“Es muy importante también que el desarrollo minero vaya acompañado del crecimiento sustentable donde se hacen las inversiones. Es central, que el crecimiento de sus riquezas…(se) traslade al resto de los sectores y a las comunidades donde se hace la inversión; que la gente perciba que la minería trae progreso, trabajo, mejoramiento en la calidad de vida…”. Así anunciaba el plan minero Nacional, Néstor Kichner en 2004.
Los discursos a simple vista son muy pulcros, sin embargo van mucho más allá de lo explicito. Nuestros gobernantes -en beneficio de las poderosa Gold- intentan todo el tiempo imponer sus ideas implícitamente en los códigos culturales del pensamiento colectivo. En la actualidad la esencia de empresas como ésta no se reduce solo a la acumulación constante de riquezas sino que traspasa esa frontera para empezar a dominar la subjetividad los pueblerinos y ganar consenso. La circulación del discurso seductor de “la minería responsable y sustentable”, es moneda corriente.
El discurso de la conciencia ambiental
Las empresa que explotan un recursos “tan valioso” como es el oro, despliegan sus voces con frases como “protección del medio ambiente”, “desarrollo sustentable” para que no se haga visible la contaminación y el deterioro que una actividad de este tipo genera.
Algunos –pocos- vecinos vienen hace años cuestionando la contaminación del río por residuos tóxicos volcados por la empresa y la degradación de la región. La Subsecretaría de Medio Ambiente, la Dirección Provincial de Minería y Cormine respondieron con la instalación de una base de auditoría permanente de la explotación de los yacimientos minerales. Según el acuerdo, la Comisión de control tiene “la finalidad de salvaguardar el medio ambiente y lograr la certeza permanente de que la empresa lleva adelante la explotación de manera adecuada, así como monitorear el grado de avance de los trabajos de explotación”.
Sin embargo, la mayor parte del pueblo desconoce estudios que midan la contaminación que produce la explotación de los yacimientos auríferos. Nadie habla de las consecuencias o impacto que genera en el medio ambiente. Tampoco se dice nada sobre el derecho que se autoadjudicó en 2003 la empresa para desviar el curso del río Neuquén para el tratamiento del oro ni de las montañas enteras que se dinamitaron y se convirtieron en una encrucijada de caminos por donde transitan los enormes camiones.
Desde la empresa, si surge alguna queja, es aplacada con un discurso que invoque al cuidado del medio ambiente como un tema principal en las preocupaciones de quienes defienden estos proyectos. El director provincial de Minería del Neuquén, Carlos Portilla, señaló en su momento que la provincia adhiere a un “programa de fortalecimiento” porque se está en “consonancia con una política de muy fuerte contenido ambiental”.
Sin embargo resolver la crisis ecológica es incompatible con los gigantescos consorcios capitalistas. Según Andrés Dimitriu, miembro de la Asamblea Coordinadora Patagónica contra el Saqueo y la Contaminación, las empresas de esta categoría se vuelven operarios de un “genocidio social, ambiental y cultural”.
El discurso de la caridad
Sus discursos apelan a un interés por las necesidades y prioridades locales: “nuestras actividades crean prosperidad duradera en colaboración con gobiernos progresistas de todo el mundo ya sea construyendo escuelas, hospitales y caminos o financiando causas ambientales, albergues para mujeres o clubes deportivos”.
La gente de Andacollo recurre a la Gold para que le financie proyectos, los chicos que egresan piden colaboración para los viajes a Carlos Paz, el Centro de Educación Física le pide parte de los pasajes para salir a competir y así la mayoría se va dejando seducir por la “caritativa” Gold.
El poder de las mineras se agiganta al amparo de grandes beneficios del Estado Provincial y Nacional. Es peligroso creer que el Gobierno va a controlar la minería cuando ha puesto todos sus alcances políticos al servicio de la Gold.
Mientras tanto, a la noche en la zona, se “fugan” con las luces apagadas camiones llenos de minerales de las montañas neuquinas. Es importante aclarar que el oro se separa en Chile, de acá se llevan el material concentrado.
Mucha gente del lugar está convencida de que la Minera NO contamina porque así lo aseguró la Policía Minera.
“Si el plan A era (o es) ir extraer todo lo posible y retirarse antes de que la población se de cuenta –de semejante saqueo-, el plan “B” es la suma de las maniobras imaginables destinadas a ganar consenso, legalizar estas formas de enriquecerse, lograr obediencia y/o complicidad, publicitar sus objetivos como si fueran los de la sociedad”, sostiene Dimitriu. Sin un trabajo riguroso en la enunciación de discursos y en los modos de “comprar” voluntades, la realidad social local no podría ser controlada.
Por Anahí Ríos Lumini
Estudiante de Comunicación Social, propietaria del blog: El Puticlub de las Madalenas.
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