Aconquija, Catamarca, Argentina -02/10/07. La rotura del mineroducto es habitual. Los derrames del concentrado de cobre son imparables. Los mineros de La Alumbrera le pidieron socorro al INTI pero “sin publicidad”. Gigantescas fosas son el recurso para guardar transitoriamente la valiosa carga vertida por las roturas del ducto. El pueblo de Aconquija se cansó de tanta inexperiencia que incide en sus vidas y decidió impedir que las máquinas mineras construyan depósitos tóxicos y drenajes ácidos sobre sus viviendas. La respuesta no se hizo esperar y, como siempre ocurre, fue el gobierno quien justificó los incidentes que generó las transnacional minera. El departamento Policía Minera de la Provincia de Catamarca informó al intendente de Aconquija (Andalgalá) Juan Carlos Espinosa, que las obras que realiza Minera Alumbrera en Río del Campo y otros parajes, “tienen por objeto proporcionar mayor seguridad en los procedimientos operativos del mineroducto”. El gobierno expuso que “los piletones de drenaje son excavaciones en terrenos naturales, con membranas y techo metálico”, pero al mismo tiempo que habla de drenajes asegura que no habrá infiltraciones.
Por Javier Rodríguez Pardo

¿Y por qué ocurre esto?

A esta altura de la explotación de Bajo La Alumbrera salen a decir que “el concentrado que transporta el ducto no es un desecho de plantas, sino que es un concentrado de minerales, con dos fases, sólida y líquida, por tanto no es un contaminante en sí” (textual). La incredulidad de los oyentes, periodistas y público, le hizo corregir a los funcionarios que “si se rompiera un caño que transporta grandes volúmenes puede generarse algún grado de contaminación que dependerá de la demora en la aplicación del plan de emergencia”. Las piletas, sostienen la empresa y el gobierno, “es parte del plan de mantenimiento del mineroducto” y al mismo tiempo confiesan que “son reservorios”.

La realidad es otra. El concentrado contiene cobre, oro, plata, diversos minerales poli metálicos, que no es cosa de perderlos. Las piletas son efectivamente “reservorios” que recogerán los derrames que ocasionan las continuas roturas de un mineroducto de más de trescientos kilómetros de longitud por el que viaja el concentrado de cobre a alta presión. Y esto es así porque la empresa ya no sabe qué hacer para resolver las pérdidas de minerales, las denuncias y juicios por contaminación que involucra a tres estados provinciales (Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero), y la intervención de organismos de derechos humanos por el impacto social que esta actividad ocasiona.

Minera Alumbrera recurrió al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) con el objeto de estudiar el mineroducto y hallar una solución definitiva, pero la minera le advirtió a ese organismo que “existe un convenio de confidencialidad que les permite mantener en reserva las conclusiones y datos de dicho estudio.” Las autoridades del INTI no aceptaron esa exigencia y el resultado está a la vista: el ducto se seguirá rompiendo y el concentrado de cobre con la sopa química y los metales pesados irán a parar a piletones.

El pueblo de Aconquija cortó la ruta por donde deberán circular las máquinas que operan en esas excavaciones. El mineroducto se halla a menos de cuarenta pasos de las casas del “Barrio Veinticinco Viviendas” y un poco más abajo aparece la primera excavación. El contraste de las obras que acumularán drenajes ácidos, con los niños jugando sobre los montículos del ducto en el paradisíaco Cordón del Aconquija, a 2300 metros de altura, es una postal infrecuente que conmueve e indigna; pero la polución del polvo en suspensión provocado por la actividad minera en esas alturas es permanente. Una espesa neblina oculta las montañas de la Cordillera de los Andes, algo impensado hace quince años. En la ruta provincial 365, que une a Catamarca con Tucumán en las altas cumbres, varios centenares de vecinos de Aconquija se turnan para reforzar el corte que se mantiene con alambres de acero, bloques de piedra, vehículos cruzados antes del puente del río Pizavil, carteles que anuncian “basta de contaminación y de saqueo”, “no a la soberbia” “fuera La Alumbrera. No a la minería contaminante”, rodeando a una olla popular fogoneada en el centro del camino, mientras películas y charlas se suceden debajo de una gran carpa construida -diríamos- con ánimo de quedar definitiva. Del otro lado del puente, señales colocadas por la policía local advierten que el paso se halla interrumpido.

Días previos estuvimos en la Facultad de Humanidades de Catamarca, donde expusimos sobre las invasiones mineras que contaminan, destruyen y saquean. En Andalgalá planificamos nuestra inmediata actividad a sesenta kilómetros hacia la bellísima cima de Aconquija. Allí se produjo el corte de ruta. Los compañeros catamarqueños nos invitaron con el sigilo de quienes no desean coparticipar con grupúsculos de la politiquería que copta movimientos sociales. El corte de ruta es la respuesta de un pueblo de tres mil habitantes que ya estaba convencido de ese camino. Los catamarqueños saben que para combatir la minería de las transnacionales deben desprenderse de la mafia extractiva asociada a gobernantes espurios, y para ello exige, mediante movilizaciones y denuncias, el inmediato cierre de Bajo La Alumbrera y la expulsión de la empresa de Agua Rica. Para algunos una utopía, para muchos de nosotros se trata de intentarlo y, en una de esas, deja de ser parte del imaginario quimérico. Luchar contra La Alumbrera y Agua Rica es una realidad indiscutible.

Movimiento Antinuclear del Chubut (Mach), Red Nacional de Acción Ecologista (Renace), Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), machsepa21@yahoo.com.ar Tel. (011)1567485340