En un momento tenso tomó la palabra para expresar con sus ojos llenos de lágrimas todo el sentimiento de angustia que vivió cuando paso por la casa de Don Isidro Railef y la vio toda destruida. “Era mi vecino cuando yo vivía por Chacay Oeste, y sentí mucho dolor al ver como los mineros destruyeron su casita y todas sus cosas, su aguada que era su orgullo está seca… Me baje a mirar como estaba todo derrumbado y me puse a llorar…”, expresó sintetizando el desarraigo, el cambio impensando y la desolación propia que puede traer el “progreso” ajeno.12/00/2010. La empresa “Argenta” cara visible de Panamerican Silver, se está quedando con la Meseta Central merced al cansancio de muchos pobladores que no están en condiciones de lidiar con una multinacional dispuesta “a todo”, como dicen muchos de los vecinos. Un buen número de propietarios de campos decidió la venta de la tierra, abandonando la zona y buscando otros rumbos y otra vida. Otros, terminaron rindiéndose ante el “acoso” de convivencia que fueron sintiendo y las grandes limitaciones que surgen para sostener la producción campera, a partir de la escasez de agua que se está sufriendo. Sea por lo que fuera, la peregrinación de amigos y vecinos se ha convertido en un simplificado pero sentido lamento social que lleva a la conclusión de cómo la empresa minera se va quedando con sus tierras, su pasado y sus formas de vida.
Así fue el caso –dicen- de Isidro Raile cuya casa y todo lo que tenía en pie está destruido. El campo de Sarmiento Santana –que asegura estar arrepentido de haber accedido a la propuesta de la empresa porque no solo le han hecho 540 pozos sino que todavía le deben 3 hectáreas más y no le han hecho su casa en el otro campo que le dieron- seguirá el mismo destino. Plan colonizador
Y a muchos, poco y nada sorprende que así sea. De hecho el año pasado, el periodista ambiental Luis Manuel Claps ya advertía sobre la cuestión del avasallamiento étnico y poblacional planeado en esa zona. En un interesante informe publicado en “Oro Sucio”, aborda el informe presentado por la empresa remarcando que este se autodenominó ´sin complejos´ “línea de base etnográfica”. En él se especifica que la cuestión indígena se reduce
a esto: “Los ritos aborígenes se han perdido. No se practican ceremonias religiosas tehuelches o mapuches. Aparentemente, solo un escaso porcentaje de los descendientes aborígenes reconocen públicamente su origen, aunque sus apellidos así lo demuestren”. Con estas palabras: perdido, escaso, pérdida, no poseen identidad manifiesta.
Delfina Retamar que desde hace unos años vive en Gan Gan porque con sus más de 80 años le cuesta andar por el campo, Pese a su dificultad para desplazarse, con sus “huesos a cuesta”, no quiso perderse la oportunidad de participar del encuentro de vecinos en “El Salitral”. En un momento tenso tomó la palabra para expresar con sus ojos llenos de lágrimas todo el sentimiento de angustia que vivió cuando paso por la casa de Don Isidro Railef y la vio toda destruida. “Era mi vecino cuando yo vivía por Chacay Oeste, y sentí mucho dolor al ver como los mineros destruyeron su casita y todas sus cosas, su aguada que era su orgullo está seca… Me baje a mirar como estaba todo derrumbado y me puse a llorar…”, expresó sintetizando el desarraigo, el cambio impensando y la desolación propia que puede traer el “progreso” ajeno.
“Lucho por el futuro de mis hijos”
Carmen, una vecina de Gan Gan dijo que están esperando a alguna autoridad de Medio Ambiente para que explique lo que la minera hará en la zona “pero hasta ahora nadie vino, no sabemos que pasará en la localidad porque si se hace la explotación con cianuro y a cielo
abierto, nosotros la agarramos de lleno porque toda la contaminación vendrá para la localidad”.
En tanto, Rita Bosoni dijo que ella no permitirá que nadie venga a tomar las tierras y que participa de las reuniones entre vecinos para defender los intereses de los pobladores que están siendo directamente “avasallados” por la minera.

