Una tragedia medioambiental ha golpeado severamente a una tranquila y hasta hace poco idílica región de Colorado, luego de que más de un millón de galones de aguas toxicas y ácidas –cargadas además con residuos de minerales pesados- fueron derramadas por error de una mina abandonada. El resultado fue que la marea tóxica se precipitó en el río Ánimas, tornando sus aguas de color amarillo-naranja y, con ello, fascinando y horrorizando a los habitantes del área de los condados San Juan y La Plata, al suroeste de Colorado.

Fuente: Pulso USA
De acuerdo al periódico local Durango Herald, las autoridades de la municipalidad de Durango decidieron suspender la extracción de agua del río para la agricultura y lo cerraron al público, no sin que antes se registraran unas curiosas pero a la vez aterradoras imágenes de kayaquistas flotando en un río amarillo cargado de desechos de minas muertas. El río Ánimas era un sito de recreación y actividades acuáticas, pero todo ello ha quedado cancelado hasta nuevo aviso.

Aún no está claro el nivel de toxicidad del derrame y qué tanto afectará a la población y a la flora y la fauna del entorno fluvial del río Ánimas, pero según el periódico Denver Post el derrame tóxico incluye grandes cantidades de metales como zinc, hierro, aluminio, cadmio y cobre. Autoridades citadas por el Durango Herald dicen que, aunque no se ha comprobado aún, la contaminación podría incluir también elementos altamente tóxicos como plomo, arsénico y mercurio.

Por añadidura, el desastre habría sido causado por trabajos que la propia Agencia de Protección ambiental (EPA) realizaba en la mina abandonada Gold King Mine, unas 55 millas al norte de Durango, cuando maquinaria pesada investigaba la presencia de contaminantes en esa mina. No se ha explicado a cabalidad qué pasó, pero la EPA consideró el derrame como algo inesperado, un error o accidente.

El derrame, además, continuará afectando áreas río abajo, pues el río Ánimas fluye hacia Nuevo México y es un tributario del río San Juan, el que a su vez es parte del sistema del río Colorado.

Con todo, las autoridades han reiterado a la población de Durango, en un comunicado, que el agua potable que llega a sus domicilios es segura para beber y que la fuente de ésta es el cercano río Florida, que no fue afectado por el derrame tóxico.

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Río abajo, comunidades se preparaban para la llegada de la marea tóxica. Por ejemplo, de acuerdo a la televisora KOAT, en la población de Farmington, Nuevo México, se esperaba este viernes comenzara a fluir las aguas tóxicas por el cauce del río Ánimas, y una situación similar continuará por días mientras el derrame prosigue su descenso. No es claro aún hasta dónde podrá llegar, pero es posible que al menos alcance en Nuevo México el más caudaloso río San Juan.

En enero de 2014, un derrame de sustancias químicas tóxicas contaminó el río Elk en West Virginia, dejando a unas 300,000 personas sin fuentes de agua potable. Fue una tragedia mayor que puso en serio peligro a las comunidades de la zona, si bien el derrame habría sido inicialmente de 7,500 galones y habría alcanzado los 48,000 galones. En el río Ánimas la cantidad de contaminantes vertida sería del orden de un millón de galones. Y aunque en un principio la toxicidad de la sustancia vertida en el Elk sería (a falta de datos suficientes) mucho más peligrosa que la que cayó en el Ánimas, aún es muy pronto para saberlo con cabal certidumbre.

Un año después del derrame en el Elk, aún permanecía la inquietud en la región, según narró National Geographic. Y el impacto en el área del Ánimas podría, también, ser duradero.

Sea como sea, en Durango, Colorado, y en el vecino Nuevo México las aguas se miran amarillas como la fiebre. Y el temor, la sorpresa y la indignación fluyen también con caudal impetuoso.