Se realizó la presentación de la Estrategia Nacional de Hidrógeno, en CABA, el 12 de setiembre de 2023. La misma estuvo a cargo de: Cecilia Nicolini (secretaria de Cambio Climático de Nación), Arabela Carreras (gobernadora de Río Negro), Mercedes Marcó del Pont (secretaria de Asuntos Estratégicos de Nación), Gustavo Melella (gobernador de Tierra del Fuego AeIAS), y Flavia Royón (secretaria de Energía de Nación). Compartimos un análisis de la misma realizada por Leonardo Salgado.
Por: Leonardo Salgado
Publicación original: Rionegrosinmargen – Estrategia Nacional Hidrógeno
¡Al fin!
En un posteo anterior Rionegrosinmargen comenté que era ilógico presentar un proyecto de Ley de Hidrógeno —cosa que el gobierno nacional hizo en mayo de 2023— sin una Estrategia Nacional —con la que no contaba hasta esa fecha—: pues bien, ya está, ya la presentó, cuatro meses más tarde (el 12 de setiembre).
La elaboración de la Estrategia Nacional de Hidrógeno (ENH) estuvo a cargo de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de Nación (SAE), cargo que actualmente ocupa Mercedes Marcó del Pont.
Desde la SAE se conformó en febrero de 2023 una Mesa Intersectorial del Hidrógeno (MIH), y en ese marco es que se discutieron los términos del documento. (Puede considerarse un antecedente de esa MIH la Mesa Interministerial del Hidrógeno que se constituyó en 2021 en el seno del Consejo Económico y Social (CES) que coordinaba el funcionario que antecedió a Marcó del Pont: Gustavo Béliz.)
A la MIH se sentó un montón de gente. En la página 13 de la ENH se señala que «en la Mesa Intersectorial del Hidrógeno participaron alrededor de 70 representantes de más de 30 organizaciones, públicas y privadas, entre las cuales se encuentran los gobiernos de las provincias de Buenos Aires, Chubut, Neuquén, Rio Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur; además de los organismos e instituciones públicas como ENARGAS, INTI, CNEA, CEARE y CFI; y empresas con participación estatal, YPF Tecnología (Y-TEC), EPSE e INVAP. Del ámbito privado se destaca la participación de asociaciones empresarias de energías renovables, producción y consumo de hidrógeno y fabricación de bienes de capital, como el Consorcio H2ar y ADIMRA. Además contó con la participación de otros representantes del sector privado, académico y sindical por su anclaje en el Consejo Económico y Social.»
Un comentario con respecto a esto. Llama la atención que solo las provincias patagónicas hayan participado de la MIH, teniendo en cuenta las expectativas que otras provincias del país poseen con respecto a la producción de hidrógeno «de bajas emisiones», en especial el verde: Jujuy, Misiones y Santa Fe, por mencionar solo tres. ¿No fueron convocadas? ¿Se las convocó y decidieron no participar?
Por su parte, el proyecto de Ley de Hidrógeno fue elaborado en un ámbito menos amplio. En efecto, en la página 13 del PDF de la ENH se indica que aquel «fue elaborado por la Secretaría de Energía del Ministerio de Economía de la Nación junto a otras áreas del Poder Ejecutivo Nacional como la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Transporte y la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación; y contó con la participación de los gobiernos de las provincias de Río Negro y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.» (El resaltado es mío.)
Nuevamente: es llamativa la no inclusión de otras provincias en el proyecto de Ley de Hidrógeno, sobre todo las del norte y Cuyo, ya que en otra parte de la ENH (p. 14) se habla de las bondades del sol para la generación de fotovoltaica en esa parte del país, y del potencial aporte de la biomasa en la región del litoral. También es raro que no se considere a La Rioja como una provincia con recurso eólico (p. 15), ya que posee un parque eólico (Arauco) y un proyecto de hidrógeno verde en desarrollo. La inclusión solitaria de Río Negro y Tierra del Fuego, AeIAS, en la elaboración del proyecto de Ley de Hidrógeno podría tener que ver con en el hecho de que son las dos únicas provincias argentinas que cuentan con un plan estratégico u hoja de ruta, pero esto no es explicitado en ningún lado.
Yendo al documento
La ENH traza líneas de acción y metas a 2050 para la producción de hidrógeno «de bajas emisiones»: verde, azul y rosa. Repasemos, el verde es el obtenido a partir del agua vía electrólisis con electricidad renovable, el azul es el obtenido del gas natural con captura de las emisiones» de CO2, y el rosa es el obtenido mediante electricidad generada por un reactor nuclear.
Y hablando de reactores, ya en el arranque del documento de 72 páginas Marcó del Pont menciona al CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), un reactor nuclear que, se supone, puede ser aplicado a la producción del hidrógeno rosa (comentario: Dios mío, ya no saben cómo venderlo al CAREM).
Por su parte, la secretaria de Energía de la Nación Flavia Royón, sin menospreciar el rosa, se entusiasma con el azul: «Argentina tiene la posibilidad de apalancar la producción de hidrógeno azul a partir de sus vastos recursos gasíferos, reconvirtiendo la actual producción de hidrógeno gris hacia la producción de hidrógeno azul, con captura y almacenamiento de dióxido de carbono y medición de emisiones.» Flavia: ¿cómo se impulsará esa conversión? ¿Se obligará a las empresas a capturar el CO2? ¿Se las incentivará económicamente para hacerlo? ¿Se penalizará a las que no lo hagan? Esto no está dicho en el documento y creo que es importante.
Comentario: a esta altura, muy pocos se creen lo del hidrógeno azul. Cada vez es más claro que se trata de una estrategia de greenwashing las petroleras para no quedar al margen del festival de subsidios que los países opulentos están volcando al hidrógeno. Vaya un botón de muestra. Casi en forma simultánea con la presentación de la ENH, el Parlamento Europeo aprobó nuevas normas sobre hidrógeno que comprenden al verde y al rosa (este último color gracias a las presiones de Francia, potencia nuclear) pero excluyen al azul.[1] En Argentina, tanto el proyecto de Ley de Hidrógeno como la ENH consideran al verde y al rosa, pero también al azul. Lo que no pudo el lobby petrolero allá (incluir al azul como un hidrógeno bueno), lo pudo acá.
Dejo el azul y vuelvo sobre el rosa. Veo que no figura en el documento Resumen de resultados 2021[2] elaborado por el Consorcio H2ar, un grupo de empresas convocadas desde Y-TEC (YPF Tecnología, la empresa tecnológica conformada por YPF y el CONICET) para generar estrategias para promover la economía del hidrógeno. Es evidente que al hidrógeno rosa lo metió en el proyecto de ley de Hidrógeno y en la ENH gente ajena a Y-TEC, o sea gente ajena al lobby petrolero, o sea gente vinculada al lobby nuclear, seguramente funcionarios enamorados de la industria nuclear y de todo lo que ella representa.
Cuánto para nosotres
En el «Resumen de resultados» que figura en la página 5 de la ENH, se menciona que para el 2050 habrá una producción de 5MT (MT=millones de toneladas) anuales de hidrógeno «de bajas emisiones», de los cuales un 20% (1MT anuales) serán para el mercado local, y un 80% para exportación (los restantes 4MT anuales). Así, Argentina contribuirá, para ese año, con casi un 5% del mercado global del hidrógeno (4MT de las 85MT que se movilizarán anualmente a nivel global por barco: de las 500MT, las restantes 415MT serán para abastecer mercados de cercanía, p. 13).
Con respecto al mercado local de hidrógeno «de bajas emisiones», la proyección, según se menciona en la página 28 de la ENH, es producir 100.000 toneladas para 2035, 500.000 toneladas para 2045, y 1MT para 2050.
Como puede verse, lo destinado al mercado local es muy poquito con respecto al total, en línea con el Plan Nacional de Transición Energética elaborado por la Secretaría de Energía del Ministerio de Economía de la Nación. En este último documento se habla de una demanda local de hidrógeno «de bajas emisiones» para 2030 de apenas un 4 % (20 mil toneladas) de la producción total de hidrógeno proyectada para ese año (unas 500.000 toneladas, de las cuales 480.000 serán gris, es decir, hidrógeno obtenido del gas natural sin captura de CO2). Cabe destacar que la ENH menciona que, para 2030 se espera exportar hidrógeno «de bajas emisiones» por un total de 300.000 toneladas (ENH, p. 24). O sea: pudiendo descarbonizar gran parte de la producción de hidrógeno para esa fecha (un 60%, 300 de 500 mil toneladas), se prioriza la exportación. En este sentido, la ENH ratifica la orientación exportadora que el actual gobierno nacional pretende dar a esta industria.
No menos importante es el hecho de que la ENH no habla de abandonar el hidrógeno gris. En el párrafo de Flavia Royón que transcribí más arriba hay una pista con relación a esto en aquello de «reconvertir la actual producción de hidrógeno gris hacia la producción de hidrógeno azul», pero no más que eso. De hecho, podríamos llegar al 2050 sin «enverdecer» una sola molécula del gris que actualmente consumimos, con una producción anual de 400MT de gris, como hoy, o incluso más que eso, y 1MT de hidrógeno «de bajas emisiones», y aun así cumplir con las metas previstas en la ENH. Y esto porque no hay en todo el documento una estimación de la demanda de hidrógeno de cualquier color a 2050. Como comenté, esta demanda futura sí es estimada en el Plan Nacional de Transición Energética (500MT hacia 2030, de las cuales solo 20.000 toneladas serían «de bajas en emisiones»).
Cuánto para nosotres y de qué color
La ENH no menciona cuánto de las 5MT de hidrógeno «de bajas en emisiones» para 2050 corresponderán a hidrógeno verde, azul y rosa. La ENH pasa por alto este aspecto fundamental para conocer, en definitiva, cuántas fichas le pondrá nuestro país a cada uno de esos hidrógenos (olvidándonos por un momento que no sabemos qué onda con el gris).
Obviamente, tampoco se habla del color de hidrógeno «de bajas en emisiones» que nos tocará a nosotres. En la página 28 se menciona que «una porción de la demanda —ese millón de toneladas de hidrógeno «de bajas en emisiones» que consumiremos aquí— será cubierta con la producción local de hidrógeno azul». ¿Una porción de cuánto? ¿De un 5%? ¿De un 95%?
Seguramente la porción azul será importante, ya que una cosa es segura: el hidrógeno verde será siempre más caro que el azul. La ENH prevé que el verde podrá producirse a $USD 1,4 el kilo para 2050 (hoy el kilo estaría en $USD 2,8) y en Patagonia (en otros lugares seguramente será más caro); el azul podrá producirse a $USD 1,1 el kilo ya en 2030 (hoy estaría en $USD 1,5). Por supuesto, todo esto atado a los costos previstos de la electricidad renovable y del gas natural. (Visto esto, y pensando mal, podemos anticipar cómo se resolverá la ecuación: exportaremos el verde y nosotros nos fumaremos el azul, porque al azul difícilmente se lo podamos vender a alguien, seguramente no a los europeos.)
Qué raro que la ENH no mencione el costo del hidrógeno rosa, por lejos, el más costoso de todos los hidrógenos. Bah, en realidad tan raro no es, ya que ni saben todavía lo que les (nos) terminará costando el prototipo del CAREM que se construye en Lima, provincia de Buenos Aires: de $USD 1.000 millones para arriba, seguro.
Con respecto a esta duda sobre el tamaño de la porción de la demanda a cubrir con hidrógeno azul, la ENH dice que, si esas 5MT de hidrógeno fuesen verdes, es decir, si fuesen producidas mediante electrolisis, «esto implicaría instalar entre 6.000 y 8.000 aerogeneradores, ocupando una superficie de 11.000 km2, que equivale a 55 veces el área de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o la mitad de la superficie de provincias como Tucumán y Tierra del Fuego. En cuanto a la potencia necesaria de electrolizadores, equivale a 30.000 unidades de 1 MW, 10 veces la potencia instalada en la central hidroeléctrica Yacyretá.»[3] Es claro que desde la ENH se hace fuerza por el azul, sumando argumentos. No solo el azul será siempre más barato —y por ende más acorde a nuestros flacos bolsillos— sino que pretender producir esas 5MT anuales vía electrólisis sería una barrabasada. No habrá verde para todos y todas.
Si vamos al caso, también sería una barrabasada multiplicar por 11 la generación renovable, que es lo que la ENH indica que habría que hacer (p.5). En efecto, para producir todo el hidrógeno verde que se pretende para 2050 —una fracción no determinada de esas 5MT de hidrógeno «de bajas emisiones»— habría más que duplicar la generación eléctrica, y multiplicar por esa cifra la generación eléctrica a partir de fuentes renovables.
Vuelvo un rato al rosa
Comentario mío. Los pronucleares argumentan que la energía nuclear podría ser un buen complemento de las renovables, que podría actuar como energía de base confiable, garantizando la generación en ausencia de viento o sol. ¿Cómo piensan al hidrógeno los pronucleares?
En un posteo anterior Rionegrosinmargen escribí lo siguiente: «El hidrógeno en el que piensan los pronucleares no es una energía de rescate sino una forma de almacenar la electricidad nuclearmente generada cuando la nuclear deba ceder el paso a las renovables (prioridad de despacho siempre a las renovables). De esta manera, la central nuclear no se vería obligada a bajar la generación de electricidad sino que simplemente la derivaría hacia la producción de hidrógeno, que en este caso vendría a ser rosa.»[4]
Evidentemente, la ENH piensa en el hidrógeno nuclear pero no para esto: no apunta a adosar un electrolizador a una central nuclear de potencia en funcionamiento para hacer eso que comenté; lo que propone es producir hidrógeno rosa directamente a partir de reactores modulares de baja potencia CAREM. Nuevos, claro, porque hasta ahora no hay ninguno en uso. En todo el mundo: hay prototipos en distintas etapas de desarrollo, pero no más que eso. (Me animo a decir más; nadie sabe bien con qué fines se usarán los CAREM; siquiera si se usarán[5]). Aquí quizás esté la clave para entender aquello que consta en el proyecto de Ley de Hidrógeno, de incorporar al régimen de promoción al hidrógeno producido por centrales nucleares orientadas principalmente a ese objetivo. Reactores CAREM construidos principalmente para producir hidrógeno rosa. Locura por locura, locura al cuadrado.
Tecnología y empleo
La ENH habla de obtener el dominio de la tecnología de electrolizadores alcalinos hacia 2030 (p.36).
Malas noticias para Fortescue Future Industries, que confiaba en traer aquí sus electrolizadores PEM (Proton Exchange Membrane) construidos en su propio Green Energy Manufacturing Centre de Gladstone, Australia. Como el Estado nacional les impone arrancar con un componente nacional de 35% —según lo prescribe el proyecto de Ley de Hidrógeno—, y la apuesta nacional es avanzar por el lado de los electrolizadores alcalinos —cuyos componentes son más baratos y más accesibles, poseen mayor vida útil y otra serie de ventajas (aunque poseen sus desventajas, seguro)—, la cosa se les re complica.[6]
La ENH habla de que la nueva industria del hidrógeno generará 13.000 empleos hacia 2030 y 82.000 hacia 2050, de los cuales un 56% serán empleos directos y un 44% indirectos (p.40). (Se indica en la página 5 de la ENH que los más de 80 mil empleos son «calificados».) Contrasta esta cifra con la que se barajó aquí en Río Negro para el proyecto «Pampas» de la australiana Fortescue Future Industries. En su oportunidad se habló de 16.500 directos (un 33% del total) y de 50.000 puestos indirectos (un 77% del total) = 66.500. Alguien nos mintió, o pensaba regalar a lo loco empleos indirectos. (Dicho sea de paso: esos números, arrojados sin vergüenza a la cara de todes les rionegrines, revelarían que, para 2050, un solo proyecto de hidrógeno verde, el de Playas Doradas, concentraría el 82% de la totalidad de los empleos nacionales generados con el hidrógeno «de bajas emisiones»: verde + azul + rosa.)
Mala noticia para las comunidades costeras
La lectura de la ENH confirma algo que ya sabíamos: que la industria del hidrógeno, así como está pensada, generará un alto impacto sobre todo en la costa atlántica.
En la página 46, se señala que los proyectos para exportación deberían ubicarse en el sureste del país, o sea en la costa atlántica. Dando vuelta la página, en la 47, se dice que los proyectos para la demanda interna deberán ubicarse cerca de los centros de consumo, o sea que no habrá ninguno en la Patagonia. Todo lo que se produzca en la costa patagónica será todo for export, y saldrá al mundo a través de 2 a 5 puertos de aguas profundas (los dos seguros son Puerto Rosales y Punta Colorada, en Playas Doradas).
Obvio, cerca de los puertos estarán los electrolizadores, las plantas de producción de metanol (tóxico[7]) y amoníaco (re tóxico[8]), las plantas desaladoras (contaminantes por la salmuera que generan), etc. Y crucemos los dedos para que a nadie se le ocurra sembrar la costa atlántica de reactores nucleares CAREM para generar la muchísima cantidad de electricidad que hará falta para hacer todo eso, porque de esa forma estaríamos hechos (mierda, del todo).
Referencias:
[1] https://www.globalwitness.org/en/blog/new-eu-green-energy-rules-exclude-fossil-hydrogen/?utm_source=hootsuite&utm_medium=twitter_
[2] https://y-tec.com.ar/consorcio-h2ar/
[3] ENH, p. 31.
[4] https://rionegrosinmargen.blogspot.com/2022/03/tiene-futuro-la-nucleoelectricidad.html
[5] https://elpais.com/ciencia/las-cientificas-responden/2022-05-05/que-son-los-mini-reactores-nucleares.html
[6] https://4echile.cl/wp-content/uploads/2021/09/Produccion-y-costos-H2-GNA.pdf p. 45 y ss.
[7] https://quimica.ypf.com/assets/fichas/FDS-Metanol.pdf
[8] https://www.nj.gov/health/eoh/rtkweb/documents/fs/0084sp.pdf