Compartimos el mensaje que la ASAMBLEA JÁCHAL NO SE TOCA le envió hace unos pocos días al Presidente Fernández. Hoy, Jáchal no tiene agua y han tenido que suspender las clases en 5 escuelas de la localidad de Huaco.

¡BASTA DE MEGAMINERÍA!

Jáchal, San Juan, 3 de marzo de 2020

Al sr Presidente de la Nación Argentina
Don Alberto Fernández

Cuando el cuidado del agua no es política de estado, el ministro de medioambiente termina siendo un lindo adorno de gobierno.

Da pena que nuestros funcionarios no le den importancia al único elemento que determina si un pueblo puede seguir existiendo o no en un lugar fijo. Desde que los Pueblos Originarios fueron concretando asentamientos estables, el agua fue el elemento que estipulaba dónde establecerse.

Las ciudades modernas nacieron en el lugar que podían asegurarse ese recurso vital. Los oasis cordilleranos como Jáchal o el gran San Juan surgieron a la vera de los ríos que llevan sus nombres, y en los mismos lugares dónde existían asentamientos indígenas desde hace 800 años.

Las cuencas hídricas, conformadas por el agua superficial y por el agua subterránea, de los ríos cordilleranos no son mágicas. Se recargan a partir de la nieve que cae en invierno en la Cordillera de Los Andes, y esa nieve, acumulada en invierno, luego se va derritiendo, aportando agua en los meses de verano, recargando ríos superficiales y acuíferos subterráneos. Cuando hay escases de nieve, los ríos cordilleranos no se secan porque aún existen glaciares y áreas periglaciales que siguen aportando agua para mantener un caudal mínimo que garantiza la provisión para que continúe la vida humana en esos lugares.

Si el Presidente Alberto Ángel Fernández, al mencionar el medioambiente en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, nuevamente no hizo mención a los glaciares ni a la ley que los protege, es porque tiene miopía de futuro. El gran problema de tener como política de estado la minería metalífera y del litio, sin respetar la ley de protección de glaciares ni la ley general del ambiente, y sin respetar el derecho de los pueblos a decidir sobre sus fuentes de agua, es que cuando solo haya agua contaminada o no haya agua, será muy tarde para esos pueblos y para la salud de sus pobladores.

Existen un montón de antecedentes de contaminación con metales pesados, el más conocido ocurrió en Minamata (Japón), en donde la población se estuvo contaminando con pequeñas dosis de mercurio por más de cuarenta años produciendo enfermedades mentales irreversibles. Los derrames mineros por lo general no matan en un instante, salvo desastres como el de Minas Gerais en Brasil en donde murieron más de 300 personas bajo el lodo minero que además contaminó kilómetros y kilómetros del río Paraopeba. En este río de Brasil, la concentración de hierro fue 100 veces mayor que la establecida por el Conama. La de aluminio, mil veces superior. Pero fue el mercurio, por su elevada toxicidad y persistencia en el ambiente, que dejó a los investigadores alarmados. Uno de los coordinadores del estudio, Carlos Eduardo de Rezende, de la UENF, destaca que el mercurio es uno de los peores contaminantes que existen, por provocar una especie de contaminación crónica. El antecedente más cercano lo tenemos en el río Jáchal, que con 15 derrames mineros de Veladero (solo tres reconocidos por la irresponsable canadiense Barrick Gold) sufrió un incremento respecto de sus valores normales de cinco mil por ciento de Mercurio, dieciocho mil por ciento de Manganeso y cincuenta mil por ciento de Aluminio.

Los derrames mineros generan contaminación crónica con metales pesados, como el mercurio, a toda la población que ingiere a través del agua o por los alimentos estos metales pesados (el mercurio tiene la capacidad de traspasar la cadena alimentaria, es decir, del agua pasa a las verduras y a los animales, y de ahí a las personas que consumen esas verduras o animales).

Sr. Presidente, usted se tragó el cuento sanjuanino que le vendieron Gioja, Hensel, Uñac y la Barrick. Por eso le pedimos por favor que se ponga los lentes apropiados para superar esa miopía de futuro, y dese cuenta que la minería metalífera, que pone en riesgo el agua de muchos argentinos, no es la solución, sino que agravará aún más la situación de cientos de poblaciones cordilleranas. Usted decide ¿ponerse del lado del Pueblo o del lado de las corporaciones mineras contaminantes? Usted elige ¿Ser Presidente de la Argentina o ser CEO de las multinacionales contaminantes?

Asamblea Jáchal No Se Toca.