FAMATINA (De un enviado especial).- ¿Qué hay en Famatina para que grandes y poderosas mineras como la Barrick Gold hayan abandonado su proyecto de extracción de oro por obra y gracia de la presión popular? Según Ariel Luna, secretario de Gobernación de Famatina, “el secreto es la unión, la conciencia y la dignidad. Eso no se vende ni se compra”. En opinión de Marcelo Garrotto, líder social del corte de ruta, la explicación hay que buscarla en la antigüedad del pueblo. “Las familias tienen antepasados de 200, 300 y hasta 400 años atrás. Aquí muchos tenemos sangre diaguita, una tribu que le hizo frente a la invasión inca. Y el paisaje es parte de nosotros, defender el agua y el cerro es actuar en defensa propia.”
Gonzalo Strano, de Greenpeace, dice que la clave de la resistencia hay que buscarla en que “Famatina tiene mujeres muy valientes”. Y desde el gobierno de la provincia parecen coincidir, aunque con matices: la mayoría de las mujeres que forman parte del movimiento son “buenas chicas”, en palabras del gobernador Luis Beder Herrera, pero “algo trastornadas”. Tan trastornadas, que tendrían algo de brujas.
La cultura popular de Famatina le reserva un lugar de privilegio a la espiritualidad, tanto en su versión religiosa (la fiesta de San Nicolás es la mayor del pueblo) como en su muy extendido perfil de superstición sincrética.
Por eso, no pocos en estas calles le adjudican el poder de Luis Beder Herrera a un supuesto pacto con el “Viborón”, reptil proveniente de algún más allá que, a cambio de sangre humana, proporciona facultades extraordinarias a quien acuerda con él.
Siempre dentro de este marco, desde la Casa de Gobierno se ha acusado a Carina Díaz Moreno, Lucy Avila, Paula Dávila, Gabriela Romano y demás cabezas femeninas de la resistencia de practicar la brujería, razón que explicaría la dimensión nacional de una lucha que no se doblega.
Conscientes de la potencia de la acusación, las damas respondieron de acuerdo a la mala fama que se les pretende endilgar y arrojaron muñequitos vudú al patio de la gobernación. Los muñecos tenían el cuerpo aguijoneado con alfileres y entre los pinchazos asomaba la inconfundible cara de Beder Herrera. “Los policías no sabían cómo retirarlos del patio, porque creían que les iban a traer mala suerte”, dice ahora Gabriela, entre risas. En la batalla ultraterrena las mujeres de Famatina también llevan las de ganar.
Ariel Luna, secretario de Gobernación, opuesto al proyecto minero, también explica el porqué de una resistencia tan firme: “Estamos muy acompañados, no pensamos nunca que la protesta iba a tomar esta magnitud, sentimos el apoyo del pueblo riojano y de otras provincias vecinas”. Luna destaca, además, el papel de los medios. “Fue muy importante que los medios de Buenos Aires nacionalizaran el tema, porque los medios locales no se hacen eco de lo que de veras está ocurriendo”, dice.
-¿Cuál es el secreto por el cual un pueblo de 6300 habitantes pudo, en su momento, echar a la Barrick Gold, y ahora dé esta muestra de resistencia?
-La unión. La conciencia. La dignidad. Eso no se vende ni se compra. Y es fundamental que sigamos unidos día tras día, porque esto no termina hoy. Va a durar mucho tiempo. Ojalá los gobernantes entiendan el mensaje del pueblo